viernes, 28 de febrero de 2020

LOST IN TRANSLATION

Dir.: Sofia Coppola
2003
105 min.

Ha terminado la peli sin saber qué historia me han contado. Bill Murray hace que ningún drama termine de funcionar. Cualquier situación en la que haya que sentir lástima por él se arruina. Todas sus desgracias resultan cómicas al ver su cara de desesperación. Con esto quiero decir que, sobre todo la primera parte de la peli es bastante divertida. La sección de pura amistad entre los dos protagonistas.

Es interesante la relación de los dos personajes de amistad. Ambos están solos y solo se tienen el uno al otro. Por otra parte, Bill Murray tratando a Scarlet como una especie de mentor… Bill Murray consigue que el papel típico de un chico que es gracioso con una chica sea más tragable e incluso divertido para el espectador. Lo que no hay Dios que soporte es la búsqueda desesperada por la chica. ¿Qué relación me están vendiendo ahí? ¿Una suerte de enamoramiento amistoso? ¿Cuántas veces necesitan despedirse?

Otra cosa que a veces está tratada bien y otras no tanto es la visión de Japón como un lugar muy distinto y que eso cause gracia. ¡Qué raros son ja, ja, qué gracioso! Otras veces sí que muestra un ambiente completamente urbano, sin sitio apenas para las personas. También se trata bien el asunto cuando se muestra a Bill acosado por la compañía japonesa y con ganas de escapar del lugar. Ahí está mostrado un Japón casi atractivo para el espectador.

El resumen, una bastante buena primera parte y en su segunda parte, sin perder en forma, el argumento se me escapa un poco.


viernes, 21 de febrero de 2020

EN TERRENO VEDADO (BROKEBACK MOUNTAIN)

Dir.: Ang Lee
2005
134 min.

Película de temática gay. Entre dos pastores en las montañas de Wyoming. Sin conocer nada más del argumento de la película, ya suponía que la historia sería trágica. Todas las películas de este estilo tienen una tendencia a evitar que la historia se desarrolle con cierta naturalidad. Es como si la represión de la sociedad no fuera suficiente para generar una buena historia y un creados de historias, posiblemente heterosexual, quisiera darle más trama.

La película es larga y se desarrolla a lo largo de 20 años. La historia sigue la típica estructura de mostrar una situación idílica durante los primeros 25 minutos y después contar la imposibilidad de volver a ese estado. Es una película que acaba mal. Este mal final dura 100 minutos. El primer idilio resulta un poco forzado. Para darle un cierto atractivo extraño a los protagonistas son tipos duros, con traumas con sus familias. Tienen una especie de derrotismo muy poco verosímil para su corta edad. Además hacen ruidos constantemente con la garganta como casi sexagenarios.

Pasan muchas cosas y todas ellas muy rápido. Las escenas son cortísimas. Lo cual es lógico cuando se quiere contar tantas de ellas. Este ritmo picado lleva consigo una poquísima implicación de la cámara en lo que se narra. Todo resulta distante y es muy raro que una escena consiga toda la carga emocional que pretende. Pasada alrededor de media hora, la mujer de Ennis (Ledger) descubre la relación extramatrimonial de su marido y hace un drama de ello. No tanto por la infidelidad sino porque sea con un hombre. Son los años 60, es una reacción lógica. Sin embargo, la película ha normalizado tanto la relación que nos sorprende que en el universo que retrata la película pueda haber alguien a quien la homosexualidad le parezca mal.

La falta de implicación de la película tiene su más catastrófica consecuencia en la escena de la muerte de Jack. Su muerte se narra en muy poco tiempo. Tanto Ennis como la viuda lloran. Han empezado a llorar en apenas un par de minutos. No es necesario que todas las tragedias en el cine se narren como el final de “Paris, Texas”, pero el tiempo y el reposo son recursos que están al alcance de cualquier narrador.

El personaje de Ennis da un poco de tirria. Está igual de enamorado de Jack pero tiene muchas más reticencias que él. Esto nos deja momentos lamentables como cuando les despiden y él se enfada por no ver a su amado. Sin embargo camufla este dolor diciendo que se enfada por perder su trabajo. Es ridículo. No digo ridícula su reacción, sino la ingenuidad de Jack. A lo largo de toda la peli, este personaje se comporta como un capullo y todas sus decisiones se justifican con lo enamoradísimo que está. En particular trata a su mujer de forma lamentable. En este sentido, la película la trata como un objeto. Nunca son importantes sus sentimientos, ella no es más que un saco de boxeo para Ennis.

Ennis y otro personaje secundario son homosexuales, pero lo son en una suerte de misoginia. El “irse a pescar” de los dos protagonistas no es más que el deseo de los hombres americanos que vemos en los realities de tener “una guarida” en el sótano de su casa.


viernes, 14 de febrero de 2020

PARIS, TEXAS

Dir.: Wim Wenders
1984
144 min.

Una película volcada entera para unas pocas escenas. En concreto las dos conversaciones de Travis con la madre de su hijo. Son dos escenas bastante arriesgadas porque son muy largas, sin música llamativa (de hecho, la guitarra entra sin que apenas nos demos cuenta) y aun así se mantienen muy bien. El cambio de expresiones de ambos actores de una conversación normal a una historia desgarradora es magnífico. Las escenas en la cabina tienen unos planos de Travis bastante desgarradores ya que vemos una elegante cabina, pero cuando sabemos qué ve la chica sólo ve una falsa pared: un mundo hostil.

La última escena cuando conocemos el pasado terrible de Travis es muy interesante para el espectador. Lleva dos horas encariñándose con ese hombre perdido en la vida que quiere recuperar a la mujer a la que ama. Cuando descubrimos que es un maltratador la película lo cuenta crudamente, sin hacerle ninguna redención absurda. Por otro lado él es muy consciente de su posición. No pide en ningún momento volver con su amada, ni siquiera le da la oportunidad. Sabe que ha sido malo y que debe pagar la pena. Todo ello pese a que ahora es una buena persona y nos ha demostrado durante toda la peli que es bueno.

Muy buen detalle que el hijo representa al propio Travis de niño. Su madre francesa y su abuela que su abuelo siempre dijo que era de París (haciendo un juego de palabras geográfico). A pesar de que es una película larga es tan fuerte la historia que cuenta que no puede dejar indiferente ninguna escena.

Los primeros planos son magníficos, ese hombre deambulando en traje por el desierto, muriendo de sed, comiendo hielos… La última vez que le vez que le vemos en el desierto lanza una mirada a los cables de tensión eléctrica depositando en ellos todas sus esperanzas de llegar a una civilización.

La película habla de depositar sueños en esa parcela, que nunca ha visto. Recuperar su familia, que solo es eso: un lugar al que pertenecer. Pero después de 4 años no queda nada en ese lugar. Bastante triste. Se agradece que no haya un epílogo absurdo después del prodigio de la conversación.

Hay algo mágico en esta película. Es algo archiconocido: su música. De hecho tiene a la música como carta de presentación. Lo primero que vemos es a Harry Dean Stanton sin nada vagando por el desierto y así es la música. Muy vacía. Desértica y cruda. La magia es que ese mismo abandono que expresa al principio poco a poco se transforma en la música acogedora que evoca los años en los que existía una familia feliz. El momento culminante es la canción que hace Harry Dean Stanton con un español terrible. Y esta es la magia. Es muy fácil imaginar esta canción en la peli cuando la oímos, sin embargo nunca cantan en la película. Sólo oímos una versión instrumental, pero nos enamoramos tan fuerte de Travis que le concedemos lo que sea.


viernes, 7 de febrero de 2020

VIVIR SU VIDA

Dir.: Jean-Luc Godard
1962
83 min.

Hoy en día la expresión está en desuso, pero supongo que Godard es lo que durante mucho tiempo se llamó cineasta de “arte y ensayo”. Claramente, esta película era un ensayo.

La película es pura forma. Trata los asuntos que tanto le interesan a Godard acerca de la comunicación. En esta película se habla un montón y, muchas veces de cosas que nos dan completamente igual. Hay una conversación muy larga con un filósofo cuya tesis principal es que hablar es pensar. Un mensaje que no significa nada y que para explicarlo se dicen un montón de palabras. Es fácil imaginarse a Godard escribiendo esta escena después haber pasado toda la tarde leyendo a Herman Hesse.

La trama de la película es la de una chica de típica belleza francesa que quiere ser actriz y que descubre que puede ganar mucho más dinero siendo prostituta. En ningún momento parece una mujer que se vea forzada a estar en esa situación. Elige el oficio con libertad y es informada en una maravillosa escena de todo lo que conlleva el trabajo. Las escenas donde la vemos tratar con los clientes es lo más interesante de la película. En cualquier caso, tenemos la sensación continua de que es una chica acomodada que juega a tener oficios que, por su posición, no la corresponden. Va siempre perfectamente vestida, maquillada y peinada.

Por lo demás hay poco más reseñable. En cierto momento entra al cine a ver la película danesa “La pasión de Juana de Arco”. Antes de la escena final la película se vuelve muda. Entendemos que va a haber alguna clase de sacrificio. Lo que ocurre es que su proxeneta la vende a otro hombre. Esto en principio no es esperable en absoluto. Nunca hemos visto que la relación entre la protagonista y su proxeneta sea de posesión. Ella nunca se ha visto descontenta. En apenas un minuto el intercambio se vuelve enormemente mafioso y termina en un tiroteo donde ella muere. Dada la poca intensidad de toda la película, este giro de los acontecimientos llama la atención. Pero este plano no es suficiente para soportar todo el peso de la película.