viernes, 29 de diciembre de 2023

EL CLUB DE LOS CINCO

Dir.: John Hughes
1985
100 min.

Es muy difícil pillarle el tono. Empieza con unos créditos con personalidad en su música y su estética. Pasa a una serie de planos a la entrada del instituto con una factura de telefilm. Propone una premisa muy interesante: pocos personajes en un espacio y tiempo reducidos. La mayor parte de la estancia se desarrolla con diálogos y puesta en escena que parecen imitar al teatro. Se justifica que los personajes entren y salgan de las conversaciones con las mismas convenciones que en el teatro. Si un personaje abandona la conversación simplemente pasa al fondo de la escena, o se hace a un lado. Incluso la manera en la que se posicionan los personajes parece diseñada para que un abstracto público que ocuparía la pared hacia la que miran todas las mesas de la biblioteca pueda ver todo lo que ocurre.

Además es muy estadounidense por la clase de conflictos que plantea. Ese consenso en virtud del cual los alumnos de instituto son una sociedad fuertemente encasillada en un sistema de castas en seguida genera distanciamiento desde mi experiencia de europeo sin pasillos de instituto con taquillas. No sólo esto: también juegan un importantísimo papel las figuras parentales hiperexigentes. De hecho son las causantes de todas las actitudes de los personajes. Es casi un determinismo al estilo de Stendhal en el que así te moldean tus padres, así resultas tú. Todos los personajes parecen odiar lo que son. Algo que resulta del todo risible en el caso de la niña pija. Mientras un chico de clase social baja, de camino a convertirse en presidiario, que sufre lesiones por un padre violento expresa su situación, una niña cuyos padres viajan por Europa dice que tampoco le gusta lo que le ha tocado vivir. Lógicamente sus compañeros, se ríen de ella.

Es extrañísimo el final de la película. En el que los personajes buscan una extraña redención. Por si el público biempensante no fuera capaz de que no se llegue a juzgar y condenar una indumentaria totalmente negra en una chica joven que no es un personaje negativo, se decide sonrosar sus mofletes, abrillantar sus ropas y quitarle el pelo de la cara. Dando como resultado algo grotesco dados los ademanes del personaje. Como, supongo, no hay espectador que pueda considerar que esto es una evolución hacia mejor de este personaje, se decide de forma tan arbitraria que casi disfrutamos con el pastiche, que el chico deportista (y por tanto en una casta superior del instituto) se enamore de ella.

Se forma otra pareja, que podemos asumir sin grandes concesiones porque ya se ha ido tanteando a lo largo de la película. Podemos criticar que ella acepte al chico a pesar de que haya metido la cara entre sus piernas sin consentimiento, pero son los 80. Esta relación no me molesta. Pero lo que es un poco desquiciado es el acto de onanismo del personaje que nos queda. Mientras las inexplicables pero convenientes parejas se besan, el niño que cumple el estereotipo de empollón besa la carta que le ha escrito a su carcelero y que sirve de coda del todo deshinchada.

El discurso lo pasamos porque al fin y al cabo son adolescentes (a pesar de la barba afeitada del chico de clase baja). Uno vive en ese ultra individualismo en el que si cree que la sociedad le exige cosas diferentes de las que él espera, el problema es que uno es demasiado especial en vez de un inadaptado. Me hace gracia cómo ellos reivindican esa libertad y podemos ver colgado del pasillo del instituto un cartel que reza Freedom for all mientras debajo vuelan las rapaces con el escudo del imperio estadounidense. Cuando hacen lo que les da la gana fuman porros o se suben por las escaleras como auténticos gorilas. Esto último que he descrito ocurre de una manera en la que la película por unos instantes parece olvidarse de la línea narrativa. Rompe por completo el tono y se va de madre de una manera que me encanta. Esto ocurre parecido cuando se escabulle por el falso techo del instituto y suena una música como de cine de espías.

No me gusta nada el personaje adulto. Entiendo el público de la película y entiendo quienes son los protagonistas, pero me resulta muy aburrido el tópico de un adulto déspota que intentando causar miedo, termina siendo ridículo.


viernes, 22 de diciembre de 2023

TÍO BOONMEE RECUERDA SUS VIDAS PASADAS

Dir.: Apichatpong Weerasethakul
2010
113 min.

Es un tipo de cine al que le sienta muy mal salir de las salas de exhibición. Esa experiencia inmersiva, radical, que propone es imposible de conseguir en un sofá. Reconozco en esta película elementos que tenían gran efecto en una butaca cuando vi “Memoria (2021)”. Ese fondo de pájaros, casi de ruido blanco. Las conversaciones distendidas. Aunque la descripción pueda cuadrar con los diálogos de Albert Serra, aquí el texto tiene una densidad que él no permite. Los diálogos de Weerasethakul nos convencen de que algo interesante está por decir.

Supongo que hay cosas que saber acerca de la historia de Tailandia para entender las referencias, del mismo modo que en “Memoria” se hablaba de no recuerdo qué hecho traumático de Colombia. Aquí en cierto momento un hombre que está cerca de su muerte se plantea si la enfermedad que le aqueja es el pago que el karma le envía por haber matado comunistas. Quienes se le aparecen son su mujer y su hijo. No sé si hay un largo historial de desaparecidos y que la película fabula como ese icónico hombre simio de ojos rojos.

Es un tópico cinematográfico que es mejor insinuar que mostrar, pero lo cierto es que me parece un momento muy potente aquel en el que por primera vez nos convencemos de que vamos a ver a plena luz al hombre simio. Le hemos visto silueteado, en una sombra negrísima, con esos ojos sin forma de ojo, solo puntos rojos. Cuando camina hacia el porche vemos con incredulidad cómo avanza hacia la luz. Cómo se nos va a revelar el truco. No llego a entender los contraplanos que finalizan muchas de las escenas de varios individuos simio observando.

La escena que queda en el recuerdo, también, es aquella en la que una princesa conversa con un pez en un lago. Un pez que es el que diseña el reflejo con el que ella se ve preciosa y del que se enamora su esclavo porteador. Esta escena es larga y tiene muchos minutos en los que lo único que oímos son los ruidos del monte. Como digo, en casa esto genera dispersión de la atención. En el cine, seguro que habría sido más poderoso. El caso es que todo esto culmina con una relación sexual entre el pez y la mujer. ¿Lo consideramos pretencioso? Pues después de tantos minutos de vacío narrativo es de agradecer.

El final de la película, que parece que se hace menos poético porque el escenario se traslada a un entorno más urbano, tiene una última jugarreta en la que un personaje se desdobla. ¿Cómo se explica? Ni idea. Hay un detalle minúsculo en esta escena que me parece un destello de realidad abrumar. Un monje se ducha y se viste con ropa de calle. En el momento que se está vistiendo se sienta unos segundos a ver la tele en la que se muestran imágenes de procesiones militares por la selva. La manera en la que olvida lo que está haciendo y se queda absorto por la televisión es de un naturalismo tremendo.


viernes, 15 de diciembre de 2023

YO, LA PEOR DE TODAS

Dir.: María Luisa Bemberg
1990
105 min.

Fundamentalmente narrativa. Continuamente le pasan cosas para trazar un personaje con ansias de libertad. Que, para saciarlas, hubo de recluirse en un convento. Los malos son muy malos. Nunca hay grises. La Iglesia es represora y sus miembros disfrutan con ello. La piedad es solo la excusa para dar rienda suelta a su misoginia. Me canso muy rápido de esta mujer tan sufriente y tan impotente. Ella no es luchadora y sólo nos queda verla pasar penurias siempre que sus virreyes protectores no estén ahí.

Sólo hay un momento en el que vemos a Juana revelarse contra sus opresores: aquel momento extremo en el que agarra de las ropas al arzobispo. Hay una alegría muy visceral al verla hacer eso. Del mismo modo que gusta mucho verla prepararse, presumida, cuando vienen a visitarla sus partidarios dentro de la Iglesia. En sentido opuesto nos invade una gran rabia cuando arde su biblioteca.

Hay pocos momentos en los que se tomen decisiones llamativas en la dirección. El escenario casi nunca se aprovecha. Los actores se posicionan y el desarrollo de la acción se vuelve casi teatral. Los escenarios son austeros, podrían recordar a los muros de “La pasión de Juana de Arco”.

La velada relación lésbica entre la virreina y Juana resulta sugerente hasta el punto álgido en el que ambas se besan. Diría que mientras va aumentando la tensión entre ambas según Juana se quitas las piezas de su velo, la escena se carga de energía. Siendo la consumación un tímido beso, hay algo que se desmonta ahí. Hay que señalar la belleza de ambas actrices.

Me parece un poco torpe el primer encuentro entre el virrey y Juana. Que él recite el celebérrimo Hombres necios que acusáis me parece un favor al público. Se le hace partícipe de la escena.

Es muy sorprendente la crudeza con la que están grabadas las imágenes de la plaga de peste. Todos los fluidos corporales anegando las camas… Una escena muy impactante al compararla con lo comedida que ha sido el resto de la película. En este ambiente ella decide culparse de todos los males que asolan México. Al parecer lo hace sinceramente. Pero a mí me resulta muy fácil verlo como una provocación.

La película no hace ningún esfuerzo por mostrar el paso del tiempo en el físico de los personajes. Como resultado sólo vemos un cambio en el hijo de los virreyes. Vemos cómo avanza en su niñez mientras el resto están exactamente igual.

No sé cómo era el relato imperante acerca de la conquista de México en el año de estreno. Pero ver hoy en día a una mujer tan reivindicada por México y verla arrodillarse ante los conquistadores españoles es impresionante.

Otra imagen que me gusta mucho es la última conversación que tiene con Sigüenza. Ella ve sus libros publicados por primera vez; él se los ha traído de España. El rostro de él aparece medio en penumbra. El resultado es que sus ojos a través de las gafas redondas son pura negrura. Es una imagen con una decisión estética muy diferenciada.


jueves, 7 de diciembre de 2023

GOAT STORY

Dir.: Jan Tománek
2008
80 min.

Lo peor que tiene es su trama. Los primeros minutos son divertidos. Ocurren cosas bastante descacharrantes. Creo que una película suficientemente corta se habría sostenido con este tono. Sin embargo, empiezan a aparecer unos conflictos que tampoco terminamos de entender y que no nos interesan demasiado. Un pacto con el diablo, el escultor que debe hacer las veces de relojero… Todo esto ocupa mucho tiempo y la película lo narra seriamente.

Hay pequeños elementos durante casi todo el metraje que siguen recordando el carácter punk de la película. Como el soez niño encargado de decirnos cuántos días quedan para la inauguración del reloj. También el ser que es una bola peluda con patas y ojos. Admiro que la película use este bicho sin intención de explicarnos nada y sin que aporte nada a la trama.

Toda la estética de la película es fea. La impresión general es que la luz es terrible. Como de una animación por ordenador muy antigua. Claro, llama la atención ver animación pobre viniendo de República Checa dada su tradición en el cine de animación. Sin embargo, sí se ve una clara decisión de diseño en los edificios deformados como en “El gabinete del Doctor Caligari”. También en los personajes. Narices grandes, cabezas desproporcionadas, un cura con una cara que recuerda a un escroto… Ello por no mencionar a Katy.

Katy es sin duda la apuesta fuerte de la película. La idea de introducir en una película, a priori, infantil un personaje con unos pechos tan desmesurados. En general toda ella es voluptuosa; aunque no es el único personaje femenino de grandes pechos. Sus pechos no son accidentales ya que de ellos extrae los clavos que son parte fundamental en la trama. Lo que resulta delirante y divertido es cuando de su escote extrae una lechuga del mismo tamaño que sus senos.

Con respecto a la cabra es un personaje muy extraño. Tiene unas ubres con una cinemática algo incómoda. Como también resulta incómoda la manera en la que comparte lecho con el hombre protagonista. La cabra tiene conversaciones como si fuera un personaje humano, pero a la vez sirve al hombre como si fuera su animal, pero también siente celos como si fuera su pareja sentimental… Raro e incómodo.


viernes, 1 de diciembre de 2023

MULHOLLAND DRIVE

Dir.: David Lynch
2001
147 min.

Mi película favorita de Lynch. Al revisitarla puede ser que se haya quedado por debajo de “Corazón Salvaje”, pero sigue gustándome mucho.

No quiero obviar la calidad del pase de la película en el cine Doré. La proyección era en 35mm algo que me pone muy contento pero a ratos el celuloide estaba muy machacado y el cambio de los rollos no debía ser tan dinámico como debería. Ha empezado con el sonido muy flojo. Los bordes de la imagen tenían muy mala definición y, si querías leer los subtítulos no se veía la parte superior del cuadro de la peli. En cada rollo nuevo había que reajustar la altura de la proyección. Se ha repetido un trozo de unos 15 minutos tras saltarse uno de 10. Justo antes de la escena del club Silencio ha habido un parón de 30 segundos. Eso es ominoso porque el cambio entre la escena de cama y el club silencio es mágico. Con un parón de ese estilo, la escena está prácticamente muerta. Por suerte se ha repetido y se ha proyectado fluidamente.

Vayamos a la película. Había muchos trozos, especialmente al principio que no recordaba. Hay como una obsesión por dejas claro que hay un interés muy fuerte en que la chica rubia no obtenga el papel en la peli. Pero se dedica mucho rato a la historia del enano mafioso. Y, para quien sabe que eso será poco importante en el resto de la peli, causa mucha impaciencia.

Por otro lado, los minutos desde que termina el sueño hasta el final de la peli, en un segundo visionado se hacen un poco pesados. David Lynch tiene muchas cosas que explicar y, quien ya lo ha entendido se aburre un poco. En una película de Nolan esto no ocurriría nunca. Nolan pondría a un personaje que verbalizaría toda la trama y ya está.

Por mucho que se intente es casi imposible entender toda la película. Aún en esta ocasión los padres en miniatura y que después se convierten en algo aterrador (me he asustado mucho) me han pillado muy fuera de juego. La caja azul… la oscuridad… el monstruo extraño… Pero muy bien de nuevo.