viernes, 31 de mayo de 2019

LOS CUATROCIENTOS GOLPES

Dir.: François Truffaut
1959
94 min.

Las películas de niños que se comportan como adultos me producen gran rechazo. Las interpretaciones ayudan a mitigar este efecto. De hecho llevaba mucho rato de película cuando he pensado por primera vez que lo que estaba viendo debería repelerme. El protagonista principal hace un gran papel.

El actor que hace de padre del niño está hecho para ese papel. No es un gran personaje ni tiene grandes frases pero el aspecto en general es maravilloso. Esa despreocupación por el niño salvo cuando le lleva la contraria… Es un ser inofensivo que se pregunta qué ha podido salir mal con su hijo.

El ambiente en el que vive el niño y en particular su casa es desolador. Ese edificio viejo de paredes deprimentes es terrible. Así como el sofá en el que duerme y que cada vez que alguien entra en su casa golpea con la puerta. Su relación con sus padres, distantes y por supuesto la habitual figura dictatorial del maestro de escuela. La bata de profesor le da un aspecto más adecuado que los habituales trajes.

El blanco y negro de toda la peli es excelente. Fotografía perfecta.

En muchos planos el objetivo tiene un ligero ojo de pez. Salta especialmente a la vista en planos como el último del protagonista corriendo en un plano larguísimo. Me intriga mucho si eso está rodado en un travelling o sobre un vehículo increíblemente estable.

Hay una gran escena con el protagonista faltando a clase y montando en una atracción de feria, en una especia de centrifugadora. La actitud del niño de felicidad absoluta ante esa libertad es maravillosa. Y esos planos donde flota centrifugado…

La primera escena muy costumbrista en clase es de gran virtuosismo. Dura bastante rato y consiguen que siempre pasen pequeñas acciones que mantengan el interés. El niño peleándose con su cuaderno mientras el protagonista vuelve a la clase es un recurso muy sutil y efectivo para ocupar ese tiempo y conseguir no cortar la escena para no defraudar a sus compañeros de la Nouvelle Vague.


miércoles, 29 de mayo de 2019

LA MONTAÑA SAGRADA

Dir.: Alejandro Jodorowsky
1973
109 min.

La idea está bien, pero el montaje es lamentable. Por las imágenes experimentales y simbólicas es difícil la noción de historia. Sin embargo sí hay una historia bastante clara. Sin un ritmo concreto en los planos, no hay forma de que la película tenga continuidad. Y, efectivamente, eso lo vemos en muchas ocasiones.

El momento más claro es el final. El maestro ha abandonado a sus discípulos en la montaña e inmediatamente aparece él otra vez en la mesa de la sabiduría. El caso es que, tal y como está hecha, apenas parece que se haya ido el maestro. Lo hemos visto muy pocos segundos antes en pantalla. No hemos pensado en ningún momento que nos hayamos despedido de él.

Otro asunto es la presentación de personajes. Tiene que presentar a los ladrones y contar sus pecados. Sin embargo, creo que son 6, detiene enormemente la película. En esta parte me recuerda a “Tommy”, la película de The Who. Planos muy llamativos y casi estridentes pero con una fotografía muy antigua que suaviza cualquier impacto.

Por último, critiquemos las actuaciones. En general son pobres. Por suerte los personajes no son elementos importantes. No hay personalidades definidas ni hacen falta. Son personas que están ahí para generar las imágenes que nos interesan. Pero el momento de rabia de Jesucristo es muy pobre. Jesús se enfada cuando observa que van a vender en masa una imagen suya. Pero este enfado tiene una interpretación que deja mucho que desear.

Aunque lo pueda parecer, no me ha disgustado, la mayoría de las imágenes me han gustado. Creo que hay un poco de obsesión por la violencia y, en particular, con las armas. Pero creo que sus propuestas en general eran interesantes.


domingo, 26 de mayo de 2019

CORAZÓN SALVAJE

Dir.: David Lynch
1990
125 min.

Protagonizada sorprendentemente bien por Nicolas Cage. Se trata de un personaje empeñado en demostrar su libertad personal. Está encerrado en sí mismo así que la total falta de expresividad del actor es idónea. Sin embargo, resulta realmente potente cuando acaba de matar a un hombre y está cubierto de sangre como un psicópata. Está absolutamente sobreactuado, lo cual es perfecto para el protagonista.

La pareja es fascinante. Sin ninguna preocupación como en un camino de Oz al que se referencia continuamente. En ocasiones de forma muy poco compacta con el resto de la película. El ejemplo más evidente es la última escena cuando se aparece la bruja buena. Sin embargo, el simbolismo de Lynch está bastante comedido. No puede evitar los primeros planos perturbadores de caras, francamente incómodos, pero por lo general podemos decir que ha contado una buena historia.

El hachazo al liberalismo es completamente descarado. Esa chaqueta de piel de serpiente, que no significa nada pero que le sirve a Cage para reafirmarse una y otra vez en la libertad ficticia que ha creado Estados Unidos. En el desierto es súper libre. No debe nada a nadie. Pero un día llega el embarazo de Lula: una boca que alimentar. Se hace padre de familia. Aquí se ve arrastrado por Willem Dafoe a un atraco. Él no tiene ningún interés en cometer este delito. Cuando el capitalismo aprieta no hay chaquetas de serpiente que valgan.

No acabo de entender el empeño que tiene Lynch por darnos secuencias desagradables de ver cuando el sufrimiento de los personajes ya es patente. Las encías de Willem Dafoe es el broche perfecto para una escena sórdida, con la cámara mucho más cerca de lo que nos gustaría pero que consigue sumergirnos sin remedio. Pero a cambio nos da planos magníficos como Lula saltando en la cama, la pareja dando patadas al aire o un asesino que aparece detrás de una moneda. La película está llena de estos planos no todos muy llamativos durante el visionado pero que, por algún motivo, se graban a fuego en nuestras retinas.

Muy tierno el personaje continua víctima de Harry Dean. El sonido del cuero y de la famosa chaqueta dota a las escenas de cierto ambiente crudo en el que a nadie le gustaría estar. La música de Wicked Game consigue que salgas de la película con un recuerdo muy entrañable.


sábado, 25 de mayo de 2019

YO, ÉL Y RAQUEL

Dir.: Alfonso Gomez-Rejon
2015
105 min.

Con tan solo tres o cuatro planos observamos que el director está enamorado de Wes Anderson. En poquísimo tiempo ha invocado casi todos los elementos de su cine. Un poco después descubrimos que la historia está enmarcada en unos alumnos de instituto. El retrato de este lugar parece sacado de cualquier película de Disney Chanel. Después de una escena calcada del estilo de Anderson nos encontramos con un compendio de bichos raros de instituto. Pero no son grandes personajes, muchos de ellos no vuelven a parecer en la peli. Recorremos el catálogo mientras la cámara nos muestra cada individuo como un ser único. Parece que fue al guionista a quien se le olvidó crear personajes genuinos. ¿Cómo serán los institutos en Estados Unidos para que tanto sufra cualquier persona con la más mínima inseguridad?

Efectivamente, el protagonista es un ser acomplejado. Es un tipo que solo ha visto muchas pelis y es gracioso. ¿Es gracioso? No. Su personaje está considerado gracioso, pero no es gracioso. No me refiero a todos los chistes malos que hacen que la gente le mire con paternalismo y que le van abriendo paso. Incluso aquello ingenioso pierde toda su energía cuando sale de él. Raquel es una enferma terminal que recibe las visitas de Greg. Solo se ponen serios cuando él decide. Porque es un personaje gracioso y no puede permitir que nadie exprese ninguna emoción distinta a la felicidad mientras él está delante.

Es una peli demasiado americana por momentos. La primera vez que hacen mención de su afición por el cine dicen que ven películas extranjeras. Son los más alternativos del mundo. ¡Llaman a “Fitzcarraldopelícula extranjera! Admito que es algo para caracterizar a unos adolescentes, pero me sigue poniendo muy nervioso. Desde este momento se llena la película de referencias a otras. Pero no son homenajes, no son parodias, no son rimas formales. Son sólo eso: introducir fotogramas, trozos de la banda sonora… Me pone tan enfermo escuchar a Morricone mientras un personaje anda por los pasillos del instituto... Y aún no sé en qué momento pareció buena idea tanta dosis de “Los cuatrocientos golpes”.

Los diálogos parecen paródicos del cine independiente americano. ¿Por qué no saben nada los americanos? ¿Por qué le preguntan a alguien lo que es la leucemia? Y ¡Dios! cómo detesto escucharlos reflexionar sobre lo que es ser buena persona y lo que está bien… Todo el mundo tiene una opinión sobre qué es correcto, todo el mundo la comparte y cualquier conflicto de la peli nace de que un personaje espera de otro lo que no debería. Viendo esta peli también he recibido sobredosis de planos donde el punto de atención está muy arrinconado. Además hay muchísimo fetichismo: ¿para qué invocar la personalidad de alguien si puedes invocar sus cosas?

Después del primer tercio de la peli se nos avanza el final. De dice expresamente cómo va a terminar la peli. Por esto hay una escena especialmente dramática en plano secuencia que pierde muchísima fuerza. Además la chica con cáncer se encuentra en un momento de inflexión entonces tampoco es muy agradable de ver porque nos cae un poquito mal en esos instantes… Después por suerte el final no está mal. Hay cosas interesantes como que dos personas en una cama de hospital puedan recrear una sala de cine en un estreno. Habría sido demasiado pedir que hubiesen evitado que la luz del proyector cegara la lente de la cámara.

La historia, aunque pueda parecer lo contrario es una buena historia. Pero hay un director que parece estar continuamente recordándonos que está ahí tomando decisiones. El recurso del alce por ejemplo es bonito (herencia de Wes Anderson).

En lo personal me he sentido muy atacado cuando Greg ha dicho la frase […] literalmente. Sin sentido figurado. Tampoco me gusta mucho que se caiga en el recurso de alguien tocando todo cuanto hay en una tienda porque se siente incómodo por la conversación.

La figura de Earl, el negro, funciona casi como el perro de Unamuno en “Niebla”.


viernes, 24 de mayo de 2019

OCHO SENTENCIAS DE MUERTE

Dir.: Robert Hamer
1949
106 min.

He visto esta película porque tiene la peculiaridad de que un mismo actor interpreta a ocho personajes. Sin embargo algunos tienen un papel tan breve y otros están tan caricaturizados que es difícil ver al actor en ellos. Por tanto ¿bien ejecutado? Sí pero le quita el interés al asunto.

La película está constantemente narrada. Esto aunque es poco elegante como forma de narrativa soluciona bastantes conflictos de forma rápida. Apenas hay escenas. Todo cuanto se ve es para hacer avanzar la acción pero es raro que dos personajes interactúen en una localización. Casi todo lo que ocurre es narrado. Por supuesto hay diálogos importantes como la primera vez que habla con su futura esposa.

Aunque el protagonista es un asesino en serie los asesinatos y las muertes se muestran como algo sin importancia. No resulta muy divertido si es que este es el objetivo pero sí es humorístico ver al protagonista enormemente caballeresco en situaciones tan estrafalarias. Con esos trajes tan largos.

Hay bastantes errores de iluminación en las escenas de exteriores con blancos que hacen la pantalla algo incómodo de mirar. Alguna hay que está bien pero es especialmente desagradable ver los árboles de hojas reflejando el sol por todas partes.

Aparte de todo esto hay que reconocer que sabe mantener la atención del espectador. Podría devenir fácilmente en una serie de episodios con no mucha relación y con patrones repetitivos pero se evitan hábilmente.

Del mismo modo es muy inteligente el final. Tan solo un plano antes de que ponga The End parece que cualquier desenlace iba a ser decepcionante. Sin embargo el final es bastante bueno aunque insatisfactorio.


lunes, 20 de mayo de 2019

DOLOR Y GLORIA

Dir.: Pedro Almodóvar
2019
108 min.

Para quienes tengan un mayor seguimiento de Almodóvar que yo esta peli les resultará más cercana. La película habla de un director con depresión y múltiples dolencias físicas que no puede escribir desde hace tiempo. El personaje protagonista de Antonio Banderas es Almodóvar. Lo es por la forma de hablar (en particular es llamativa la imitación que hace en un coloquio con unos espectadores), por el amaneramiento y de forma más anecdótica por el pelo. Almodóvar se hace mismo protagonista absoluto de su película con ciertas referencias a su madre para callar el recuerdo de su muerte.

Lo cierto es que el bloqueo creativo no se vislumbra en ningún momento de su carrera. Puede que con resultados más deficientes, pero la distancia entre los años de estreno de sus películas se mantiene bastante independientemente de la muerte de su madre. Esto nos puede hacer pensar que la película es un poco exagerada y que Almodóvar es un llorón. Si evitamos conocer todo esto antes de ver la peli, la disfrutamos bastante.

Antes de caer en la cuenta de que Antonio banderas está imitando a Almodóvar acudimos a unos momentos de interpretación un poco inciertos ya que no vemos a Banderas en un tono habitual para él. No sé si es porque nos familiarizamos con el personaje o porque nos acostumbramos a Banderas, pero termina resultando muy convincente.

Todas las interpretaciones, salvo algún momento que chirría, son muy buenas. En particular es llamativo el talento del niño protagonista. Una de las primeras veces que le vemos es admirando a un chico varios años mayor que él quien se convierte en el primer objeto de deseo de su vida. Ayudado por un montaje muy preciso, consigue una gran carta de presentación. Supongo que Almodóvar guarda un muy buen recuerdo de aquel chico que conoció en el pueblo de su infancia pero ese amor queda un poco extraño ante la gran diferencia de edad.

El personaje que coprotagoniza durante la primera parte de la peli está interpretado por un desconocido para mí Asier Etxeandia. Su interpretación es muy buena pero en particular llama la atención una obra de teatro que interpreta con una preciosa escenografía y tremenda interpretación monologada. Es bonito que no se haya caído en el típico error de restar importancia a la metaficción. Si un personaje interpreta un texto, estamos acostumbrados a que éste sea sustancialmente peor que el guión de la peli. En este caso no es así, es un monólogo con un contenido interesante, que hace avanzar la trama, que está bien traído en la historia, y tremendamente interpretado en ese fondo mitad blanco mitad rojo con un gran tratamiento del color. Creo que este es el momento cumbre de la peli.

No puedo dejar de mencionar a Leonardo Sbaraglia. Hace un papel probablemente muy parecido a todo lo que hace. Pero en todo lo que hace tiene una cadencia al hablar que automáticamente convierte a sus personajes en seres sencillos de querer.

La trama de la peli está traída en casi episodios independientes a los que se da carpetazo y no se retoman. Podemos exceptuar quizás los recuerdos de su pasado que tiñen todo cuanto acontece en la peli. Esto hace que en ocasiones nos olvidemos de la trama principal pero a cambio la narración no se detiene en ningún momento a pesar de las dos horas de duración.

No creo que sea culpa suya, pero, al igual que hace Von Trier en “La casa de Jack”, se utiliza la voz en off para narrar con dibujos por ordenador ilustrativos. En este caso son muy estéticos y creo que están utilizados con bastante maestría. No es mi forma favorita de narración y sobre todo es poco académica pero tiene una ejecución satisfactoria.


domingo, 19 de mayo de 2019

EL CONGRESO

Dir.: Ari Folman
2013
118 min.

Es una buena película aunque en muchos aspectos poco original. Parece bastante hermanada con “La llegada” o “Interstellar”. El asunto este de que el amor es lo único eterno y estos temas. Además hacen un poco de crítica social y del mundo del cine. A este último asunto hay que agradecer a la peli que la protagonista se interprete a sí misma (o por lo menos a un personaje que se llama igual que ella).

Después de 40 minutos de película hay una escena en la que dos personajes hacen una especie de confesión sobre su amistad de toda la vida. Sin embargo, aunque han aparecido bastante tiempo en pantalla, no tenemos una empatía hacia su relación y todo lo que a ellos les hace romper el llanto a nosotros nos resulta un poco indiferente.

Empieza la segunda parte de la peli con una prolepsis de 20 años. Cuando la sociedad ha entrado en una dinámica donde la gente huele sustancias químicas para crearse una realidad donde sean más felices que en la que les toca vivir. Como distopía no está mal. No es muy original pero, como las alucinaciones son dibujos animados, tiene aspecto novedoso. El problema está en la forma de plantearlo. Es el siguiente estadio a una sociedad que se olvida de los problemas gracias al cine. Y se plantea en una película. A mí me parece un poco orgulloso por su parte. Como si la propia película quisiera distinguirse de una comedia barata.

Hay bastantes trozos de la distopía que me interesan bastante poco. El dibujante que se hace amigo de la protagonista tiene un papel muy importante pero no se lo trata como tal. Hay revueltas que quieren acabar con el sistema establecido, pastillas que te hacen recobrar el sentido, mundo real de gente harapienta, un sector social que vive por encima del resto… Todos los tópicos del género distópico.

Es bastante bonito el primer momento en el que parece la animación. Cuando se usa de manera más estética e interesante.


jueves, 16 de mayo de 2019

JOHNNY COGIÓ SU FUSIL

Dir.: Dalton Trumbo
1971
111 min.

Una película antibelicista casi siempre es bonita de ver. Si además está continuamente invocando el modo de vida americano y restregándoselo por la cara al público estadounidense, pasamos toda la película con una sonrisa un poco cruel.

El presente está en blanco y negro y los recuerdos en color. Tiene perfecta justificación dado lo que se cuenta, pero es distinto a lo que estamos acostumbrados. El presente suele ser en color y los recuerdos en escala de grises.

Hay tres asuntos principales que se tratan en esta película: la eutanasia, la guerra y el modo de vida americano; y una reflexión sobre el tiempo y los recuerdos.

El padre ultramaterialista frustrado por culpa del sueño americano. Considera que su mayor éxito es una caña de pescar. La verdad es que es muy triste y es una gran escena en la que le niega todo su amor a su hijo con absoluta naturalidad. No es una escena cruel, es la forma de entender la vida de ese hombre.

La eutanasia es el tema que me resulta más interesante. Me enfurece como a nadie ese espíritu hipócrita de defensa de la vida. El Estado no puede matar al soldado mutilado, sin embargo no ha tenido ningún reparo en mandarle a un frente donde arruinará su vida. Me interesa más el enfoque que recibe el asunto en “Mar adentro”. Aquí la negativa a eutanasiarle es por una cuestión política. En aquella película es un asunto moral. “Mar adentro” nos pone tristes y esta peli nos hace hervir la sangre.

En el aspecto de la crítica a EEUU hay un ataque bastante agresivo a la religión. Aparece la iglesia de forma muy expresionista. Un altar en mitad de un plató blanquísimo. Recuerda en cierto sentido a Jodorowsky. Una historia más uniforme y una edición más perfecta hacen que funcione mucho mejor esta peli. Es una película realmente blasfema. No se ataca gratuitamente a los símbolos que la población venera. Se pone a un mutilado de guerra frente a Jesucristo y le dice abiertamente que no tiene nada que ofrecerle. Todo el mundo ha repetido hasta la saciedad que Dios está con el ejército americano y Dios no les abandona: simplemente no tiene ningún remedio para ellos. Es muy bonito que en las escenas donde aparece Cristo los relojes de arena no se muevan. Él realmente está por encima del tiempo, no le niega los atributos que la tradición le da. En la pantalla aparece el mismo Dios en quien todo el mundo confía.

Argumentalmente hay muchísimas cosas interesantes. No nos gusta mucho que la enfermera se enamore de él. No hay por dónde coger ese cariño hacia un ser sin cara. Se acepta para que coja más fuerza la imagen de ella intentando asfixiarle. Pero no hace falta estar enamorada para aplicarle justicia, basta con ser una buena persona.

Los delirios son perfectos. Es preciosa la escena en la que empieza a contar los días. Con esos planos rapidísimos, el monólogo veloz. ¡El tiempo es la salvación que Dios no le da! De ahí que su final sea más trágico al arrebatarle lo único que mantenía su equilibrio mental. Es cierto que una vez que sabemos que lleva mucho más de un año ahí postrado nos llama la atención que en todo ese tiempo no se le hubiera ocurrido lo del código morse. En todo momento tiene el mismo nivel de lucidez. Es necesario para que haya película, pero es bastante inverosímil.

En el recuerdo que protagoniza con su padre en mitad del bosque hay varios asuntos muy interesantes. La narración de cómo pierde la caña de pescar de su padre es magnífica. No hay una gran historia acerca de cómo la pierde. Simplemente es una información que se debe transmitir y se hace con un plano muy rápido, conciso y genialmente montado. En el bosque hay un cierto momento que se desarrolla al amanecer. Esto está hecho con noche americana. El sol brilla mucho y los árboles generan muchas sombras que tiran por tierra el efecto.

Magnífica la actuación del protagonista, en particular magnífica interpretación de los monólogos interiores.


miércoles, 15 de mayo de 2019

LUZ QUE AGONIZA

Dir.: George Cukor
1944
114 min.

La narrativa en el cine clásico siempre deja una sensación extraña. Por un lado nos deja un poco insatisfechos por la simplicidad del relato. Por otro lado hacen las historias muy grandes.

Nos cuentan la historia da Paula una mujer cuyo marido quiere volver loca para poderle robar las joyas. Aunque esto no lo sabemos al principio de la peli (siempre que no hayamos leído la sinopsis que viene en la caja).

La película es una adaptación de una obra de teatro y lo cierto es que algunos actores son tremendamente teatrales. La primera vez que tenemos esta impresión es con el brevísimo papel de un profesor de canto italiano. No sé expresar muy bien qué ocurre con esa actuación pero nos convence muy poco. Ocurre de nuevo con la vecina cotilla que de alguna manera intenta introducir algunas líneas cómicas. No recuerdo todas, pero juraría que no funciona ninguna. En especial sus dos frases en el clímax de la peli.

El personaje de Paula es una gran víctima. Suelo odiar bastante a las víctimas pero en este caso ella no es débil. Realmente hay alguien que la machaca con gran astucia, sin piedad y maldad genuina. Odiamos al marido de forma muy visceral. El gesto continuo de las cejas ayuda mucho a fabricar este rechazo.

Es cierto que al final tiene que venir el policía de Scotland Yard a salvarla, pero no podemos esperar otra cosa de una película de los años 40. Ese papel está muy bien también. El actor tiene una forma de gesticular que recuerda a veces a Ewan McGregor. Está muy bien escrito este papel porque no acapara mucha atención durante la peli. Pero cuando va a convertirse en una pieza clave se presenta como alguien importante en la trama.

Del mismo modo muy buena construcción de la locura de ella. Ayuda mucho que sistemáticamente sea capaz de señalar todo lo que ocurre durante sus delirios. Y los primerísimos planos con unos juegos de luces muy interesantes. Es muy bonito ver en este tipo de cine cómo el actor avanza hasta justo el punto exacto donde va a tener su cara iluminada. La iluminación en general juega un papel bastante importante. El Londres nocturno está muy conseguido.

Un papel que podría ser algo discreto pero que está muy bien es el de la criada. Una chica borde pero que juega a seducir al marido. En este cine si una chica seduce a un personaje, también seduce al público. Esto no se puede permitir en este personaje porque es negativo. Es cierto que hay un trasfondo machista que juzga duramente que sea promiscua y es lo que le da ese punto negativo, pero no vamos a ponernos exigentes con una peli de 1944.