domingo, 31 de octubre de 2021

AL FINAL DE LA ESCALERA

Dir.: Peter Medak
1980
109 min.

Creo que comete uno de los perores errores de las películas del género. Monta una historia para justificar las escenas de miedo. Aunque sería una trama interesante, no se le dedica la atención para que luzca. Y es lógico, porque la película tiene otra naturaleza. Pero consigue desinflarse en ambos aspectos.

Hay demasiados elementos que los reconocemos como manidos y poco originales. Por ejemplo esa habitación oculta… La forma en la que la descubre es un poco lamentable. Para empezar no entendemos que alguien que tiene pensado vivir solo elija ese enorme palacete. No tiene sentido que alguien que visita la casa para irse a vivir ahí no se dé cuenta de que fuera hay más ventanas que dentro. Tenía sentido en “Rojo oscuro”, pero no aquí. La verdad es que cuando por fin vemos la habitación llena de telarañas es algo tan esperpéntico, que rompe la magia de la escena. Por supuesto nos sobra totalmente la escena con la que abre la película: la muerte de su esposa e hijo. Es cierto que esto permite a la película un juego acerca del niño aparecido. Pero es un juego que se rompe muy rápido. Pensamos que quizás se le esté apareciendo su hijo, pero en cuanto la aparición nos dice que se llama Joseph, ya no hay más que rascar.

Me ha gustado la escena de la persecución de la silla de ruedas. Es frenética, desatada y larga. Es muy disfrutable porque el peligro no existe, ¡lo que la persigue es una silla de ruedas! No me gusta tanto esta expresión de los muertos de hacer correr el aire. No me gustó en “Poltergeist” y no me gusta aquí. Sí me gusta la escena final con la casa ardiendo. Pero una vez que la barandilla de la escalera ha empezado a arder, la escena pierde fuelle. Es una idea que tampoco tiene una ejecución muy brillante. Sí me ha gustado el ruido que oye el protagonista cada mañana a las 6. Primero pensamos que es un piano, después descubrimos que son los golpes del niño contra su bañera.

El punto más terrorífico es narrado. Cuando el hombre va a la casa donde está el pozo la mujer que vive ahí relata una pesadilla de su hija. Habla de la aparición como un enano que sale del suelo. Después cuando vemos el cuerpo del niño bajo el agua no es para tanto, sobre todo porque no es la primera vez que aparece.


sábado, 30 de octubre de 2021

HEREDITARY

Dir.: Ari Aster
2018
126 min.

Es muy fácil encontrar referencias de esta película. Pero en concreto “Babadook” la lapida. Así tenemos el juego de culpas, la madre que no sabe si quiere a sus hijos, el insomnio como catalizador de la locura… Realmente no sorprende con casi nada. Es cierto que está realizada con especial limpieza. Así tenemos giros de cámara de ángulos rectos que recuerdan a los de Wes Anderson. De este mismo autor tenemos el gusto por las maquetas. Me molesta sobremanera saber desde el primer momento que tendremos una escena donde destrocen las maquetas. Recuerda mucho a Anderson el plano del entierro de la niña, Charlie. La cámara baja y se entierra a la vez que el féretro. Cuando la madre arde a la vez que arde el cuaderno es imposible no pensar en “Harry Potter y la cámara secreta”.

Como ocurre en otras películas de su generación hay un muy buen uso del espacio vacío. En este caso tanto en cuadro como en el sonido. La película en general es silenciosa para dar lugar en todo momento a un chasquido de la lengua de la hija muerta. Es silenciosa, pero a la vez en los momentos más narrativos se ocupa de un zumbido para que no olvidemos que tendríamos que estar pasando miedo.

La muerte de la niña llama mucho la atención. La película se detiene para que pensemos bien en lo que acaba de ocurrir. Desde el primer momento hemos detestado a ese personaje. ¿Quién no? Por lo tanto estamos contentos de que haya muerto, pero por lo que hemos visto de la película sabemos que esto nos traerá apariciones de esa niña. Su aspecto es incómodo, su actitud de enferma mental casi zombi es incómoda, su forma de comer chocolate es incómoda… todo. Por supuesto la película es consciente de ello. Así en la primera sesión de espiritismo la madre dice: no tienes de qué asustarte, es tu hermana. Bien: su hermana asusta bastante.

Como todas las películas de este estilo se nos presenta la violencia con naturalidad. De esta forma la película se sitúa en un plano superior al espectador. Estamos incómodos con lo que vemos, pero la cámara no. Tenemos así la cabeza de Charlie tirada en el arcén de una carretera con hormigas devorándola. Realmente este es un acto de soberbia. La película oculta el dramatismo de su argumento cubriéndolo con kilos de imágenes tétricas.

El gran fallo de admirar todo esto con naturalidad es que cuando se acumula ocurrencia sobre ocurrencia tenemos algo tan ridículo como el último plano de la casa rodeada por gente desnuda. Cadáveres vivientes. O el cuerpo de la madre decapitándose a sí misma. Sería un plano sugerente si no se presentara como si nada. Tal y como se muestra es cómico.

En cuanto a la narración la vemos con bastante exasperación. Hay que admitir a la película su habilidad usando el síndrome de Casandra. La madre explica a su familia cómo será la sesión de espiritismo pero no la creen. Estamos tan hartos de ver estas narrativas que preferimos que se aparezcan todos los demonios antes que ver al padre explicando a la madre que necesita atención médica. Por otro lado es lamentable la aparición del desván en la película. Nadie ha hablado nunca del desván. Ni siquiera sabíamos que había un desván y termina resultando ser el lugar donde más secretos se guardan.


viernes, 29 de octubre de 2021

BABADOOK

Dir.: Jennifer Kent
2014
94 min.

El tono de la película es oscilante. Empieza en unos presupuestos propios de las obsesiones de la madre de “Réquiem por un sueño”. Uno creería que la idea es generar un monstruo producto del estrés. Pero después vemos poderes sobrenaturales. Cada cierto tiempo se nos recuerda el componente simbólico. Haciendo que el monstruo sea lo peor de la convivencia familiar.

Se nos quiere hacer creer que el protagonista sólo es un niño raro. ¡Pero es pesadísimo! Es un niño mimado. Se le introduce el elemento de que quiere ser mago para hacerlo más especial. Pero después esto no tiene ninguna repercusión en la trama, ni siquiera sabemos si le discriminan por ello. En general la madre ve ataques a su hijo en muchos sitios. Cuando en el colegio la llaman por su mal comportamiento, en la reunión se refieren a él como el niño y la madre lo considera todo un agravio.

Lo cierto es que la escena estelar es la última noche. El trabajo de la madre peligra, todas sus relaciones sociales se desmoronan, lleva días sin dormir y parece que le van a arrebatar a su hijo. Aquí la madre sufre una especie de posesión. Si esto reflejara algo como Jack en “El resplandor”, el niño tendría que alucinar con el comportamiento de su madre. Al fin y al cabo pasa de ser un niño mimado a un niño maltratado en apenas unas pocas horas. Pero esto no ocurre, la película asume el monstruo como real y, por tanto el niño entiende que su madre está poseída por el monstruo.

En esta parte de la película tenemos el desmoronamiento de un hogar. Esto es algo que siempre es lamentable. Una madre que da a su hijo de cenar helado, que se arranca una muela que le dolía desde hace días… La película se va de madre. Aquí se juega muy bien con el foco, con los cambios de velocidad… Se recurre al timelapse para hablar de las noches en vela. No me parece el mejor recurso, precisamente lo que caracteriza a una noche sin dormir es que se hacen eternas y son desesperantes.

Como en las películas más terroríficas, su mayor virtud es su valentía. Se han cultivado desde el principio de la película unos interiores que favorecen grandes espacios vacíos. Las figuras humanas siempre están más iluminadas que los fondos, en este sentido recuerda a “Dogville”. Las paredes verdísimas y lo vacío de todos los espacios recuerdan a “Rabbits” de Lynch.

La película, sobre todo en su planteamiento, se sabe de vuelta de todo. La música actúa de manera descarada. El objeto que alberga el terror es ese cuento rojo, sin autor de Babadook. La música viene y va con él de forma evidentísima. Cuando la madre suelta el libro la música cesa de inmediato. Por eso sorprende que en el inicio del fin tengamos elementos tan prototípicos que rompen el clima. Me refiero al niño apuñalando a su madre, al vómito para representar un exorcismo, el recuerdo del marido muerto que se convierte en un monstruo…

El epílogo no es fácil de interpretar. El monstruo se queda con ellos pero domesticado. Es decir a la madre le sigue reconcomiendo el dolor del marido muerto y cuando esté preparada podrá mostrárselo a su hijo. Sin embargo el monstruo no ha estado siempre ahí: ha aparecido con el libro, al que le suponemos poderes. Entonces ¿hasta ahora no tenía ese remordimiento?


viernes, 22 de octubre de 2021

CARRETERA PERDIDA

Dir.: David Lynch
1997
134 min.

La primera vez que vi esta película toda su primera parte me dio un miedo tremendo. En un segundo visionado, sabiendo que de las infinitas sombras de la casa no va a aparecer nada, este miedo se diluye. Igualmente la cortina roja al final del pasillo genera la misma incomodidad. Es especialmente potente el plano, que prácticamente está dividido en dos, de la habitación amarilla a un lado y el pasillo oscuro al otro. La mujer, Rene, mira la total oscuridad, esperando a que aparezca de ella su marido. Pero nadie sale de ahí. Es todo negrura.

La casa es bastante desasosegante. Las paredes de un color muy pardo. Feo. Poquísimos muebles. Por fuera no es mucho mejor. Todos los muros grises. Un ventanal y por lo demás ventanas verticales finísimas. Además la televisión está en un rincón muy extraño, como alejada de todo. Un lugar perturbador desde luego.

Es muy difícil seguir toda la película. Después de haber visto todas las películas de Lynch sí reconocemos lugares comunes. No sólo eso, sino además elementos que nos ayudan a ubicarla. En esta película se lleva al extremo este juego que le gusta a Lynch de la dualidad de personas. El protagonista dice querer recordar las cosas a su manera. Así decide olvidar el asesinato de su mujer. Del mismo modo que el segundo protagonista decide olvidarse de cómo mató al hombre que mantenía a su amante.

Ambas historias se concitan en la cabaña donde vive el hombre sin cejas. Quien en los créditos aparece reflejado como hombre misterioso. Lo que ocurre alrededor de este lugar nunca está claro. El caso es que el hombre misterioso es evidentemente un símbolo de violencia, de crimen. Es amigo del tipo rico. Un hombre que actúa muy parecido a Robet deNiro en su etapa más madura. Esas sonrisas constantes, esos ojos pequeños y esa mandíbula que se tuerce a cada rato.

La mujer, como muchas veces en el cine de Lynch aparece como objeto de deseo. Siempre que aparece en escena la película se vuelca con ella. Prácticamente olvida todo lo demás y se centra en observarla. En particular sus momentos más sensuales nos los dan las conversaciones por teléfono. Susurros mientras mueve muy ligeramente los labios pintados. Así por ejemplo cuando la mujer baja los escalones de su casa, está con bata de una tela finísima nada debajo y unos taconazos.

Los celos e infidelidades ya sabemos que están entre los temas favoritos de Lynch. En este caso muestran cómo una misma situación puede acabar de dos formas distintas. Ambas historias hablan entre sí. En ambos casos hay un asunto de celos de hecho por la misma mujer. El chico joven apaga la radio al escuchar las terribles notas que salen del saxofonista asesino. Él es con quien la mujer está siendo infiel y mata al hombre rico. En la otra historia el marido de la mujer mata a la propia mujer. El presunto “otro hombre” no muere asesinado por el marido, sino por el chico joven.

Otro gran asunto de Lynch que aparece de forma muy presente en esta película es la electricidad. En cuanto el pasillo del motel se deforma vemos relámpagos por todas partes. Al mecánico le sangra la nariz. Tiene visiones… Esta parte no me interesa demasiado, es la parte ambientada con música de Rammstein y Marilyn Manson.


viernes, 15 de octubre de 2021

EL VALLE DE GWANGI

Dir.: Jim O'Connolly
1969
96 min.

Le debe todo a “King Kong”. Primero por el argumento. Pero más importante, es evidente que la vocación de esta película es explotar las peleas de dinosaurios que se insinuaban en aquélla. Por último la técnica del stop-motion coincide en ambas obras.

La película tiene fallos por todas partes. Todo en lo que se puede sostener es en la artesanía de las animaciones. Pero en realidad la película en su argumento está volcada en Gwangi, el tiranosaurio. Aparecen otros animales, pero él es quien más minutos se lleva. A todas luces demasiados. En este sentido terminamos muy hartos de él.

Quizás la criatura más interesante sea el caballo diminuto. La marioneta es fea a más no poder. La cara se parece infinitamente más a un capibara que a un caballo. El movimiento está bastante bien conseguido y nos proporciona los primeros ejemplos de uno de los errores técnicos más frecuentes de la película: los cambios de escala aberrantes. A esta marioneta le ocurre también que el pelaje, absurdamente largo para un caballo, vibra con cada fotograma.

Como digo toda la película es una excusa para mostrar al tiranosaurio, ya sea luchando contra un triceratops, un pterodáctilo, personas o un elefante. Se dibuja a un ser tan violento que uno se pregunta cómo aún existen otros dinosaurios en la Ciudad Encantada. Las luchas entre humanos y Gwangi son muchas y larguísimas. En particular hay un momento en el que hasta 4 personas intentan atarle con lazos. El momento cumbre de esta escena y el que nos hace agradecer haberla visto es cuando el dinosaurio se quita las cuerdas con sus diminutas manos.

Más interesante, pero igualmente eterna, es la pelea con el pterodáctilo. Un tipo intenta partirle el cuello. Aquí se alternan planos lejanos con stop motion y planos cercanos donde los extremos de las alas no entran en el cuadro. Evidentemente hay operarios que las están moviendo para hacer la impresión de que lucha. Como esta pelea llega bastante pronto, la disfrutamos mucho: aun no nos hemos cansado de ellas.

El único personaje realmente positivo es T.J., la heroína. El chico, que será quien termine con el dinosaurio, es malo. Nos cuentan su historia sólo para justificar que sea él quien se lleve la gloria por acabar con la bestia provocando un incendio en la Catedral de Cuenca. Pero vaya, no nos interesa nunca nada de lo que nos cuenta.

La chica protagonista está muy atractiva con ese pantalón ceñidísimo a su cintura. Los títulos de crédito están diseñados por Saura y lucen como tales.


viernes, 8 de octubre de 2021

LA ÚLTIMA ETAPA

Dir.: Wanda Jakubowska
1948
106 min.

La trama se desarrolla casi exclusivamente en el hospital femenino de Auschwitz. Esto nos permite ver el trato directo entre nazis y prisioneras. La película se aleja por tanto del militarismo al que nos tiene acostumbrados el cine americano cuando trata este tema. De igual modo vemos que estos nazis no son las máquinas de matar que son los soldados del cine americano. Más bien son seres bastante pasionales y algo rastreros. Así los vemos cómo en el espolio a los judíos los funcionarios se llevan una parte de forma corrupta y completamente asumida.

Sí se refleja esta frialdad en los altos cargos, pero ninguno de ellos pisa nunca el campo. Quizás el momento más frío es cuando un ingeniero habla acerca de cómo mejorar los hornos crematorios para aumentar su productividad. En esta misma escena se debate la conveniencia de poner a trabajar a los prisioneros, ya que matarlos directamente es una gran pérdida de mano de obra.

La esperanza de las prisioneras se vuelca totalmente en el frente ruso. De los americanos nunca se habla como salvadores. Es cierto que a ellas les queda mucho más cerca el frente ruso que la costa francesa, pero igualmente es un enfoque que no parece muy frecuente en las películas americanas.

Se ve reflejada también la crueldad entre prisioneras. Aunque es un asunto que está edulcorado para hacer más heroicas a las protagonistas. Los personajes más crueles de la película son las prisioneras que tienen un cargo sobre el resto. Los alemanes designan a prisioneros como último eslabón en la cadena de mando. Son quienes más contacto tienen con ellas y por tanto quienes más oportunidad tienen de propasarse. El otro personaje que es altamente despreciable es una prisionera que viene de un alto estatus social y que asegura no ser judía. Es un ser incompetente, imbécil, a quien se la engatusa leyéndole las cartas utilizando para ello una baraja de póker.

La interpretación que más llama la atención es la del militar con traje oscuro y hablar tranquilísimo. Sus pantalones anchísimos y su vestir en general le dotan de gran elegancia que acompaña con su calma. Quizás este personaje justamente se parezca más a los nazis a los que nos acostumbra el cine americano. Además de él los soldados que simplemente vigilan el campo son los otros seres tremendamente deshumanizados. Más que soldados parecen elementos del paisaje.

La vez que la cámara más se esfuerza por realzar a un personaje es el suicidio de la mujer que trata de escapar. Mientras los nazis están a punto de ahorcarla, ella se corta las venas. En ese momento empieza un discurso para motivar a los prisioneros mientras el ejército rojo cruza el cielo disparando a los nazis. Ahí la cámara graba en contrapicado muy al estilo del cine soviético.


viernes, 1 de octubre de 2021

INFILTRADO EN EL KKKLAN

Dir.: Spike Lee
2018
128 min.

La película no invita a la reflexión. Es una reivindicación. Es una peli de negros riéndose del racismo de los blancos. El mensaje es claro, la estructura de la peli es conocida pero es enormemente efectivo.

Pocos mensajes hay tan incuestionables como el de esta peli. Por esto pasas toda la peli con una sonrisa cuando ves que les salen las cosas bien a los negros. De hecho en una peli con esta estructura, cerca del clímax se habría desmoronado todo de forma que los protagonistas consigan sus objetivos por una serie de fortuitas casualidades que los lleven a un gran triunfo. En este caso nunca se llega a desmoronar, porque los negros son los dueños.

El personaje protagonista es maravilloso. Un gran sentido del deber. Aun así con las ilusiones de un novato. Es genial esa primera llamada al KKK para pedir su ingreso. Además se agradece que no haya el típico prólogo de sus jefes desconfiando de él y todas esas cosas que habrían ralentizado mucho la peli.

Los fascistas son una caricatura. Esto es un negro, el director, riéndose por completo del grupo contra el que se quiere revelar. Pero el caso es que funcionan bien. En algún momento el humor negro del personaje judío resulta algo repetitivo pero en general funciona muy bien.

La fotografía es excelente para conseguir unos tonos de piel negra muy oscuros y aun así mucha nitidez para sus expresiones faciales. Especialmente llamativo es el mitin político donde se muestran caras de negros de muchos tonos en la penumbra como con olas de luz.

El final es especialmente llamativo. Cuando es una peli de estructura clásica el negro se llevaría sus cosas a casa para celebrar el trabajo bien hecho y se meterían unos planos donde se nos presentaría un futuro mejor para él, aquí nos rompen. Cuando después de un clímax espectacular parece que no hay nada más que esperar de esa peli, nos agarran del cuello y nos impiden que nos vayamos todavía. Se suceden imágenes de manifestaciones en contra del racismo y los apoyos de grupos xenófobos a Donald Trump. Supongo que por esto la peli no envejecerá bien, pero ahora es absolutamente efectiva.