viernes, 26 de enero de 2024

NAPOLEÓN

Dir.: Abel Gance
1927
330 min.

Ante todo es larga. Esto es crucial porque le permite detenerse en algunos pormenores que una película de una duración más comercial debería tratar someramente. La batalla de Tolón, que está hecha de maravilla, termina por agotarme por su excesivo detalle. Mismamente la escena con la que la película se abre tiene una duración sorprendente para ser una mera anécdota. Se dedica media hora a mostrarnos a Napoleón de niño. Se recrea como si fuera una escena bélica una pelea de bolas de nieve entre los niños del colegio de curas. En esta primera parte de la infancia ya vemos un rasgo de Napoleón: su exacerbado nacionalismo. Se nos muestran sus dotes de liderazgo como una premonición del personaje que llegará a ser. Pero aquí este muchacho tiene una disciplina casi enfermiza, impropia de su edad, y en las cartas a sus padres habla de liberar a su patria.

Podremos ver ya su nacionalismo operar con toda su potencia en la revuelta de Córcega. En la taberna del pueblo de su familia la gente discute acerca de si Córcega es española, italiana o inglesa. Por supuesto nadie da motivos. Es simplemente apuntarse a un bando. Esta discusión la resuelve Napoleón gritando que Córcega es francesa y que Francia nos une a todos. Supongo que la película no lo ve así, pero estos mismos diálogos podrían ocurrir en una parodia antinacionalista.

Ideológicamente hay un momento que tras el nacismo se trataría con mucho más cuidado. Este ideal kantiano de la paz perpetua en el que el espíritu europeo se ha impuesto sobre las diferencias nacionales. Cuando Napoleón abandona París para conquistar Italia lo hace pensando en llegar a conquistar toda Europa. Se lo promete al espíritu de los ideólogos de la Revolución Francesa.

Un tema que se desarrolla mucho, abandonando la biografía de Napoleón son los acontecimientos durante el Terror de la Revolución Francesa. Por ejemplo se nos muestra el asesinato de Marat. Vemos la persecución a los girondinos por parte de los jacobinos (estos últimos representados casi siempre con rostros feos y grotescos). Sí tenemos varios personajes que son llamativos. Robespierre lleva unas gafas redondas y negras muy características. El personaje que interpreta el propio Abel Gance, Saint-Just, tiene una pose soberbia siempre. Me gusta también Couthon con una silla de ruedas que mueve desquiciadamente por el gabinete. En general en estos momentos los intertítulos introducen muchos nombres de los cuales retengo muy pocos.

Tras la muerte de Robespierre llegan las secuencias que más me aburren. Supongo que no les ayuda la cantidad de horas que llevamos de película en este punto. Si las pienso ahora en todas ellas hay varios elementos destacables. Pero supongo que lo que me molestaba era la lentitud con la que avanzaban los acontecimientos. Por ejemplo la burguesía celebra una fiesta. Napoleón la contempla con gesto reprobatorio porque le parece una sociedad degenerada. Me ha sorprendido que de forma fugaz se muestren pechos femeninos de mujeres bailando.

Hay mucho virtuosismo en muchos momentos de la película. Por ejemplo en la huída por mar de Napoleón se graba un mar agitado por la noche. Para conseguir que el mar sea negro en pantalla esta imagen está al negativo. La cámara incluso llega a sumergirse en el agua. Vemos un paralelismo entre las olas del mar y cómo pendulea la cámara en el congreso parisino. Para centrar la atención en algún punto del cuadro se usa mucho un borde blanco. Este recurso ya lo había visto, aunque menos estilizado, en “El nacimiento de una nación”.

El famoso recurso de los tres planos es muy asombroso. Precisamente su imperfección pone de manifiesto lo prodigioso que es. Esa manera en la que los personajes pasan de un tercio a otro, con un ligero salto. Los personajes que están en primer término hacen patente el paralaje, porque ellos no casan, pero el fondo sí. El momento más prodigioso de este recurso es cuando están enfocando los Alpes y de repente las tres cámaras a la vez hacen un paneo vertical. Un movimiento totalmente innecesario pero cuya complicación podemos imaginar. Entiendo que para que el efecto de la gran panorámica funcione se necesitan las tres pantallas pretendidas. En una televisión creo que funciona mejor la panorámica en la que el ejército le persigue en Córcega, a pesar de que el formato es cuadrado.

En los últimos minutos, cuando se quiere representar el sentimiento de grandeza de este hombre, los planos combinan muchas imágenes distintas. Con un montaje rapidísimo, con planos superpuestos. El rostro de Napoleón. Las letras de sus pensamientos. La bola del mundo, la cual abraza haciéndonos pensar en “El gran dictador”. Aparece el rostro de su esposa Josephine. La propia imagen de Napoleón de niño… Claro, la película se permite terminar cuando da comienzo su heróica andanza militar. ¡Ahí claro que terminas un biopic en alto!

Napoleón no se quita el sombrero casi nunca. Lo lleva incluso de niño. Tanto mejor. Porque esas greñas que lleva le dibujan un aspecto algo ridículo. Lo podemos observar justo antes de su partida hacia Italia. Ahí se quita el sombrero y el flequillo se le queda totalmente pegado a la frente. La imagen es terrible… Por lo demás lo que constituye fundamentalmente su personalidad es su actitud impenetrable. Su rostro serio. Que ahí donde se planta impone sus condiciones. Esto es así excepto cuando se enamora. Estas escenas me gustan bastante poco. Sí me parece divertida la escena de la boda, para la cual tienen que ir a buscarlo a su cuarto en el que está preparando la campaña militar a Italia. Aunque sea un lugar común me gusta cómo está ejecutado el chiste en el que él le exige a quien está oficiando la boda que se salte el texto. En este momento la actitud de Josephine es devastadora.


viernes, 19 de enero de 2024

DRIVE MY CAR

Dir.: Ryûsuke Hamaguchi
2021
179 min.

Rápidamente consigue mi simpatía. Pero hablan tanto y de tantas cosas que voy perdiendo interés más y más. Se abren tramas bien avanzada la película, después de más de dos horas y media. La chófer nos cuenta un dramón pasado que hasta entonces solo se había intuido. Hay autoinculpaciones acerca de haber matado a su esposa uno y a su madre demente la otra… Es una escena dramática a más no poder construida sobre unos conflictos que acaban de aflorar.

Me gusta la declaración de intenciones de poner los títulos de crédito después de pasados 40 minutos de película. Hasta entonces no entendíamos el título y es que aún no estábamos en la trama principal. ¿Qué simboliza el coche? Quizás su fragilidad emocional. Por eso no le gusta cómo conduce su esposa. No le gusta que le sea infiel. Es curioso porque la infidelidad de la esposa es el gran asunto de la película, pero pocas veces se trata directamente. Sabemos que a él no le gusta que le sea infiel, pero sabemos también que él confía en que ella le quiere. Su chófer le llega a decir que es culpa de él por no haber aceptado simplemente que su mujer sea infiel.

Los relatos que ella cuenta antes y después de los orgasmos son muy atrapantes. Lo son tanto contados por ella como cuando después el actor y amante suyo le cuenta al marido más de lo que él sabe. Este es un momento muy potente. Si algo hemos visto que una al matrimonio, es su faceta de contadores de historias: ella escribiendo y él dirigiendo. Cuando este juego íntimo involucra también al amante es cuando realmente vemos que es una infidelidad en toda regla. Pero el marido no parece estar particularmente impresionado por ello. Parece más interesado por conocer cómo se desarrolla la historia cuya segunda mitad él no conoce.

Los paralelismos entre la obra de Chejov y la vida de nuestro protagonista yo diría que no terminan de funcionar. En general todo el simbolismo funciona muy débilmente y me aburre tremendamente.

Diría que lo más sorprendente que tiene es la coda, donde vemos a la chica protagonista en un supermercado y haciendo vida normal con el coche de él. La escena sería absolutamente olvidable si no fuera porque las personas que se ven llevan mascarilla. Son escenas tomadas en espacios reales y tanto los figurantes como la chica la llevan. Diría que es la primera vez que lo veo en una película.


viernes, 12 de enero de 2024

CREATURA

Dir.: Elena Martín
2023
112 min.

Es una maravilla. Está escrita con mucha delicadeza. Hay muchos diálogos que me gustan mucho. Creo que los personajes hablan con mucha sinceridad. Creo que se aleja de estereotipos a la hora de tratar los problemas que trata. Las relaciones son mucho más complejas que problemáticas. Me gusta que el padre se sienta alejado de su hija pero no indiferente, no se cierra a lo que no comprende. Cuando ella quiere hablar acerca del poco cariño que se manifiestan, él se siente incómodo y se marcha de la habitación. Pero esto está hecho de una manera preciosa. Yo me he reído mucho en esta escena.

La otra escena que recuerdo con mucho asombro es la conversación que tiene la pareja protagonista y que termina en ruptura. Él le dice después de haberlo pensado mucho que el problema de esa relación es que no excita a su pareja. Pero todo lo que sucede aquí es una maravilla. Veo sentimientos muy complejos expresados de la mejor manera que ambos saben. Cada uno expone su posición, pero no hay superhéroes de los sentimientos que todo lo aguantan, no hay una gran lucha de egos. Creo que hay dos personas con sus ritmos tratando de entenderse. Está muy bien rodada, muy bien interpretada y muy bien escrita. Se usa una casi imperceptible música. Se construye un momento muy delicado.

Con respecto a la sexualidad femenina, me parece que se reparten muy bien las culpas. Creo que la posición de la abuela según la cual las violaciones son culpa de las chicas casquivanas se expresa, se juzga duramente, pero ello no se tematiza. Es algo que estaba en la sociedad pero no la regía. Por el contrario, lo que la afecta más directamente a la protagonista es el hecho de que el chico que le gusta no quiera salir con ella porque la llaman guarra. Me gusta también la manera en la que la fuerzan a mantener su primera relación sexual.

Diría que lo que me permite acompañar a la protagonista en su adolescencia sexual es que ella no rechaza el sexo, no rechaza a los hombres. No es un mundo del que abdique. Aunque su relación con el sexo sea tormentosa nunca se resigna a abandonarlo. Así tenemos esa escena con interpretaciones delicadas en la que las dos adolescentes se quedan mirando a un exhibicionista en internet. Me gusta porque ni siquiera se habla de si les gusta lo que ven o no. Sólo vemos sus caras encandiladas. Es una escena que no juzga a sus personajes.

Cuando un hombre que a ella le gusta se le acerca en una fiesta, ella disfruta la situación. Pone sus límites. Él trata de ir más allá. Ella quiere pararle los pies, pero no quiere dejar de divertirse. Me gusta que ni él aparezca como un depredador ni ella como una víctima:

— ¿Sería mala idea si te intento dar un beso?

— Peor idea que el franquismo.

Siempre que se lee acerca de esta película el adjetivo incómodo aflora tarde o temprano. Lo cierto es que no hay nada que ocurra que sea particularmente escandaloso. Una niña muy pequeña siente excitación genital. Esto sobre el papel no tendría gran repercusión. Lo que resulta muy difícil es verlo en la pantalla. Digamos que lo terrible es ver a una niña pequeña involucrada en esa situación. Nos aliviamos pensando en que la directora no ha cogido a una niña cualquiera de la calle, que hay unos padres que han dado el consentimiento para que aquello se rodara.

La sexualidad infantil hoy en día está muy en boga y ha tenido una relación cercana al discurso progresista por lo menos desde el 77. Siendo una película independiente que necesita una cierta repercusión para poder hacer taquilla, yo sentía un cierto temor casi morboso por saber hasta dónde se recrudecía la apuesta. Cada vez que la trama volvía al pasado lo que veíamos se convertía en cosas más y más explícitas. En ese sentido fue un alivio cuando la película terminó.


viernes, 5 de enero de 2024

Z

Dir.: Costa-Gavras
1969
127 min.

Pasada la introducción la película resulta muy satisfactoria. Tras unos minutos en los que ha crecido en nosotros la rabia hacia el Estado policial que se nos presenta, pasamos a ver lentamente cómo se descubren los trapos sucios y corruptelas de esa estructura. Con paso firme la extrema derecha se revela totalmente miserable, mafiosa y violenta. Los altos cargos militares sucumben ante el Estado de derecho… Todo ello sin que ninguno de los personajes positivos se alce como gran héroe. El juez, Jean-Louis Trintignant, es sin duda quien protagoniza la épica cruzada, pero la película tiene una cierta soberbia al mostrarnos que actúa despolitizadamente y buscando la justicia.

El letrero que aparece al inicio ya revela el tono subversivo y reivindicativo: Cualquier parecido con hechos reales y personas vivas o muertas no es accidental. Es intencionado. Disfruta mucho la película de mostrar a los altos cargos militares recibiendo gravísimas acusaciones. Justo antes de la entrevista con el juez se nos muestra un primer plano de las insignias ante las cuales la justicia no se achanta. La verdad es que es una maravilla, a pesar de lo fácil y lo previsible, ver al General de la Policía escuchar sus acusaciones. Es muy bonito cómo segundos antes ha cavado su tumba al repetir la frase guionizada que los ejecutores ya habían dicho.

Los momentos de acción son una absoluta maravilla. Parece que esta espectacularidad se la guarda para momentos muy concretos. Las cargas policiales contra la manifestación ante la casa de Z o toda la violencia tras el discurso pacifista tienen a muchísimas personas en escena. La persecución al motocarro es una maravilla. Con una iluminación perfecta teniendo en cuenta que es una escena nocturna. También es perfecta la secuencia del intento de atropello con el Volkswagen Escarabajo. La música es trepidante y del todo mediooriental.

Al inicio, cuando se está planificando todo lo relativo al acto de Z la película me resulta un parloteo continuo. Muchos nombres. Esto, la verdad, es que no se llega a abandonar nunca, pero me dejo llevar por la trama.

Hay un movimiento de cámara omnipresente: un movimiento rotatorio alrededor de dos personajes que hablan para saltar el eje. Esto se puede hacer en las estancias amplias. Pero el dinamismo nunca se pierde: tampoco en el despacho del juez, en el que la máquina de escribir suena al ritmo de la música. Me gusta mucho el plano de la bola con los caracteres y en su centro la majestuosa Z.