viernes, 24 de noviembre de 2023

¡VAMPIROS EN LA HABANA!

Dir.: Juan Padrón
1985
69 min.

Es alocada. Me gustan los personajes. Me gusta su diseño. Me gustan los recursos de animación. Me gusta la técnica de animación. Sin exigir fluidez consigue un movimiento muy agradable al ojo. El juego de acentos me parece divertido.

Hay varias narrativas abiertas y consigue que me interesen todas. Hay un conflicto amoroso, una revolución política contra Machado en Cuba y todo el tema de la pócima para permitir a un vampiro exponerse al sol.

Me encanta también el papel que tiene la música. Cómo Pepito seduce a las mujeres usando su trompeta. Mientras toca en la noche bajo la ventana de su amada un vecino le grita que deje ya la cornetita. Me resulta muy divertido que las mujeres cuando se excitan seducidas por Pepito se agarran las tetas porque les vibran. Hay un momento en el que la música brilla: cuando Pepito y Lola imaginan su futuro. Es una escena de ensoñación a la altura del final de “La la Land”. También me parece divertido que al enterarse él que es un vampiro, se repite esta misma escena imaginándose estos niños con aspecto cadavérico.

Es divertida la escena en la que vemos el club exclusivo en el que los vampiros beben todo tipo de sangres. Hay tubos enganchados a brazos de hombres borrachos y cada vampiro pide la sangre con el alcohol que quiere. Un experto en sangres prueba sólo el dedo de un hombre y, tras dar su aprobación cuelgan al hombre como si fuera un gotero.

Hay un personaje gallego, el dueño de la empresa de transportes que debe traer los ataúdes de los vampiros europeos a Cuba. Este hombre tiene empleados a unos cubanos que no trabajan y que en su lugar juegan todo el rato a los dados. En un momento dado discute con un cubano por la manera de conducir. Él, como español, le grita: ¡Que si no fuera por nosotros aún iríais en taparrabos! Por otro lado los vampiros estadounidenses están deseosos de abandonar Cuba porque hay muchos negros.

El final de la película, cuando todas las tramas avanzan a gran velocidad el ritmo es demencial. No se deja una pausa en ningún momento. La película va como un tiro, no deja reposar las acciones. Lo cierto es que funciona de maravilla pero uno termina algo exhausto. Precisamente como decide no construir momentos para la emotividad puede llevar a los personajes de un sitio a otro y matar a quien haga falta para finiquitar las tramas.

Hay un chiste en el que en un local de mala muerte dejan entrar a Pepito y Lola en cualquier habitación que ellos quieran. Cuando aparecen los dos mafiosos estadounidenses poniendo el dinero en el mostrador se les echa a patadas porque es un establecimiento para gente normal, ¡freudianos!


viernes, 17 de noviembre de 2023

ZOEY 102

Dir.: Nancy Hower
2023
0 min.

Los personajes son irreconocibles salvo por sus detalles más anecdóticos. Logan sólo nos resulta reconocible cuando lo vemos con una camiseta sin mangas. Chase sólo conserva respecto a la serie el chiste recurrente en el que se choca frontalmente con cualquier cosa. El actor ni siquiera hace el esfuerzo de mantenerse escuálido como su personaje de la serie.

La trama es absolutamente tópica. Son personajes a los que suponemos adultos pero cuyas motivaciones y decisiones son absolutamente propias de adolescentes. Si la película se sostiene gracias a la nostalgia no puedes tener una trama dirigida al mismo sector de la población que la serie: tu público ha crecido.

¿Qué más le da a Zoey que la boda se celebre cerca del plató del reality show? ¡Si pretende trabajar con un pinganillo le da igual dónde estén! Lo del actor contratado para fingir ser su novio y dar celos a Chase no puede estar más manido. El chiste con el que cierra la película, que desvela que el actor es el asesino que anda suelto por la zona nos lo vemos venir desde muy lejos.

El chiste con el que arranca la película: la pedida de mano en la segunda cita está hecho de la manera más torpe posible. En general los chistes no funcionan. No me refiero en cuanto a líneas de diálogo. Me refiero a que son situaciones caóticas, que parecen descartes de la serie. Nunca se ha hecho un esfuerzo por adaptarlas al ritmo de la película. Por ejemplo cuando aparecen con el guaperas de reality con la cara pintada Zoey hace el gag mil veces visto y siempre como fracaso estrepitoso de quien tiene que dar un discurso para distraer a su público de algún marrón que quiere esconder. Para ello hace aspavientos y gestos vergonzantes.

No me creo de ninguna manera que alguien como Zoey, que trabaja en un mundo feroz como las producciones televisivas, no tenga la suficiente asertividad como para manejar esa situación. Es imposible que hubiera durado nada en ese mundo. Por delirante e innecesario me gusta el chiste, con poquísima repercusión, consistente en que el participante del reality pierda la memoria de los últimos 6 meses. Es inesperado. ¿Cómo saben que son 6 meses? ¿Por qué esa pérdida de memoria deviene en esa actitud tan inexplicable? ¿Cómo nadie se da cuenta? ¿Nadie decide llevarle al médico?

Por motivos similares me gusta que la escuela en la que estudiaron resultara un fraude. De alguna manera es un gesto de irreverencia al referente homenajeado. Como contrapartida a los fans se les da el beso entre Zoey y Chase que estaban esperando.

Me parece bastante salvaje cómo se trivializa el alcoholismo de Zoey sobre todo teniendo en cuenta las complicadas circunstancias que Jamie Lynn Spears ha sufrido y que son por todos conocidas. Del mismo modo me parece escandaloso el mundo laboral salvaje que se muestra al final de la película. A modo de broma un productor despide a un empleado a capricho de Zoey y ella traiciona sus principios por un aumento de sueldo.


viernes, 10 de noviembre de 2023

CRISTO

Dir.: Margarita Alexandre
1954
73 min.

Sorprendentemente cinematográfica. Es muy particular. La única película que puedo pensar que se le asemeje es “El muelle”. Pero esta película tiene mucho más de story board. Aquí los planos son los que uno esperaría si la película fuera convencional. Pero todos son cuadros. De alguna manera sirve para darse cuenta de que muchas veces el cine no tiene una idea de cuadro muy distinta a la de la pintura.

Se permite hacer paneos, primeros planos. En los momentos más dinámicos es casi animación. Un mismo personaje aparece en posturas distintas reaccionando a lo que se narra. Por ejemplo, Caifás cambia su expresión cuando Jesucristo confiesa su naturaleza divina.

La narración es bastante rutinaria aunque realizada con destreza. Mantiene un buen ritmo. De toda la prédica de Jesucristo elige contarnos la parábola del hijo pródigo, probablemente la que sea más narrativa.

El momento de estética más llamativa es en el que la turba manda a Jesús a la cruz. Ahí la película se centra en las pinturas negras de Goya para hacer más grotesca la muchedumbre judía. Muchas de estas obras no son religiosas, lo cual pone de relieve la magia del montaje. Aquí la música también juega un papel muy importante.

Antes de que comience la película un rótulo nos avisa que la mayoría de las pinturas que vamos a ver están realizadas por pintores españoles. Excusa los autores extranjeros diciendo que sus cuadros son patrimonio de España. Más le valiera a la reputación de la pintura española no haberse visto involucrada con algunas de las terribles pinturas que se muestran, sobre todo en lo que a Jesús de niño se refiere.

El ritmo se usa con sorprendente habilidad. No es que sea muy novedoso en términos cinematográficos; lo sorprendente es que con imagen fija se consiga ese dinamismo. La película se pausa cuando Jesús muere en la cruz. Aquí es evidente qué permite a la película detenerse: la voz narradora se calla. La música se detiene. Por lo general cada vez que veo una película que me cuenta la vida de Cristo el epílogo de la resurrección es lo que más pesado se me hace. Pero en este caso todavía se habla de lo que hicieron los apóstoles y consigue mantener mi interés.


domingo, 5 de noviembre de 2023

ESTA AMBICIÓN DESMEDIDA

Dir.: Santos Bacana
2023
118 min.

Un making of más que un genuino documental. Había poco material que fuera de real interés y más parece un pase VIP para curiosos que quieran enterarse del intríngulis.

Tiene tres partes muy marcadas, con temáticas muy distintas. La única en la que se trata el tema creativo es la primera parte. Ahí vemos a alguien conceptualizando un disco, reuniéndose con artistas cubanos. Esto me interesa porque veo experimentación musical. Es bonito escuchar el estado embrionario y torpe de canciones hoy consagradas. Me gusta mucho escuchar la pobre y dubitativa interpretación de la introducción de “Muriendo de envidia”.

Las otras dos partes apenas tienen nada de artístico. Entiendo que el título de la película hace referencia a una gira demasiado colosal para llevarse a cabo. Un tipo que tiene unas ideas tran grandilocuentes que se arruina él y quien tiene a su alrededor para conseguir el espectáculo que él tiene en la cabeza. Lo cierto es que nunca me llega esta imagen de “Fitzcarraldo”. Constantemente veo a un tipo que, sí, renuncia a sus ganancias, pero tiene un montón de gente a su lado resolviéndole problemas.

Respecto a la tercera parte es el éxito en que por fin se convertiría la gira. Todo el tinglado que se monta para levantar ese espectáculo. Aquí la producción se vuelve muy profesional y se busca magnificar lo que hay en el escenario. Funciona pero creo que es demasiado comedido. Entiendo que pensando en el público de televisión, la película no se permite dejarse llevar por el directo. Como mucho escuchamos una estrofa de las canciones. En una sala de cine la energía que se produce te permitiría tragarte el concierto entero y cuando las canciones se cortan, me resulta bastante frustrante.

En general creo que hay personajes suficientemente carismáticos a su alrededor. Pienso sobre todo en la familia Carmona. Es gente que se come la cámara con cada aparición. Me encanta cuando están de camino a un concierto, todo el mundo con los nervios a flor de piel y se descubre que uno de los que van a actuar esa misma noche va conduciendo y narrando a cámara la vez que estuvo negociando una actuación para Beckam. Me hace mucha risa cuando están escuchando música callejera, fuertemente percusiva y comentan dos flamencos: están tocando por bulerías.

Me divierte mucho más la historia de los chorizos (con ese comentario de C. Tangana: Es bonito Alcorcón) que todas las desgracias técnicas tocando en América. Prefiero las intervenciones de estas personas que tienen un peso narrativo en el documental que no su séquito, de cuyo trabajo no dudo, pero que parece que su única labor es ser una referencia de confianza para él. Hay un tipo que trabaja en su empresa y cuyo único momento relevante en el documental es aquel en el que pide más dinero por una gira que va a salir a pérdidas. Hay otro mazas que es la persona más flipada del mundo describiendo que para saber lo que necesita Pucho, tiene que vivir como pucho. ¿Qué le vemos hacer? Estar.

No soporto en absoluto a su madre. Me parece una especie de nueva rica, con una especie de altivez de quien tiene la suficiente confianza como para desmontar el ídolo que es C. Tangana. No soy capaz de describir cómo me repele la manera en la que se refiere a su propio hijo como Pucho.

En este sentido, también siento un cierto rechazo hacia la escena en la que se abre emocionalmente a sus amigos en el patio de su chalet de Madrid. Por muchas lágrimas genuinas que haya, no dejo de pensar que eso es un documental autorizado, por lo que lo veo como su fuera un reportaje para la prensa rosa.


viernes, 3 de noviembre de 2023

BANDA APARTE

Dir.: Jean-Luc Godard
1964
95 min.

Es juguetona. Nos da tres personajes sencillos y con los que es fácil encariñarse. Como se hacía en “Al final de la escapada” se juega con el solemne género del cine negro. Igual de quijotesco, los tres personajes están acostumbrados a leer novelas de atracos y juegan a convertirse en delincuentes.

A ese cariño que se tenía a Jean-Paul Belmondo y Jean Seberg se suma el juego que veíamos en “Pierrot el loco”. Tenemos ese maravilloso momento en el que deciden estar un minuto sin hablar y la película prescinde totalmente del sonido. No llega a estar ni medio minuto así antes de que Sami Frey pierda la paciencia. Toda esta escena merece comentarios. El juego de sitios. Cómo ambos amigos se rifan a la chica. La cámara apenas se mueve en esta secuencia y aún así resulta muy dinámica. Cómo bailan los vasos en la mesa… Es una maravilla.

Este momento concluye con el mítico baile. Dura bastante más de lo que uno esperaría. Es una coreografía relativamente corta. Que los tres disfrutan tremendamente. El camarero no deja de hacer su trabajo y los sortea como puede. El vestuario. La actitud de todos ellos… En esta imagen se graba a fuego un icono de la Nouvelle Vague. Me encanta la manera en la que la palmada satura el sonido. Cómo se miran entre ellos. Al acabar esta escena la voz narradora nos cuenta cómo se termina de desarrollar la velada. Cuando dejamos de ver planos de París y vemos de nuevo a la pareja que tiene el protagonismo en ese momento vemos a Arthur caminando de una forma imposible. A mí me resultó muy gracioso y evitaba que se solidificara el género de la película.

La escena del atraco no es menos divertida. El rostro de ambos atracadores cubiertos por las medias que le acaban de robar a la chica. El sombrero de gánster que completa la figura de Franz. No es particularmente cómico el desmadre en el que desencadena toda la acción. Pero sí es maravillosa la muerte de Arthur. Esos giros bufonescos antes de por fin resignarse a morir después de haber recibido suficientes tiros como para estar agonizando en el suelo. Me gusta el epílogo en el que se nos concita a una segunda entrega de la historia de nuestros protagonistas. Es una maravilla todo este juego.

Me gusta mucho también la clase de inglés. Aunque no es particularmente divertido ver cómo confabulan para escaquearse de las clases, sí me gusta el dictado que hace la maestra. Ella lee “Romeo y Julieta” con la intención de que los alumnos lo traduzcan simultáneamente al inglés. Pero se deja arrebatar por la lectura y pone gran intensidad en los diálogos. Tan solo sale de su embrujo de vez en cuando y repite con más pausa la última frase que haya leído.

Me gusta el momento en el que estando en un bar suena de fondo el tema principal de “Los paraguas de Cherburgo” y me gusta que se muestre el letrero luminoso de una tienda que se llama Nouvelle Vague. Me gusta el juego recurrente de ambos amigos en el que Arthur tiene que correr para subirse en el descapotable conducido por Franz y que nunca le espera.