viernes, 27 de octubre de 2023

MARY AND MAX

Dir.: Adam Elliot
2009
88 min.

Película muy sentimental. Muy dramática. Muy efectista pero vaya si efectiva. Es la relación por correspondencia entre una niña en un pueblo de Australia y un hombre con Asperger que vive solo en la claustrofóbica Nueva York. Que vivan en las antípodas lo único que aporta es dificultad para verse en persona. Lo cierto es que la clase de problemas a los que se enfrenta la niña podría darse en cualquier pueblo lo suficientemente aislado.

Ambas vidas son enormemente deprimentes. A ratos el cúmulo de desgracias se hace pesado pero en general consigue que la depresión sea omnipresente. Comete el mismo delito que “Dogville”. El paralelismo con esta obra es evidente por la voz narradora. Esa forma de contar una serie de desgracias tan adultas con un tono tan dulce genera una incomodidad muy parecida en ambas películas. En este sentido encontramos también unos protagonistas que no actúan ante su adversidad. Este es en gran medida el asunto de la película. Que son personajes que se ven sobrepasados por su circunstancia. Pero igualmente genera una frustración en el espectador. Tan cerca de hacerlo bien pero siempre haciéndolo mal.

Ambos ambientes dan una depresión increíble. Nueva York ya lo habíamos visto muchas veces, el ejemplo más claro es “Taxi driver” pero el más semejante que se me ocurre (quizás sólo en estética) es el cómic “Contrato con Dios”. En este sentido se ha producido un fenómeno interesante: la gama cromática de “Contrato con Dios” corresponde a Australia pero el contenido pertenece al del mundo en blanco y negro. En cualquier caso, en ninguno de los dos mundos hay ningún ser que sea feliz.

Es bonito el uso del color. Es muy inteligente cómo cada vez que algo llega a Australia de Nueva York el color gris resalta tantísimo en ese mundo sepia. Era difícil conseguir un contraste con el Nueva York grisáceo y conseguir que fuera igual de deprimente. El resultado es excelente.

Los primeros planos que vemos son panorámicas de las maquetas donde se desarrolla toda la historia. La verdad es que es un mundo solitario pero bellísimo en cuanto a ejecución. Realmente retrata un mundo lleno de fealdad, pero cómo representa todo la película es hermoso.


viernes, 20 de octubre de 2023

ALEMANIA, AÑO CERO

Dir.: Roberto Rossellini
1948
74 min.

Unas interpretaciones demasiado teatralizadas para nuestros estándares actuales nos hacen mirar con escepticismo el apelativo de realismo italiano. Pero lo que tiene una dosis de realidad arramblante es ver una ciudad en ruinas. Todo el escenario es desolador y eso no hay forma de fingirlo. Esa ciudad desprende la miseria que se pretende plasmar en la película.

La copia que he visto tenía serias necesidades de una restauración. Como la cámara pasa tanto tiempo en la calle la película se expone a la luz natural que muchas veces evita que los negros lleguen a ser tan negros como debieran. Yo me sigo sorprendiendo al ver cinematografías más dignas que la estadounidense hacer absolutas peripecias con la cámara en esta década. Me gusta mucho que la cámara entre en cualquier rincón de esa ciudad.

La historia que cuenta es una auténtica penuria. Se muestra a los seguidores de Hitler tras su derrota. La frase más memorable al respecto es cuando un hombre está quitando escombros y dice Éramos nacional socialistas y ahora somos nazis. Lo cierto es que se ve un gran desconcierto en estas personas. Todo ello sintetiza en el niño protagonista. Tras hacer tropelías para ganarse el pan obedece una idea que tiene su origen en los discursos de Hitler. Los débiles deben dejar paso a los fuertes. Entonces lo que hace es envenenar a su padre.

Lo complejo del asunto es que la persona que le transmite esta idea se horripila al descubrir que el niño ha cometido parricidio. Es como si los nazis simplemente hubieran comprado el ideario sin haber llegado a reflexionar nunca en las consecuencias de esas ideas llevadas a la práctica. Ante tal abandono, lo único que le queda al niño es suicidarse. He de decir que esta escena del suicidio me resulta bastante poco interesante. Le quedan pocas salidas a este muchacho y el suicidio se barrunta algunos minutos antes de que acabe la película. Le vemos vagabundear por Berlín hasta que por fin se arroja al suelo. Pero son varios minutos sin apenas suspense. Para más inri tenemos que soportar a un niño hacer gestos de persona adulta atormentada. Ese primer plano del niño sentado en una escalera llevándose las manos a la cara abrumado por la situación es lamentable. Dejando esto a un lado, en ocasiones el deambular de este chico me ha recordado a Jean-Pierre Léaud en “Los cuatrocientos golpes”.

Hay un personaje muy turbio con un par de apariciones muy breves. Me refiero a un hombre de bata blanca que vive en un edificio burgués en el que se esconden muchos otros. La manera en la que acoge a los niños que se acercan a esa casa nos hace pensar que no les depara nada bueno. Mientras que este hombre aparece sólo a llevarse a los niños, el antiguo profesor del protagonista también tiene unas manos suficientemente atrevidas como para que oscurezca a este personaje.

Me gusta el momento en el que los estadounidenses realizan turismo en los lugares en los que ardieron los cuerpos de Eva Braun y Adolf Hitler. En cualquier otra narrativa habríamos acompañado sus carcajadas de manera sádica.


viernes, 13 de octubre de 2023

ARAÑA SAGRADA

Dir.: Ali Abbasi
2022
117 min.

Es bastante pornográfica. Con explicitud se nos obliga a despreciar al protagonista y con explicitud se da muerte al villano. Así todo el odio que hemos acumulado hacia él será visceralmente satisfecho al hacerle colgar de la horca. Incluso se fomenta el disfrute de la venganza al hacer creer al protagonista que se va a salvar. Cree que Dios está de su parte y que no permitirá que nada malo le suceda.

La primera prostituta a la que vemos asesinada yace en el suelo con los ojos inyectados en sangre tras haber muerto de asfixia. Y esto se superará con el asesinato y reasesinato de una mujer más fuerte de lo que este hombre se esperaba. Una mujer que ríe en el suelo con la cara ensangrentada y la mandíbula destrozada.

El argumento es bastante sencillo. Pero la situación que se nos muestra es tan indignante que vemos toda la historia sin pestañear. Hasta el momento de la detención la película apenas baja de intensidad. La luz de las calles es bastante artificial y abigarrada. Toda esta primera parte va como un tiro. Y el cénit es maravilloso. Rahimi, la protagonista interpretada por Zar Amir Ebrahimi es un personaje de gran decisión. Inteligente. No se deja llevar por una rebeldía estúpida ante un sistema tremendamente injusto pero que goza de gran apoyo popular. Me gusta su ligera irreverencia mostrando más cabello del que corresponde.

Resulta llamativa la confianza que tiene el hombre y su familia gracias al apoyo de las masas. Están convencidos de que en periodo electoral el poder no permitirá que una persona tan querida por la gente por limpiar las calles vaya a la cárcel. Creo que en general el equilibrio entre la repudia a las prostitutas y el cumplimiento de la ley por parte de las autoridades es bueno. Al poder judicial no le gusta que la prensa ande husmeando, pero no duda a la hora de imponerle varias penas de muerte. De igual modo el jefe de la policía repudia las actitudes de mujer moderna de Rahimi, pero acudirá a llevarse al sospechoso tras dar con su paradero. Y es que me temía que la película fuera una frustración constante en la que una burocracia excesivamente corrupta impusiera su moralidad a la pareja de protagonistas sin dejarles mucha más opción que observar y sufrir.

Me gusta que el detonante de su actividad delictiva sea lo decepcionante por su paso por la Guerra. Lamenta no ser un mártir y se decide a matar prostitutas por hacer un servicio a Dios. Me gusta que se muestre cómo el heroísmo bélico, cuando no se traduce en la gloriosa entrega que él esperaba, se convierte en frustración. También hay en juego una hombría. Cuando termina en la cárcel el hijo es el hombre de la casa. Se muestra orgulloso de la labor de su padre y, a pesar de ser inmaduro en todos los sentidos, parece henchido al relatar el modus operandi de su padre.


viernes, 6 de octubre de 2023

ADOPCIÓN

Dir.: Márta Mészáros
1975
89 min.

Es pequeña, pero lo que construye es bastante poderoso. La relación entre Anna y Kata es compleja, casi oscura y muy bonita de ver. Aunque se acompañan y se sirven mutuamente de motor, es una relación alejada de la sororidad buenista que vemos con frecuencia en el cine feminista. De hecho la conversación con la que inician su relación se da en casa de Kata. Ella mira por la ventana con melancolía, Anna se apoya en el marco de la ventana mirando hacia el interior de la casa. Una fotografía llena de grises intermedios permite que se vea perfectamente su rostro pero con gran oscuridad. Lo que la hace acercarse a Anna es puro interés propio y, por lo que oímos de su vida, nada nos hace sospechar que haya tenido interés por ninguna otra cosa.

El punto álgido de su enfrentamiento es aquel en el que Anna mete a su novio en casa de Kata a pesar de que ella se lo hubiera prohibido. Kata responde con su característica frialdad pero que en este punto podemos leer como sumisión. Friega, Anna le dice que su novio no puede salir en este momento y, cuando Kata llama a la puerta para pedirle su bata con displicencia Anna, soberbia, le abre la puerta desnuda. El personaje de Katalin Berek recuerda a los últimos personajes de Frances McDormand. Además de la edad, corte de pelo y un cierto parecido, tienen la misma frialdad al actuar.

Me ha gustado también cómo se consiguen elementos tan a foco y con apenas diferencia de profundidad se pierde el foco, pero no por ello se vuelven masas difusas de luz como ocurría en “Escondidos en Brujas”. Es un difuminado sutil, lo suficiente para marcar qué es el centro de la grabación.

Toda la estética de la película es muy moderna (o lo era en los 70). En particular los cortes de pelo de los niños del internado. Será por lo que se solía hacer en la URSS, pero me sorprende mucho oír esos acentos con esa estética. El contraste es mayor al ver que todo se desarrolla en un pueblo. Kata debe caminar por la tierra para llegar a su casa, se oyen gallos, lo poco que vemos del pueblo son casas rurales, pequeñas. Más sorprenderá el contraste con unas ideas totalmente anticuadas.

Los padres de Anna consientan a la boda con su novio. En ese momento el matrimonio se ve como una descarga para los padres. Tras una vida intentando deshacerse de ella, no es que a su padrastro le caiga bien el futuro marido: es que es la manera en la que puede desligarse de ella. De hecho le obliga a firmar que si alguna vez se separan, ella deberá vivir con su marido. Es un patriarcado en toda regla. Más grave es que la madre verdadera de Anna no llegue a opinar nunca acerca del matrimonio. Es casi una concesión del hombre que tiene su tutela al hombre que deberá hacerse cargo de ella. Resulta desolador ese plano casi final en el que están los amigos de Anna bailando en una celebración modesta, casi decadente, saxofón y acordeones con melodía repetitiva, festiva y simple. Ahí tiene su primera discusión del matrimonio, su marido deja la sala y ella se queda llorando en un rincón. Ahí tiene el matrimonio que tanto ansiaba y del que tiene no fácil salida.

Me gustan los dos directores del orfanato, ambos serán invitados a la boda de Anna. Sin ser particularmente cariñosos, mantienen una preocupación por los niños que cuidan y les desean lo mejor. Quedará como una preocupación insuficiente al ver los esfuerzos que Kata hace por Anna. Aquí vemos las pulsiones de quien quiere ser madre: busca cuidar de alguien. Y es algo que no puede hacer con su amante, porque ya tiene una esposa que se encarga de eso. La relación que tienen estos dos también me gusta mucho. Tomando decisiones calmadas. Entendiendo ella las traiciones de él. Interesado pero no malvado.