viernes, 26 de agosto de 2022

TE DOY MIS OJOS

Dir.: Icíar Bollaín
2003
106 min.

Es imposible dejar de prestarle atención. Los dos personajes protagonistas tienen un modo de comportarse tan errático que tenemos genuina intriga por cómo avanzará su relación. Respecto del debate feminista actual está muy retrasada. Lo que creo que es una virtud para su contundencia. No se pronuncia nunca palabra machista ni, por supuesto, la locución de género.

Creo que se hace un retrato del agresor detallado. Y se muestra íntegramente lo complicado que es que un agresor deje de serlo. Se muestra su inseguridad sin por ello victimizarlo. Cada vez que intenta explicar qué es lo que le hace sentirse violento le faltan las palabras. Cuando por fin lo consigue es para escribirlo en un papel. Se sienta a la mesa en el comedor a hacer los deberes. A diferencia que en otras escenas, escribe con lápiz: haciendo sus deberes. Cuando su mujer, Pilar, consigue leer ese cuaderno le conmueve el miedo que él siente cuando se enfada con ella porque ella conoce bien el miedo por vivir en esa casa. En lo que se podría haber tornado una bonita conversación redentora a orillas del Tajo, él lanza la libreta al río.

Y es que creo que aquí es donde la película se planta. No tolera promesas. Ridiculiza siempre que puede discursos masculinos tópicos para que la mujer vuelva con él. Ni por asomo le valen las buenas intenciones. Aquí de lo que se trata es de dejar el maltrato. Por mucho esfuerzo que Antonio realiza (y lo realiza) si no pasa a darle una relación sana a ella, no se le concede nada.

Muy brevemente Pilar le reprocha a su madre que tolerara la relación con el maltratador de su padre. Esto hoy en día sería impensable por romper una suerte de conciencia de género. Pero me parece interesante la crítica que planta. ¿Acaso su madre toleró el maltrato para poder victimizarse? La escena cierra aquí por lo que no se habla de la sociedad de la época de su madre ni Pilar puede replicar a cuando su madre dice que lo toleró por sus hijas.

Una escena que está escrita de forma desgarradora para el maltratador es cuando se pregunta por qué su mujer está con él. Su psicólogo le dice que lo que ella espera es que la trate bien, que la escuche, la respete… Es decir: no es que sean esas sus obligaciones como marido: es que es lo que significa ser marido. Es su esencia. Me parece muy esclarecedor cómo en ese momento él pone una cara ante la visión de que a ella ya no le quedan motivos para estar con él.

En general creo que trata la mayoría de los temas desde un punto de vista complejo. Así el tópico del marido controlador que no quiere que su mujer trabaje aquí tiene unas justificaciones muy concretas.

Casi a modo de cameo aparece Antonio de la Torre en unas sesiones de terapia para maridos violentos. Después del tono tan femenino de la película llama la atención lo poderosamente bien escrita que está toda esta dinámica. La intervención que resulta sobrecogedora es la del hombre que cuenta cómo cambió la mentalidad cuando vio a su mujer inconsciente en el suelo después de una paliza. Está narrada con un virtuosismo y una verdad abrumadores. En estas sesiones es cierto que algunos hombres son un poco caricaturescos, pero en general son momentos en los que sus discursos están trasladados con muchísima fidelidad.

La actuación de Pilar es muy buena pero en las ocasiones más críticas se vuelve excesivamente dramática. ¿Qué es esa cara que pone cuando él está a punto de ahorcarla? ¿Es eso miedo? No es una actuación que case con el estilo naturalista de toda la película. Y donde se vuelve casi ridícula es cuando está explicando los cuadros en el museo. Entiendo que la idea es que la veamos disfrutar, pero la mujer está como drogada viendo a Kandinsky.


viernes, 19 de agosto de 2022

LAS NIÑAS

Dir.: Pilar Palomero
2020
100 min.

Película dedicada y restringida a quien se pueda identificar con un tipo muy concreto de educación católica. No sé quién más puede sacar algo interesante de ella. Ni argumental, ni interpretativa, ni reivindicativa, ni estilísticamente.

El tema del coro, que atraviesa la película es tremendamente débil. El colegio obliga a las niñas que no cantan bien a mover la boca para que los padres crean que pertenecen a ese coro celestial. La gran reivindicación de la niña protagonista es cantar con su voz desafinada integrándose en el sonido de las voces. ¡Pero nunca ha dicho nada interesante a lo largo de la película! Lo máximo que ha hecho ha sido preguntar a su madre acerca de su pasado.

La madre es un personaje desagradable por todas partes. Por supuesto la película la sitúa en una situación suficientemente desfavorable para que no la culpemos de todos sus errores. Pero lo que nos llega es una mujer cuya falta de toma de decisiones y su poca valentía convierten la preadolescencia de su hija en una tortura.

Estilísticamente tenemos un calco de “Verano 1993”, la fecha de la película se nos promete que es 1992 aunque hay varios elementos que nos recuerdan a casi un par de décadas antes. Hay un formato de 4:3 que supongo que más que a los encuadres supongo que se debe a un viaje al pasado. Como ya se descubrió en los años 60 es el mejor formato para grabar interiores. Vemos este juego que gusta mucho de usar la arquitectura de la casa para redimensionar el plano como se hacía en “Viaje al cuarto de una madre”. Tenemos una fotografía grisácea, como abunda en nuestros tiempos. Tenemos un sonido natural, pero terriblemente ejecutado. No hay banda sonora.

Las actuaciones no están mal, pero tampoco tienen ningún momento donde veamos un gran desarrollo de personajes. Lo máximo que vemos son los momentos donde juegan todas juntas a ser mayor. La discoteca de adolescentes… Ahí las actuaciones por lo naturales son buenas. Pero precisamente se ha dado esa libertad a las actrices por su intrascendencia en la trama.


lunes, 15 de agosto de 2022

LA VERBENA DE LA PALOMA

Dir.: Benito Perojo
1935
78 min.

No diré original, pero sí es una película creativa. Al compararla con el cine español que se haría en las décadas posteriores encontramos un despliegue de medios sorprendente. Así tenemos unos movimientos de cámara que nada tienen que ver con la teatralidad de los años 40. Vemos también que la Canción de Julián está cantada como un monólogo interior. Mientras él trabaja en la imprenta, se superpone su imagen recitativa. Y no solo la suya: también le responde la Señá Rita.

La cámara atraviesa paredes. Las dos hermanas bajando las escaleras están rodadas en un plano en el que vemos todo el tramo de escaleras completo. El gentío de la verbena. Las miradas con las intenciones claras de ambas chicas… Y es que las interpretaciones están más que bien. Como digo la cámara en general es mucho más expresiva de lo que las décadas posteriores nos permitirían esperar del cine español. Más inri tratándose de una adaptación teatral.

Hay una escena que tiene un poder cinematográfico total: la escena de la cantaora. El audio no es el mejor del mundo (cosa que pasa factura a todas las escenas). Esto implica que los sonidos de esta escena pierden fuerza. La ejecución del piano rapidísimo no es muy limpia, así los trinos no suenan con claridad. El coro final tampoco se entiende, suena embarullado. El baile que vemos en el tablao tampoco es lo más llamativo del mundo. Pero a pesar de eso la escena es muy potente. La cámara vuela desde el bar donde están bailando y se posa en el balcón de las hermanas. Ahí está sólo la vieja. Las hijas le contestan desde dentro. A la gente del balcón les contestan desde todas partes. Desde balcones altos, desde balcones abuhardillados, desde abajo, se devuelve la atención al escenario…

Está claro que la obra original gozaba de gran popularidad cuando se hizo la película. Así no puede esperar a cantar la seguidilla del mantón de la China. Se canta una única vez, sin una gran puesta en escena. No sé si en parte del metraje perdido se tiene otra repetición. Lo cierto es que cuando acaba la película nos quedamos con ganas de escucharla algo más. Personalmente me pregunto si faltará también la canción del sereno. La película lleva un ritmo muy dinámico y este Nocturno lo detiene mucho, pero a mí me gusta. Me inclino a pensar que sí estaba grabado porque igualmente cuando se irrumpe con ¡Esto se arremató! Aparece el sereno amenazando con tocar el pito. Lo cual me lleva a pensar que antes se nos había debido presentar al personaje.

El otro momento icónico, el de la Seguidilla también tiene una ejecución muy sorprendente. Sobre todo porque ha habido que hacer una traducción imposible en el teatro: se decide representar en un tranvía. Un tranvía que sorprende muchísimo, porque es el armazón completamente desnudo. De esta manera ellos pueden tener una conversación supuestamente discreta pero que motive los comentarios finales del pueblo. Después de haber puesto en la cara del boticario la cola de un caballo se alejan la vieja las dos hermanas y don Hilarión. Aquí cantan el dueto que suena a final con ella mirando a Julián enamorada y el boticario sacándole la lengua.

En cuanto al triunfo del romance de los dos jóvenes se resuelve de forma muy penosa. Ella pasa de estar enfadadísima con Julián a querer que los encarcelen juntos literalmente en un plano y contraplano. Antes de este momento ella ya ha cantado cuanto más me sofoca le quiero más y más. Ésta me parece una gran frase para el cierre de esa escena. Pero antes del último reenamoramiento ella ya ha vuelto a renegar de él… Digamos simplemente que es algo muy artificial.


viernes, 12 de agosto de 2022

NOCHE EN LA TIERRA

Dir.: Jim Jarmusch
1991
128 min.

La propuesta son 5 historias que suceden simultáneamente en 5 taxis. Todas en la misma noche en 5 ciudades. Vemos cómo cae la noche en Los Ángeles y cómo despunta el alba en Helsinki. Aunque pueda sonar a propuesta interesante lo cierto es que no va a ningún lado. ¿Cómo puede afectar nada de lo que ocurra en cada ciudad a cualquier otra historia? La propuesta no se puede explotar, la película lo sabe y dejará que esto sea meramente la transición entre las historias. La excusa para mostrarnos la pared con los 5 relojes que nos permitan viajar de un lado a otro.

Por suerte las historias que aparecen sí nos cautivan. Casi todas explotan el recurso de juntar en un espacio pequeño a dos personas de mundos muy distantes. En la última, la de Helsinki, tenemos a los personajes más uniformes. Quizás el mayor choque que ocurre entre ellos es que los pasajeros vuelven de una noche de fiesta mientras que el conductor asegura tener dos trabajos y una vida durísima. Este conductor tiene una imagen muy interesante. Pelo largo, bigote enorme y gesto serio y cansado.

Los personajes con los que más me cuesta empatizar son el pasajero de Nueva York y el taxista de París. En Nueva York ocurre una escena que se presenta cómicamente y que hoy en día la vemos de forma bastante crítica. Mientras el pasajero conduce desde Manhattan hasta Brooklyn se encuentra a su cuñada por las calles. A la fuerza la mete en el taxi diciendo la obediencia que le debe a su marido. No nos escandalizamos porque la pelea que tienen entre ellos es muy infantil, pero básicamente estamos asistiendo a un secuestro. Todo bajo la mirada del simpático taxista checo.

En Los Ángeles la taxista que sueña con ser mecánico se come la pantalla. Ese taxi sucio, ese paquete de tabaco enganchado al techo y del que no deja de sacar cigarrillos. La productora de cine de alta sociedad y acostumbrada a vivir entre actores famosos no puede comprender que los sueños de alguien puedan consistir en un trabajo como el de mecánico. Este encuentro a veces nos deja cosas que no nos creemos y que vemos casi con vergüenza. Por ejemplo cuando la pasajera debe atender una llamada importantísima y la taxista enciende la radio. Vale que un taxista puede ignorar brutalmente a su pasajero, pero no me creo que alguien que se toma tan en serio su trabajo no se fije en algo así. Porque, además, no ha habido música en ese taxi hasta ese momento.

Hablemos de Roma porque es sin duda el taxista más memorable. Como escena todo se queda en un sketch, digamos que es el relato que tiene menos que contar. Pero la actuación de Roberto Benigni es brutal. Antes de que se suba el cura que será el pasajero ya le vemos como un ser incapaz de mantenerse callado. Cantando, citando a Dante para poder saltarse las calles, insultando a la policía.

—¡Es usted un peligro!

—Yo llevo un taxi y ellos pistolas y el peligro soy yo.

Al subirse el cura, a quien el taxista insiste en tratarle de obispo, decide que ha llegado el momento de confesarse. Sin que el cura le de permiso para ello él empieza a relatar toda una vida de perversiones sexuales. Una vez que ha arrancado a relatar sabemos por dónde va a ir más o menos toda la escena, pero es imposible dejar de escucharlo. El tipo insiste en añadir todo lujo de detalles a su narración. Lo acompaña todo de una gesticulación maravillosa. Tira el cartel de Prohibido fumar por la ventana. En vez de mostrar arrepentimiento busca que empaticemos con su historia. Es un recital de actuación maravilloso.

Los créditos iniciales tienen una canción de paso lento, una voz rasgadísima y en algún sentido un aire cómico. Esta música la estaremos oyendo en versión instrumental en casi todos los planos que acompañen al taxi en silencio por las calles de las ciudades.


viernes, 5 de agosto de 2022

LA TIENDA EN LA CALLE MAYOR

Dir.: Ján Kadár
1965
121 min.

Toda la parte de en medio, la más estrictamente cómica es la que menos me interesa. No llega a ser divertida y el personaje protagonista representa un arquetipo que hemos visto muchas veces y que no muestra nada más de lo que esperaríamos de él. Lo hemos visto en todo tipo de películas además. Produce poco más que una sonrisa el hecho de que el arianizador que debía quitarle la tienda a la anciana señora Lautmann se vea forzado a trabajar como su empleado porque no es capaz de llevar la tienda.

La propuesta fuerte de la película sí me resulta muy interesante. Muestra el comportamiento que podemos esperar de un ario que está en contra de la ocupación nazi. Me gusta mucho más este relato que la visión heroica de “La lista de Schindler”. La escena que resume su relación con el régimen es cuando le visita en su casa su cuñado. El cuñado es nazi y, como tal, tiene acceso a ciertos lujos. El hombre, vago como corresponde a su estereotipo, hace lo que puede para poder mantenerse y si eso significa que acepte los regalos nazis, él lo hará.

La gran escena de la película es la final. Cuando el protagonista y la señora Lautmann están encerrados en la tienda un sábado que las tropas nazis están llevándose a los judíos. Aquí es donde la película explota y donde se muestran las reacciones más interesantes. Cómo el tipo, que tiene un trato amigable con los vecinos y de enfrentamiento con los nazis actuará como le dicten sus tripas. Cuando tenga miedo querrá entregar a la mujer a los militares. Cuando lo vea posible, la protege. Es una visión donde todos los que no se enfrentaron a la ocupación cargan con la culpa del holocausto.

Para mi gusto se abusa del alcohol. No me gusta que cada vez que el hombre deba hacer frente al nazismo esté borracho. Hace que todas las escenas de tensión, en las que la situación se va de quicio, en las que triunfa el irracionalismo nazi, se vuelvan algo melodramáticas. Puedo entender el mensaje de que no hay quien comprenda las ideas nazis, pero estéticamente es muy feo. En este sentido es mucho más poderosa la actitud de la anciana, que cuando ve cómo tratan los nazis a los judíos dice que no entiende nada. El paralelismo con algunos ancianos y su actitud ante la pandemia actual es salvaje.

Una gran intervención es la de un barbero que asegura no estar asombrado de que les echen de sus ciudades. El protagonista se asombra porque es la primera vez que tan salvajemente se ve hasta dónde puede llegar el nazismo. Sin embargo en la comunidad judía llevaban mucho tiempo viendo los pasos que iba tomando.