viernes, 26 de febrero de 2021

PEPPERMINT FRAPPÉ

Dir.: Carlos Saura
1967
92 min.

Lo increíble de esta película es su década y su nacionalidad. Hay elementos que no nos esperamos en el cine español y hay una sexualidad, rabiosa, que no nos esperamos en la España franquista.

Julián, interpretado por José Luis López Vázquez, vive una sexualidad reprimida. Sus únicos objetos de deseo son las mujeres de revistas, que colecciona. Para él las mujeres deben seguir ese prototipo. Así cuando su enfermera le dice: pero sus piernas parecen perchas él contesta como debe ser. Cuando encuentra una mujer casquivana la admira y la desea como un enfermo. No es capaz de pensar en otra cosa. Se esfuerza entonces en convertir a su enfermera en la mujer que él desea.

Aquí se complica aún más el juego. Julián está convencido de que la mujer a la que desea ya la había visto hacía años en una tamborrada de Calanda. Esto es rotundamente falso. Él sólo es capaz de enamorarse de esa idealización de la mujer. Se ha enamorado de esa imagen y cada mujer que la encarne será su objeto de deseo. El tambor que truena con su agitación es el símbolo de su excitación.

La película está rozando la sexualidad continuamente. Julián enseña a su enfermera una máquina para hacer ejercicio que simula unos remos. Esta máquina está delante de un espejo. Su enfermera comienza a hacer el ejercicio. La cámara entonces empieza a evitar el espejo, haciendo que el espectador pueda imaginar lo que ese espejo reflejará debajo de su falda.

Por otro lado en la contienda que la película nos hace creer que existe entre Julián y Pablo para seducir a Elena hay un juego de meter un palo en un agujero de un muñeco. Pablo falla y Julián atina. La película nos convence de forma muy tramposa de que Julián va a terminar con Elena. De hecho la película ha cimentado esta idea haciendo que Elena y Pablo estén casados pero no por la Iglesia. De manera que sería un argumento que la censura habría permitido. De igual forma hay un momento de la noche en el que Julián no puede dormir y Pablo y Elena acaban de irse a la cama. A Julián le viene a la memoria el recuerdo de una niña con un saltador. Así el muelle de éste hace las veces del somier de la cama con los dos novios.

El personaje de Elena, por Chaplin, es una maravilla. Es una mujer cuyos únicos intereses son corretear, beber, bailar y los hombres. La música que suena mientras ella baila es una auténtica rareza en el cine Español. Es una maravilla su imagen con las gafas de lupa para poder maquillarse adecuadamente. Desde muy al principio de la película se la clasifica como demonio en la cruz de piedra de Cuenca. La forma en la que aparece con el tambor en el Puente de San Pablo, con la hoz a oscuras, a contraluz con los faros de un coche… Verla bailar de forma explosiva mientras Julián se mueve como un muñeco de gigantes y cabezudos. El liguero asomando por debajo de una sotana negra y corta…

Sonoramente es una delicia. Tiene multitud de recursos. El órgano psicodélico que suena mientras Julián revela las fotos en su estudio. La escena del estudio tiene un poco de todo. Luces rojas, negativos… esa idolatría a Elena. En esta línea tenemos también el diálogo entre Julián y Elena delante de un Zóbel, siluetados, en una sala negra. La habitación que él tiene en el antiguo balneario sigue una estética muy propia de su década. Asombra ver una escalera con una alfombra roja expresamente para asomarse por una ventana.

Julián es una maravilla de personaje. Un ser absolutamente enfermo, obsesivo, que no tiene una palabra para una mujer que no sea acerca de su físico. Que abiertamente quiere convertir a una mujer en lo que él espera conseguir. ¿Para quién te arreglas? Para la gente o para mí. Esos ojos que le pone a Elena, como si fuera un inocente, casi como los de Groucho.

En cuanto a Cuenca sorprende verla así. La ciudad baja con tejados hundidos. La subida al Parador sin asfaltar, con un trozo de muralla que hoy no se mantiene… Lo cierto es que tal dosis de modernidad no lo soporta la ciudad de ninguna manera, pero precisamente eso es lo que hace las imágenes de la hoz del Júcar tan poderosas. Aunque sea una ciudad tan poco moderna, sus edificios altos la hacen parecer imponente.


viernes, 19 de febrero de 2021

EL CABALLO DE TURÍN

Dir.: Béla Tarr
2011
146 min.

Es una película que lleva al límite de la paciencia al espectador. Me ha aburrido. Pero no tanto como sus dos horas y media podrían haberlo hecho. De hecho, la primera mitad de la película provoca más bien impaciencia por que ocurra algo. Según se acerca el final, observas abnegado que no va a ocurrir nada.

No me parece de recibo que la máxima tensión que aparezca en la película sea ver si una mujer se come una patata o no. Los momentos de la comida son muy desasosegantes, el hombre se abrasa intentando comer su patata lo más rápido posible y ella la come lentamente y nunca la termina. ¡Su única comida diaria es una patata y ni siquiera entera!

El primer plano del caballo tirando de la carreta con el viento nos da una música horriblemente disonante, nos da el viento y nos informa de que los planos largos serán una constante. Ahora vemos cómo una vida que parece el infierno y que no puede ir a peor, va consumiéndose. Pero para ello el espectador tiene que esperar mucho.

Es muy desasosegante el final y muy llamativos los cambios del silencio de la casa con respecto al estruendo del exterior. Casi es decepcionante que en el final no ocurra nada muy reseñable. Todo va enfocado a un apocalipsis que ha llegado a la casa también. Parece que tendrán un final trágico. Realmente esa tensión no se libera en ningún momento. Solo vuelve a haber una última comida con patatas sin cocer.


viernes, 12 de febrero de 2021

CUANDO PASAN LAS CIGÜEÑAS

Dir.: Mikhail Kalatozov
1957
94 min.

Soberbia película propagandística. Película belicista alejada del heroísmo irritante estadounidense. La guerra con su crudeza y el soldado como un trabajador al servicio del Estado. No lucha por ideales, lucha por la URSS. Así cuando el protagonista muere no recibe glorificación. A la protagonista se le muere su prometido y la imagen que hay para ella es de cigüeñas cruzando Moscú: un futuro mejor.

Cuenta las penurias de la guerra enfocándose en quienes no han ido al frente. La protagonista es una chica que se acaba de prometer y cuyo marido va al frente. Su cuñado, enamorado de ella, no va a la guerra. Él es pianista y dice que a los que son brillantes no los llevan a la guerra. El hermano que sí ha ido a luchar es ingeniero en una fábrica. Más adelante descubrimos que el hermano pianista ha pedido a espaldas de su familia sucesivos permisos para no ir a luchar. Aquí se produce una dialéctica entre los dos hermanos, quien está al servicio del Estado y quien prefiere sentirse especial por ser música y con derecho a quedarse fuera del fuego.

El drama que se presenta es el de la chica, que no ha sido capaz de esperar a su prometido. Es bonito que cuando sueñan con el día de su boda mencionan el registro civil. Sin saber ella si está muerto o no, se casa con el pianista. Esta muerte es una maravilla. Giran los árboles entre los que muere, se escuchan gritos de socorro y se superponen imágenes de la boda de su prometida. Se trae a colación un plano virtuosísimo que hemos visto al principio de la película. En la secuencia que narra su enamoramiento él persigue a ella subiendo las escaleras de su casa. Es inexplicable cómo sube la cámara mientras gira. Es un plano perfecto.

Uno de los componentes que más protagonismo tiene son los bombardeos aéreos sobre las ciudades rusas. La gente se va corriendo al metro. Uno de esos bombardeos derruye la casa de ella. Mientras los bomberos salvan a tantas personas como pueden ella sube las escaleras del edificio en llamas. Apenas queda nada de la estructura del edificio. La escalera y la puerta de casa de sus padres, cuando la abre no queda nada, sólo un reloj de péndulo. La imagen del bombero persiguiéndola es una maravilla. La llama loca mientras la ve subir y cuando comprende todo su rostro cambia radicalmente.

El otro bombardeo magno es en el que el pianista se declara a ella. Él insiste en que vayan al metro a resguardarse, pero ella está demasiado deprimida por la posible muerte de su prometido. Las sirenas son atronadoras, él abre la tapa del piano para que se oigan los estridentes acordes rusos, vienen los motores de avión, sonido de artillería, gritos, niets, cristales rotos, luces que centellean, bofetadas que ella le propina, el rostro de él severísimo, golpes… Una maravilla.

El suegro de ella es médico; ella es enfermera. En el hospital, atiborrado de heridos de guerra, un hombre tiene un ataque de nervios al enterarse de que su mujer ha contraído matrimonio mientras él estaba en el frente. Entonces el médico, alentando el espíritu nacional y pacificando el hospital, suelta un discurso acerca de que una mujer que no ha sido capaz de esperar merece lo peor. Y que, de hecho, ya tiene lo peor porque está con un hombre que prefirió evitar la guerra antes que defender a su país. Este es un mensaje arrollador para ella. Se produce un juego interesante porque cuando se enrolla con el hermano ella desea que el prometido esté muerto para no cometer una infidelidad, pero cuando llega el tren después de terminada la guerra desea que milagrosamente aparezca su amado.

Hay elementos que resultan enormemente rusos como el pequeño busto de Lenin que tiene el ingeniero en su mesa. También cuando se enteran de que debe ir a luchar se ponen a brindar. Brindan con alcohol del botiquín diluido en agua.


viernes, 5 de febrero de 2021

LA BATALLA DE ARGEL

Dir.: Gillo Pontecorvo
1966
120 min.

La película se estrena en un momento magnífico para el izquierdismo, los años 60. Los sentimientos anticoloniales se explotan con maestría en esta película. Se asume la violencia. No me refiero a la lucha contra el invasor que podría ser Francia en Argel. Me refiero a que se asume que la sociedad es violenta. Aquí ocurre el juego en el que los Estados democráticos deben cuidarse de usar la violencia justa contra un pueblo que no considera suyos esos valores. Ellos no tienen que dar cuentas a ningún medio de comunicación. La modernidad del Estado francés contrasta con que en una cárcel en la década de 1950 aún se ejecute con la guillotina.

La fotografía es dura, el grano es fuerte, el montaje se corta en ocasiones abruptamente, los zooms son brutos… Es una maravilla. El sonido por supuesto satura con muchísima facilidad. Esto sirve a los disparos y explosiones, pero también a los tambores de la banda sonora. Quien más beneficiado se ve con este sonido son los gritos de las mujeres. Todo el gueto árabe suena casi como el monolito de “2001”.

Las escenas de violencia a ratos son muy naifes pero otros son impresionantes. Los muertos en las explosiones caen de una manera muy poco creíble. Esta carencia la palia el montaje en los tiroteos contra los policías. Esas escenas son magníficas, las pistolas salen de donde menos te lo esperas. La escena con los tanques disolviendo la manifestación es impresionante. El despliegue de extras es enorme. En general la guerrilla urbana es impresionante. Esas calles estrechísimas, llenas de escalones, una ventaja clara para los autóctonos frente a los europeos. Las casas, muchas derruidas, todas con terrazas en el tejado desde donde observan los militares. La arquitectura interior es imposible, con escaleras laberínticas y muros blancos.

Es fácil detestar a Francia en esta película. Principalmente por la cimentación de su capitalismo gracias a su colonialismo. Nos hierve la sangre al ver la comparativa del barrio protagonista con lo que ellos llaman el barrio europeo. Se deja pasar a los franceses europeos en los controles policiales. En mitad de una huelga larga se saca a la fuerza a los obreros del barrio para que trabajen para los franceses.

El tratamiento de los paracaidistas franceses es muy virtuoso. Lo primero que vemos de ellos es un desfile de bienvenida. La típica imagen asquerosa de traje de camuflaje, pantalones por dentro de las botas y cinturones ajustados. Vítores en la calle. Cuello anchísimo del teniente coronel. Nos esperamos a un ser sádico. Lo que recibimos es un hombre tremendamente inteligente y prudente. No mata sin necesidad, no se exalta cuando logra a sus prisioneros. Digamos que cumple su trabajo sin tacha. Pues aún así le odiamos. Supongo que esto pone de manifiesto el asco intrínseco de las fuerzas del orden.

Resulta curioso que no se trate mucho la ideología de las fuerzas opositoras. Al principio se nos cuenta que son un grupo religioso y no se vuelve a hablar más de esto. Supongo que si se rasca en su plan político, nos tendríamos que poner en su contra. No se promete una tierra libre. Nos sonaría muy extraño el islamismo prometiendo libertad.

Hay un par de escenas de rabiosa actualidad. Cuando el ejército de paracaidistas captura a una de las cabezas de FLN, se organiza una rueda de prensa para él. Los periodistas preguntan acerca de lo que ha hecho, claro, pero él siempre responde acerca del napalm y de lo malo que es el colonialismo. Se dice dadnos aviones y os daremos los cestos con los que ponemos las bombas. En otra rueda de prensa el teniente coronel rebela contra quienes llaman fascistas a los militares franceses en Argelia. De hecho él luchó contra los nazis en la resistencia francesa.