viernes, 28 de enero de 2022

EL PIRATA

Dir.: Vincente Minnelli
1948
102 min.

Ver un donjuán presuntamente español bailar de esa manera es insostenible. Más aún cuando el baile en “Niña” tiene fuerte inspiración flamenca. Toda la fuerza de las pisadas y de los movimientos flamencos no se vislumbran en las ligeras piruetas de Gene Kelly. Este mismo pecado le ocurre a la música. Se arranca un tambor de marcado ritmo de bolero que pronto se pierde entre las jazzísticas trompetas americanas. En resumen no nos creemos nunca la hispanidad de ningún personaje.

Más grave me parece la frase del protagonista en la que le explica a Judy Garland que en otras tierras la gente se casa por amor. Es de risa que haya tenido que salir de la tierra que inventó el personaje de donjuán para descubrir el romanticismo.

Digamos que en general la película funciona. La trama no tanto. Me gusta la sonoridad de los gritos de Macoco. No me gusta tanto que un pirata tan temido y tan fiero no sea capaz de luchar contra un grupo de actores de feria. Se asegura que el hombre con el que se va a casar Judy Garland fue pirata. Pero es algo que nunca vemos demostrado. Es difícil hacer algo así cuando se ha dedicado un número a estilizar la figura del pirata y quieres que Pedro Vargas sea un personaje malvado. Es aburrido cómo el cine americano no se permite ni un ápice de estética al pirata real.

El número en el que Judy Garland fantasea con Gene Kelly vestido de pirata funciona muy bien. Se asume totalmente teatral. El foco que ilumina al bailarín tiene forma de estrella y su propia sombra se proyecta en la lona que hace de cielo. Pero hay algunas apuestas fuertes por el cine. Me refiero al plano picado tomado desde lo alto de un mástil. Algo que rompe totalmente el punto de vista teatral y que, por otro lado, deja al descubierto momentáneamente el set de fuegos artificiales. Los momentos donde vemos las trampas la verdad es que son deliciosos. Así tenemos por ejemplo cuando vemos los alambres que sujetan a Gene Kelly mientras hace funambulismo o los maravillosos contraplanos de cartón pluma que responden al mar caribeño.

Una de las escenas más memorables es en la que Judy Garland le lanza absolutamente todo lo que encuentra por la habitación al descubrir que él la ha engañado y que realmente no es un pirata. Además de lo espectacular y lo insistente, es bastante graciosa por lo desbocada. Antes de esto hemos tenido otra escena maravillosa de ella acudiendo a su encuentro absolutamente encendida porque cree que la requiere el pirata. Y es que su actuación a lo largo de toda la película llama mucho la atención. Está varios niveles por encima de todos los demás. Todos los actores actúan con la ligereza y la pantomima propia del género mientras ella actúa de verdad.

Conviene señalar que los grandes errores de los hombres protagonistas que les impiden consumar sus planes son su orgullo. Por la forma en la que ejercen su oficio. En un caso el de actor y en el otro el de pirata.

Hay un personaje llamado Capucho que está siempre por en medio y que nunca aporta nada a nada.

El número con más baile es el de la canción “Be a clown”. Canción que después aparecería en “Cantando bajo la lluvia” con la forma de “Make ‘em laugh”. El número se repite dos veces. La primera vez es mucho más aguantable que la segunda. La segunda vez vemos a la pareja protagonista bailar vestidos de payasos. Es un número muy largo pero entiendo que era exigencia que los dos protagonistas bailaran juntos.


viernes, 21 de enero de 2022

CABEZA BORRADORA

Dir.: David Lynch
1977
90 min.

Al menos cuenta una historia. Puede que, de las películas lynchianas, sea de las menos sugerentes. Es un despliegue de medios especiales para una película que fue barata. Tenemos todos los elementos que Lynch ha explotado a lo largo de su carrera. El más evidente: la lucha entre el bien y el mal. El mal siempre como algo repulsivo. Hay que decir que el simbolismo está muy bien tratado. No hay nada que se vaya de madre (demasiado). Además, está bien diferenciada la fantasía de la realidad.

Es muy kafkiano. Un ambiente industrial y urbano nada deseable para vivir. Esa industria lo veremos también, aunque menos explotada en “Terciopelo azul”. El protagonista cae ahí. Nada nace en ese ambiente yermo. Te tienen que colocar en ese lugar. Lo desagradable no solo es el ambiente sino lo que este engendra.

El protagonista es un ser muy tímido y que se enfrenta a adversidades que siempre ha tenido en la cabeza. El mundo agresivo que le rodea tiene una particularidad en esta película. Los actores actúan como si fuera teatro. Cada frase perfectamente guionizada. Recuerda a la forma de “Rabbits”. Se enfrenta a un embarazo no deseado. El ser que nace lo único que hace es llorar.

Quizás sea la práctica. El haber visto muchas películas de Lynch nos permite diferenciar claramente los distintos planos de realidad. Así tenemos esencialmente tres mundos. La choza en la que está el casetón de máquinas que controla su cerebro, el mundo de detrás del radiador y el mundo real.

La película tiene muchas concomitancias con “Twin Peaks”. En particular veremos elementos de su tercera temporada. Al lado de la cama del protagonista hay un montículo de tierra con una rama clavada en él. En la tercera temporada veremos una rama que habla. La cabeza de esa rama es muy parecida a la cabeza del bebé de esta película. Justo encima de la mesilla hay una foto de un hongo nuclear. Imposible no pensar en el famoso episodio octavo de la tercera temporada. Además tenemos el fabricante de lápices. Cuando han extraído goma de borrar a partir de la cabeza del protagonista esparce las virutas generando una imagen como las intrigantes partículas de aquel episodio. No por obvio conviene dejar de mencionar que el escenario donde baila la mujer que aplasta fetos con los pies recuerda a la logia negra. El suelo ajedrezado es bastante parecido a las líneas del suelo de la logia.

Creo que la película distribuye con mucha habilidad el sueño y la ficción. Así podemos ver claramente los deseos sexuales reprimidos del protagonista y después cómo libera esta violencia sobre el niño recién nacido. Por cierto impresionante la imagen en la que descubre que el niño está enfermo. Creo que una de las grandes ventajas de la película, que nos provoca más familiaridad que otras, es el trabajo de empatía que genera el protagonista. Él está extrañado por el mundo que estamos viendo. Lo estamos descubriendo ambos juntos.

El momento desquiciante de esta película creo que está muy bien resuelto. Esa forma en la que le atormenta la cabeza de bebé gigante. Resulta curioso que un mundo donde un cineasta ya ha mostrado lo perturbador que puede ser eso alguien haya decidido esculpir dos cabezas y ponerlas en la estación más concurrida de Madrid. Comparado con otras películas suyas es un recurso demasiado evidente pero me parece maravilloso cómo el hombre averrugado tira desesperado de las palancas para controlar el delirio que le ha provocado matar a su hijo.

Hay que agradecer que no haya los primerísimos planos tan inquietantes a los que nos acostumbra Lynch.


viernes, 14 de enero de 2022

NAVAJEROS

Dir.: Eloy de la Iglesia
1980
92 min.

El tema principal de la película dice la frase Si cruza la frontera, podrá escapar. Sólo es explicable por imitación a las ficciones de gánsteres americanos. Porque, ¿qué frontera está intentando cruzar un chico que no ha salido de Madrid en su vida? La vida que lleva desde su fuga de la cárcel la verdad es que parece de mafioso. Viviendo con una mujer a la que no informa de su vida delictiva y dedicándose a la organización de atracos. Para completar la banda sonora hay un tema de Los Chichos y música clásica para acompañar la rutina delictiva de la pandilla con clara influencia de “La naranja mecánica”.

Hay tres mujeres en la vida de Jaro y con las tres tiene una relación de moralidad dudosa. Su madre vive casi suplicándole perdón por ser prostituta. A su novia prácticamente la obliga a tener un hijo que ella no desea. El motivo por el que quiere tener el hijo no es mucho más elogiable. Lo quiere porque ha perdido un testículo en un tiroteo con la Guardia Civil y tiene su masculinidad herida por ello.

La última de sus mujeres es una prostituta que queda prendada de él. En general el tópico de la prostituta que queda impresionada por el cliente es bastante insoportable. Pero en este caso es hasta casi turbio. Adquieren una relación en la que ella le tiene como un hijo adoptivo prácticamente. Lo cual implica que su relación es prácticamente incestuosa. En la primera conversación en la que la oímos sorprenderse de las dotes amatorias de El Jaro oímos una de las frases más memorables de la película:

– Tengo solo 15 años pero con más rabo que la Pantera Rosa ¿vale?

– ¡Coño que si vale!

El Madrid de la película está irreconocible. No sólo por lo poco urbanizado que está el sur que vemos desde el Cementerio de La Almudena. Si no, sobre todo, por la brutal transformación que ha ido sufriendo la zona centro. Cómo el granito ha impuesto su modelo urbanístico. Resultan muy sorprendentes las chozas construidas en pleno campo, al lado de las vías del tren. Los personajes gais que aparecen se muestran aceptados pero enormemente estigmatizados. No hay rechazo pero se quiere marcar distancias con ellos. Por ejemplo uno de los miembros del barrio ha cogido por costumbre cobrar a homosexuales por dejarse practicar una felación.

El periodista interpretado por José Sacristán (junto a Enrique San Francisco las únicas interpretaciones sobresalientes) lleva un discurso que la misma película reconoce que es manido. Continuamente se trata de culpar a la situación suburbial de la ola de delincuencia que azotaba Madrid. Se plantea también una reflexión que yo no había oído tanto. Exagerar la violencia de los delincuentes juveniles y del terrorismo como herramientas para tener a la mayoría de la población amedrentada y conseguir que, en efecto, no haya violencia.

Por supuesto se ven las críticas típicas de las fuerzas del orden nostálgicas del franquismo. Oímos a un policía que maldice la democracia por no poder ejercer la violencia impunemente contra El Jaro. La película es del 80, pero El Jaro muere en el 79. Me resulta muy poco creíble que ya hubiera desaparecido la violencia de las comisarías.


viernes, 7 de enero de 2022

EL MILAGRO DE P. TINTO

Dir.: Javier Fesser
1998
104 min.

Creo que lo que peor ha envejecido de la película es la manía a la educación católica española impartida por curas. La juventud y jovialidad que desprende la película no casa mucho con la edad actual de la generación que ha sido educada por esa escolástica trinitaria. La parodia que se hace de los curas sólo es efectiva si se ha fraguado un odio hacia la Iglesia después de años en una de sus instituciones.

Otro personaje, quizás el peor, que no funciona mucho es el obrero. Es gracioso que un miembro de la familia sea un hombre que se dedica a excavar. Pero se explota hasta que deja de serlo. Es un gag que nos vemos venir desde el primer momento que le escuchamos decir que quizás sea necesario sanear. En general a este hombre se le alargan todos los gags demasiado. El de la ufología, el chovinismo (que por otro lado no ha existido nunca expresado de esta manera), su brutalidad… Además este personaje es el culpable de que se traiga a colación la nunca agradable de recordar “E.T. el extraterrestre” en una larguísima parodia.

La gran virtud de la película es dejar los cabos atados. Todas las líneas que se abren, que son muchas, tienen un final. Por poner un ejemplo: el cartero interpretado por Eduardo Gómez. Es un tipo que siempre que aparece es para protagonizar un gag. Es particularmente señalable la mujer ciega practicando tiro con arco y tomando como referencia un timbre encima de la diana. Pero incluso cuando la película está resolviendo su propia trama, vuelve a aparecer con su último gag.

A Luis Ciges se le mete en un papel que casi nos convence de que es un actor ortodoxo. Es cierto que tiene sus titubeos, su mirada perdida, ilusionada y maravillosa. Quizás sea por el propio ritmo de la película, pero él parece más vivo que nunca. En particular más vivo que en “Amanece, que no es poco”, película en la que él era más joven. Está muy gracioso y tierno siempre. Creo que su momento estelar es cuando espera a Poncho vestido de guardagujas. A este personaje le viene de fábula la pareja que le da la película. En todas sus edades. El envejecimiento de ambos está muy bien hecho y en particular funciona muy bien el de Luis Ciges cuyo rostro joven conocemos.

La trama de la mujer amante de las ranas está llena de ternura. Ese tarro con dos ranas haciendo de centro de mesa de todas sus comidas. Cuando Poncho se come una de ellas el cabreo que coge con todo el mundo en la casa nos deja frases brutales: para ti es fácil decirlo, no se ha comido la mitad de tus libros. El desencadenante de que ella se entere de que le falta una rana es que uno de los dos marcianos se hace cura y su nuevo sistema moral le obliga a hacer tan amarga revelación. De nuevo una muestra de lo fuertemente entretejidas que están las tramas.

A pesar de lo explosivos que son los tres hijos, sus actuaciones están muy bien. Incluso el marciano-no-cura, que es el personaje más macarra, en ocasiones tiene un guión demasiado pasado de vueltas, pero su actuación es muy buena. Quizás tiene un personaje que cabría más en la ultraviolenta película que vendría después “La gran aventura de Mortadelo y Filemón”. La historia dramática de Poncho está tratada con mucha ironía. Porque lo cierto es que es una historia totalmente desdichada. Como su objetivo es volver al pasado, como no hay nada real que se pueda hacer para solventar su situación, queda como una cruzada imposible, absurda y por ello cómica. Pero la escena en la que grita al cielo clamando po’qué, tratada de otra forma, podría resultar dramática.

Toda la batería de chistes que genera el sistema de adopción de niños africanos funciona perfectamente. Son brutos, son inesperados, son gratuitos… Son tremendamente efectivos todos y la película se da muy poca importancia por ello. Los deja pasar como si nada. Esta trama de chistes raciales termina cuando P. Tinto explica a su hijo mientras ven el atardecer: Hijo, hay algo que debes saber: eres negro. Pero no debes preocuparte. Muchos de los grandes hombres son negros, como los zares rusos.