viernes, 25 de diciembre de 2020

CABALLERO SIN ESPADA

Dir.: Frank Capra
1939
129 min.

Afortunados los no estadounidenses por poder ver esta película. Un enamorado de la patria estadounidense llega a senador para ser utilizado como títere. En Washington descubrirá las corrupciones que se dan en el Senado. La película establece un enfrentamiento entre el idealismo del jovencísimo Smith con la corrupción del senador que le colocó en ese puesto.

Hay mucho que aprender de la mentalidad estadounidense. No sólo de sus ciudadanos, también del espíritu que cultiva su gobierno. Smith llega a Washington y se siente maravillado por la cúpula del capitolio. De hecho tenemos un poco este tópico del tipo de un pequeño pueblo que llega a la gran ciudad. Se le dice: la fauna de Washington es distinta, aquí llevan tacones. Disfruta visitando las estatuas de todos los grandes presidentes. Y hay tres grandes palabras que se nos muestran en un montaje estupendo a golpe de campana: libertad, vida y felicidad. Son palabras que están en la Constitución. La primera crítica es evidente: ¿qué clase de constitución puede permitirse asegurar la felicidad a sus ciudadanos? Pues la de una sociedad que no tenga claro qué es la felicidad o qué es un Estado. En esta línea el estadounidense que no sea feliz está siendo antipatriótico.

Estados Unidos nace con constitución y con un sistema de gobierno: la democracia. Como tal es un Estado que no acepta otra forma de gobernar. Atacar a sus políticos es un ataque al propio país. Cuando Smith jura su cargo jura por la Constitución y contra sus enemigos, nacionales o extranjeros. Es una democracia que está por encima de sus ciudadanos. Se graba en piedra que la democracia se da por y para los ciudadanos, hay una imagen de un niño que prácticamente aprende a leer con los discursos de Lincoln, ¡pero que a ningún ciudadano se le ocurra ponerse contra la Constitución!

Al protagonista se le pinta como un iluso. Un tipo que llega a Washington y queda boquiabierto por el culto casi divino que hay hacia su Estado. La película sabe que es inocente. Hay quien le llama Don Quijote. De hecho se le dice luchas contra molinos. En su primer discurso en el Senado lo único que se oye cuando termina son los gritos de los niños que lo tienen como ídolo. En resumen, es un ser infantil. Pero cuando la película avanza poco a poco lo va convirtiendo en héroe. De forma más anecdótica se le pinta como un David contra Goliat. ¿Qué clase de obra considera heroico a Don Quijote? La película se posiciona claramente en el lado del idealista. Aquí me parece que el mensaje es bastante simplista. La diatriba que presenta es o Constitución leída como se lee la Biblia o corrupción. El único personaje que defiende los valores estadounidenses es este tipo. No hay nadie capaz en toda la película que se oponga a la corrupción.

Por lo que se nos muestra en la película nada nos hace pensar que el político corrupto sea mal gobernante. Todo el mundo en su estado parece estar contento con el resultado de su gestión. Lo que lleva a Smith a enfrentarse a ello son unos ideales. Pero quién sabe si esos ideales van a llevar a la miseria a todo un Estado. Los antagonistas aseguran que sí, yo no lo tengo tan claro. Pero lo que sí es seguro es que las cosas con corrupción están funcionando bien. Distinto es una corrupción que supone robar y además no dan resultados.

La libertad que tanto repiten en la película es un concepto enormemente etéreo. En uno de sus momentos de fantasía habla de que Estados Unidos es un país que garantiza la libertad para pensar y hablar. Efectivamente. Habla, habla que el dinero ya actuará. El problema justo de la libertad de la que tanto habla la película es que permite que aparezcan personajes como el antagonista. Que un tipo en un Estado sea el que controla construcciones, prensa… todo sólo es posible en un Estado liberal. Allí donde se da libertad gana el más fuerte, en este caso es en lo económico y con lo económico llegan los líderes de opinión. Ahí tenemos la imagen en la que se machacan con camiones las carretillas de reparto de los niños que quieren retransmitir el discurso que está dando Smith en el Senado. La falta de medios de comunicaciones da lugar a la paradójica situación de que a un tipo que habla durante 23 horas seguidas se le escucha en todo el país salvo a la gente a la que le está hablando. No es casualidad que en el Senado el puesto más alto, encima del presidente, sea para la prensa.

Argumentalmente la película es muy potente. La acusación de corrupción contra Smith es una maravilla. Pasa de ser un ingenuo que piensa pagar 80 hectáreas con dinero obtenido con recaudación infantil a ser un tipo que quiere estafar a los niños de todo un país. Hay que decir que generar esta escena le resulta muy fácil a los antagonistas. Aquí pierde un poco de fuerza este obstáculo ya que la película se vuelve enormemente desigual. Pero la ciega alabanza al Senado hace que un hombre con su palabra pueda enfrentarse a los poderosos. Retomando aquí la idea de libertad de expresión. Hay un pequeño detalle en este armazón: antes hay que llegar al Senado. Recordemos que el Señor Smith puede enfrentar a los poderosos porque lo han elegido a dedo senador y esto ha ocurrido porque tiene un séquito de niños que le hacen popular.

La escena final es muy potente. Ese discurso de horas y horas. Hablando con el presidente del Senado, hartando a todos los senadores. Se muestra el ridículo que es el ponerse de espaldas a la persona que está hablando, algún congresista tenemos nosotros que tendría que revisar esta imagen. Se llama a quorum a los senadores, se necesita que la persona que habla tenga público. Los otros senadores hacen turnos para escucharle. Está desfallecido. El final feliz es un poco gratuito pero es lo que Hollywood da. Una maravilla.


viernes, 18 de diciembre de 2020

CRUEL & UNUSUAL

Dir.: Merlin Dervisevic
2014
95 min.

No se queda en eso, pero la película es una revisitación de “El Efecto Mariposa”. No hay debate en que aquella es una película mala. Esta tiene la factura propia de su década. Los años 2000 fueron tan estridentes que era muy fácil detectar películas pretenciosamente malas como “El Efecto Mariposa”. La limpieza en el manejo de la cámara y unas escenas más amplias donde la gestualidad de los personajes es más refinada puede marcar una distancia grande con esa película que su guión no.

Muy al principio de la película tenemos estos elementos del cine independiente. Relatos truculentos como el asesinato de dos padres, vemos una entrepierna sangrar al arrancarse unos testículos. Esta película busca más recrearse en el drama del relato que no buscar la comedia negra a su costa como lo haría Lanthimos.

La estética del centro penitenciario post mortem es muy poco interesante. La mujer que manda desde un televisor aparece blanquísima en un fondo oscurísimo. Su imagen recuerda mucho al hombre misterioso de “Carretera Perdida”. No sólo su imagen, también sus órdenes vociferadas.

La estructura de hombre nuevo en una institución que no comprende nos da un poco de pereza. Los primeros momentos de la película nos descolocan más o menos como lo hace “Holy Motors”. Pero en esta película el protagonista debe descubrir la institución a la vez que nosotros. Esto supone que nosotros aceptemos la ficción de la película antes que él su realidad. Ver este proceso en el que comprende que está atrapado en ese lugar no es algo bonito. Mientras conocemos la dinámica nos hablan de castigo, culpa… Unas cosas que dan una trascendencia a la película que no nos dice nada. De hecho durante la ruptura del bucle se pierden todas estas ideas, porque la vocación de la película es mucho menos filosófica de lo que pretende. Toda esta ruptura nos lleva a un final poco explicable y que la película considera feliz. Por el camino nos ha dejado una imagen absolutamente ridícula, un protagonista reconvertido en buena persona le quita la escalera a una mujer suicida para poder suicidarse él.

Un hombre que mata sin querer a su mujer revisita su muerte hasta que entiende los motivos que la llevan a ella a intentar asesinarlo. Por otro lado descubre que lo que él consideró un accidente, realmente es algo deseado. Aquí de momento hay asuntos del subconsciente de Freud, que no interesan demasiado. Él aprende que era un marido controlador. Antes de que él lo supiera nosotros ya teníamos suficiente información. Pero la película se espera a emitir su juicio para matar cualquier duda en el espectador. La muerte se repite desde varias perspectivas. Así él conoce sinceramente su culpa y se sabe merecedor de su castigo. El recurso de que tenga que introducirse en el papel de cada uno de los involucrados para ello es un poco fácil. La repetición de una historia siempre nos transporta a “Rashomon” y la película lo sabe, por eso la mujer protagonista es asiática.

Al final de la película él sigue internado. No sabemos qué muerte debe repetir eternamente. No ha matado a nadie. Ha cambiado su destino por un suicidio, un suicidio que no puede repetir porque lo ha cometido con saltos dimensionales.

El recurso de los tatuajes para dar una explicación fugaz al final de la película da vergüenza ajena.

Creo que en cuanto a la mujer maltratada que asesina a su marido la película evita emitir culpas sobre ella.


sábado, 12 de diciembre de 2020

SUÉLTATE EL PELO

Dir.: Manuel Summers
1988
100 min.

Segunda película de los “Hombres G”. Ya son famosos y se ven envueltos en un chantaje por unas fotos con una mejor de edad. En general es una excusa para poder repetir la actitud de desdén hacia las chicas de David Summers. Todo el asunto está planteado de una forma bastante incómoda. En la primera película no se declara la edad del grupo. Aquí tampoco, por tanto cuando nos dicen que la chica tiene 16 años no sabemos muy bien cómo interpretarlo.

La película tiene al inicio una escena en Acapulco que supongo la habrá encarecido mucho. Alucinamos un poco con que se fueran hasta ahí para grabar un parque acuático. Después de esto la película se convierte en intriga, drama judicial y después juego de espionaje. El batería llena una habitación de hotel de micrófonos para grabar unas conversaciones… En general se cometen muchos delitos. Demasiados de los que serían lógicos para una persona que ya está en la cárcel.

Las fans del grupo funcionan como un ente un poco raro. En un momento que la película necesita recurrir a una chica joven de repente se menciona a Ana. Suponemos que una fan que, por alguna razón tiene estrecha relación con el grupo. Todo lo que el grupo necesita lo resuelven con fans. Fans en vespino, fans protestando en la cárcel, fans vigilando un chalet, fans adolescentes que se dejen manosear por Toni Cantó…

Hay muchas más canciones de las que nos apetecen escuchar. Ocurre que la mayoría de las canciones conocidas están en la primera película, el repertorio de esta deja mucho que desear. Cantan mucho y mucho en conciertos. Por cierto muy mal ecualizados. El sonido de la película hay muchas veces que es deficiente. Las canciones detienen una trama que en ningún momento nos ha enganchado. Lo único que nos deja el drama jurídico es a Tomás Zori, el tipo que interpretó al profesor de clarinete en la primera, haciendo de un abogado pasadísimo de vueltas cuya carta de presentación es: soy bajito pero tengo más mala leche que un marica cojo. En este tramo de la película hay tantísimas incongruencias que no vale la pena detenerse a hablar de ello. Solo comentaré el momento en el que llevan unas grabaciones inculpatorias a la policía y dicen que no nos han hecho caso, dicen que están muy ocupados con los terroristas.

La película da un giro radical unos minutos antes de terminar. Se organiza una persecución a una ambulancia con un camión de Coca-Cola y un montón de vespinos hasta la Casa de Campo. En el camión van tres de los Hombres G con barbas y bigote postizos. En la ambulancia van los malos, David Summers, un cardenal y una mujer que pare hasta 4 niños. Esta escena es un delirio absoluto. Quizás sea por lo poco emocionante que ha sido la película hasta ese momento pero a mí me ha maravillado.

Los bigotes postizos son absolutamente demenciales. El calvo antagonista ya tiene un físico cómico. Se conduce a toda velocidad sin ninguna justificación. El cura va bautizando niños con un gotero. Un ciego, atropéllalo, para lo que hay que ver… Aparecen guardias de tráfico intentando parar la persecución por todas partes. A uno de ellos se lo atropella, lo aplastan como a un papel y lo tiran a la papelera. Dos veces atropellan a un frutero… La verdad es que la he disfrutado mucho.


viernes, 11 de diciembre de 2020

¡SUFRE, MAMÓN!

Dir.: Manuel Summers
1987
102 min.

Una promoción de los Hombres G. A ratos con resonancias a “Desmadre a la americana”. De hecho es fácil identificar al gordo de aquella con el batería de esta. En general la película se permite de todo. Se busca construir una imagen de chicos rebeldes para poder venderse entre la juventud de los 80. Con un argumento absolutamente pegado a la canción homónima tratan de justificar de todo.

El inicio de la película es muy potente. De hecho, aunque esté hecho con muy poca habilidad, toda la primera mitad de la película está repleto de ideas arriesgadas. Empieza con unas bromas a unos curas que no funcionan tanto en si mismas como por la sorpresa de la carta de presentación. El momento de la expulsión del colegio es absolutamente desfasado y con un odio expresado con mucha torpeza hacia la curia educativa. Los dos curas responsables de la expulsión de los protagonistas son asquerosos.

—Aquí no hay más cojones que los míos.

—Y los míos. Contesta un cura baboso.

La siguiente escena es una clase de clarinete. El profesor de música es un homosexual ofensivo por todas partes e hipnótico. Cuando aparece, el batería suelta una verborrea que repite hasta tres veces y la película ni se inmuta. Tras notificarle que su tío ha muerto por una caída de una ventana el profesor de música le contesta: Que no sea nada lo de la muerte de tu tío.

La película está llena de rimas ofensivas, un punki que intoxica a su mono por teñirle el pelo de verde, gatos que vuelan en una clase. El profesor gordo y con bigote es inexplicable. De nuevo la película presenta un personaje imposible sin inmutarse.

El papel de la novia del protagonista es terrible. Todo el punto de la película está en conseguir que las adolescentes que se derriten por el cantante lo sigan haciendo. Para ello no puede terminar la película con la novia. Esto genera un final bastante curioso. Estamos poco acostumbrados a que un final donde el protagonista acaba soltero sea un final feliz. Aquí triunfa la amistad, y prácticamente la delincuencia, cuando sentencia encima del escenario que todas sus fans son sus novias.

La película a ratos abandona por completo su trama para introducir temas que estaban más en boga en aquella época. Por ejemplo la película se detiene un tiempo absurdo por una pelea entre los cantantes de las dos bandas rivales. Esto bajo la atenta mirada de un productor que parece dispuesto a fichar al que gane la pelea. Se menciona explícitamente “Rocky” como si se quisiera dejar clara la referencia a la película de éxito de aquel tiempo.

Hay otra trama que me obsesiona. Un tipo con un acento argentino imposible ofrece al cantante una carrera en solitario. Para convencerle de ello le lleva a un yate lleno de tetas. Le expone su plan y las tetas se sacuden delante de la cámara. La película sigue y unos minutos antes de terminar aparece el argentino, le recuerda su conversación y el cantante dice que está muy contento con la carrera en el grupo. ¿Qué importancia ha tenido este hombre? Que ha traído tetas a la película.

Los pubs también son para verlos. En una escena, cuando graban “Venecia”, en la barra hay una chica vestida de torero. Los amigos se juegan a los chinos quién se acuesta con la única chica del grupo. En una jugada que no logro entender, el que gana debe ponerse una peluca de pelo largo y rubio y unas tetas de goma. A la novia la llaman de todo. A las chicas las llaman ganado como término más suave…


jueves, 10 de diciembre de 2020

NATALIE_NET

Dir.: Chico Morera
2015
83 min.

El primer servicio que hace la película es incluir una serie de fauna de internet en el mundo del cine queriendo hacer una suerte de isovalencia cultural. Las paredes del escenario se llenan de memes propios de principios de los años 2010. Hay una bebida energética que aparece de cuando en cuando “Red Mellow” en un homenaje a “Yellow Mellow”.

Toda la trama se construye apilando elementos de distintos géneros y referentes. Se acumulan misterios para jugar a la hermenéutica. Un hombre con una tela blanca en la cara que después nos enteramos de que está hecha de poliestireno. Una peluca que sirve para distinguir realidad de ficción. Un aparato con luces que vaticina la muerte de la protagonista. Sangre injustificada, latas que se mueven solas… Muchos de estos elementos remiten a “Paprika, detective de los sueños”. Un mundo virtual que se vuelve real a ratos sin que importe muy bien por qué.

El problema de alguien que lleva años reivindicando sus referentes cinematográficos es que inevitablemente los vamos a buscar en su obra. Y sobre todo si es alguien tan ególatra como Chico Morera. No nos ha sorprendido que la marca de pizza, que es tan protagonista, lleve su nombre y tampoco nos ha sorprendido verle hacer un cameo con su sempiterna ceja levantada.

Siendo la actriz protagonista también una hacedora de efectos especiales la casquería no podía faltar. Aparece gratuitamente y quizás por este mismo motivo ni siquiera remueve las tripas. Por algún tipo de superpoder la protagonista hace que se parta por la mitad su vecino alcohólico y acosador. Después descubrimos que quizás no sea alcohólico: que la única imagen que tiene de él le incluye borracho y cada vez que piensa en él, apela a ese recuerdo y la reconstrucción siempre está relacionada con el alcohol.

El ambiente exterior es de un mundo con luces parpadeantes rojas. Referencia inevitable a “Blade Runner”. Este elemento desafina con el cromatismo de la habitación: verde y morado. El rojo de fuera rompe esta estética. En general el universo de la película es extraño. Por un lado tenemos euros, pero la policía es absolutamente irreconocible para nosotros. Se hace referencia a un acoso escolar como el que conocemos por las películas estadounidenses. Le ha quitado la comida un abusón. Suena muy lejano como para ser España.

Los diálogos son un hastío. Están llenos de clichés y en demasiadas ocasiones dan vergüenza ajena. Además la película en general tiene un ritmo pausado. Hay un pequeño silencio después de cada frase para que podamos reflexionar acerca de cuántas veces habremos escuchado algo como eso. Para colmo el pizzero protagonista, o su doblador, tiene una falta de carisma radical. No hay forma de empatizar con él, pierde fuerza por todas partes. Por eso nos sorprendemos cuando la protagonista siente atracción hacia él. Ese diálogo inicial en el que ella se sorprende de que alguien le trate bien es un sufrimiento. Es infame, lleno de ingenuidad. Se nos presenta un mundo tan hostil que no nos creemos de ninguna forma que alguien como ese pizzero pueda sobrevivir.

Hay que reconocer una cierta valentía en las escenas. En particular me refiero a un momento que pretende ser cómico sin conseguirlo. El pizzero llama a la puerta y ella quiere hacerle creer que acaba de salir de la ducha, pero se ha dejado las botas puestas por lo que debe inventarse una historia que no nos importa ni al pizzero ni a los espectadores. Sin embargo la escena no se corta y el ritmo del diálogo no se acelera mantiene el pulso buscando la risa que en mi caso ha estado lejos de conseguir.

Quizás los personajes más interesantes sean los policías. Quizás sean demasiado corruptos como para ser creíbles y sus uniformes son una payasada. Pero son quienes dejan los diálogos más interesantes. La figura del marido putero harto de su esposa gorda es un cliché manidísimo. Hacen una buena simbiosis. Por algún motivo uno de ellos siempre está comiendo algún tipo de bocadillo.


viernes, 4 de diciembre de 2020

NUNCA, CASI NUNCA, A VECES, SIEMPRE

Dir.: Eliza Hittman
2020
101 min.

La película tiene como tema principal el aborto de una chica de 17 años. Pero, dado que tienen que viajar de un pueblo a Nueva York, termina tratando del choque que le supone a alguien que no ha salido nunca de su pueblo encontrarse sola en una gran ciudad. Con la mezcla de admiración y miedo topiquísma. Por otro lado en ocasiones se aproxima a una buddy movie estrogenada.

La película parece olvidar a ratos que tiene unos espectadores delante. Hay una cierta falta de implicación con la historia. Es un poco intangible, pero no parece nunca que la película te invite a acompañar a las protagonistas en lo que les ocurre. Creo que trata de evitar que el espectador sienta que se está adentrando en la privacidad de los personajes. Algo del todo imposible en el cine.

Este cuidado de la directora creo que tiene que ver con la primera vez que un extraño interactúa con la pareja protagonista. La película lo plantea como una amenaza. No será una amenaza y el tipo tiene más bien aspecto de panoli. Pero esto obedece al miedo de los estadounidenses a interactuar con nadie de su entorno.

El comportamiento de este chico más adelante será lo que les haga sobrevivir en Nueva York al quedarse sin ningún dinero. Para una película de corte evidentemente feminista es un poco raro que dos chicas necesiten a un hombre. Por otro lado que este hombre se convierta en su mecenas es absolutamente absurdo. En películas más tópicas una mujer se enamoraría de un hombre necesitado de amor. En esta película un hombre decide darles dinero sin ninguna justificación.

Se tontea con una pseudo prostitución en la que parece que la película tenga miedo de implicarse. La chica se lía con un chico y suponemos que sólo lo hace para conseguir el dinero. Pero aquí hay mucho interrogante. Suponemos que no lo quiere hacer porque busca el dedo de apoyo de su prima mientras le besa con los ojos cerrados. Pero a ella no se la ve especialmente disgustada. Tampoco ha huido del chico en ningún momento. No le ha buscado pero tampoco parecía molesta al sentir su mano sobre su muslo. Parece que a esta chica se la presupone una estrechez para darle gravedad a la escena, pero tal estrechez no se construye por la película.

En general siempre que la película busca un momento apacible llena la escena de mujeres y obvia por completo a los hombres. Salvo el mecenas masculino sobre el que la película no se acaba de posicionar, los hombres suelen ser despreciables. El novio maltratador de la protagonista, el padre que disfruta llamando zorra a su perra (mascota), un chico que grita a la protagonista mientras canta… También está el jefe de las dos primas. Otro personaje al que la película tarta de una manera extraña. Es un hombre que recibe el dinero de la caja detrás de una mampara opaca. ¿Por qué? No lo sabemos. El caso es que ellas deben introducir la mano con el dinero por una abertura y él sistemáticamente las besa. Y la actitud de ellas es enormemente confusa. Podemos suponer que llevan en ese puesto de trabajo mucho tiempo. ¡Y reciben esa situación como algo impactante! Se supone que es un trámite al que se enfrentan diariamente. Entiendo la intención de esta escena pero narrativamente no tiene ningún sentido.

Con respecto al dilema del aborto creo que la película es un poco prepotente. En ningún momento la chica se plantea la moralidad del aborto. ¡Con 17 años! De esta forma la película quiere posicionarse como mucho más adelante en este asunto. Se postula el aborto como derecho feminista sin ningún tipo de dudas. De nuevo, entiendo que no sea esto un aspecto que la película quiera tratar, pero no me creo que no sea algo que la protagonista se platee nunca.

Por último, entiendo que la película hable del drama que supone no facilitar el aborto. Pero cuesta mucho empatizar con las protagonistas cuando no piensan nada. A ratos la película recuerda a “¡Jo, qué noche!”. En apenas dos días les ocurre de todo, hasta el punto del hartazgo. Y la película termina con un final tramposo. Si no feliz, sí se postula como un final. No es un final es un inicio de un montón de impedimentos más. Explicar a su familia por qué lleva tanto tiempo fuera de casa, explicar dónde está el dinero que roban para pagar la intervención, pagar lo que falta de la intervención, secuelas que puedan dejarle la intervención, lidiar con su novio maltratador y violador…


viernes, 27 de noviembre de 2020

BODAS DE SANGRE

Dir.: Carlos Saura
1981
67 min.

Una compañía de danza va a representar una versión de “Bodas de Sangre”. La película nos muestra los instantes antes del ensayo general y el propio ensayo. Esto parte la película en dos mitades. Por ser el ensayo general avisa el director de la compañía que no va a haber cortes. Lo que a nosotros nos llega en una representación. Sólo faltan luces y escenario. Tenemos en su lugar un sobrio estudio de danza. Es todo una maravilla.

En el camerino la gente se pone su maquillaje, coloca fotos de su familia en el espejo… Hay un monólogo de uno de los actores protagonistas acerca de cómo fue su carrera en el mundo de la danza. Cuenta que empezó a bailar porque pasaba hambre. Suena en voz en off. No es una interpretación es un relato llenísimo de realidad.

Antes de que comience el ensayo general, el director de la compañía hace un ensayo de un número grupal. Todos bailan la misma coreografía en un salón con un espejo amplio. Aquí la película se mantiene en un tono que no termina de decantarse hacia ningún lado. Por las imágenes que hemos visto anteriormente se acercaría casi al documental. Pero tiene unos planos detallistas que se alejan de él. Además cuando entra el director al salón con ese espejo magnánimo la cámara debe hacer equilibrios para no salir reflejada en él.

El baile grupal con esos tacones y ese suelo de madera es infinitamente poderoso. Todos los movimientos son violentos. Las miradas intensísimas. Las espaldas recatas. Se escuchan las voces del director gritando: ¡Aguantad los riñones! El ruido del salón es atronador. Por ser interior el eco es notorio. Explica cómo se debe dejar caer todo el peso en una pierna consiguiendo algo casi atlético. Hay algo mágico de esta escena. Después de haber evitado el espejo, después de haber conseguido que los actores se muevan con naturalidad, ignorando al equipo de rodaje. Después de toda esa limpieza, a los pocos segundos de terminar la escena ¡se cuela un micrófono en cuadro! Una maravilla.

La propia representación es igualmente impresionante. Aparte de la potencia propia de la danza se suma de forma muy discreta el poder del cine. Repito que lo hace de forma muy discreta. Uno podría pensar que está viendo teatro filmado. Pero en los coqueteos de Leonardo y la novia juega un papel fundamental la cámara. Los primeros planos a la cara de Antonio Gades interpretando de forma maravillosa esa pena sin caer en el esperpento es una maravilla. Es una maravilla y la película lo sabe.

El guitarreo acompaña durante toda la representación. A veces con canciones como en el día de la boda o con la famosa canción de cuna. Otras veces está de música ambiental y otras acompaña el baile. Hay un momento donde posa toda la compañía dejando a los novios en el centro del cuadro y las guitarras callan un instante. Genialmente ejecutado. Las guitarras también se vuelven mucho más sutiles cuando el novio y Leonardo tienen la pela final a navajazos. Está representada a cámara lenta que resta algo de fuerza a todo lo que ocurre. Pero los ángulos casi rectos de sus rodillas dan una fuera a sus piernas negras impresionante.

Estéticamente son mucho más llamativos los personajes masculinos que femeninos. Las camisas blancas de puños entallados, los pantalones altísimos, el fajín ajustadísimo, los tacones… Son figuras con una fuerza indescriptible.


viernes, 20 de noviembre de 2020

CLIMAX

Dir.: Gaspar Noé
2018
95 min.

Con frecuencia me quejo de que las pelis podrían explorar más la paciencia y los límites del público. Esta realmente lo hace y en ocasiones creo que los pasa. Por ejemplo el fortísimo episodio de la madre encerrando a su hijo con la consecuente muerte de ambos. Ahí está grabado con tanta indiferencia que abruma muchísimo.

Pero antes de la parte super desagradable e hipnótica han pasado cosas muy fuertes. Por ejemplo empieza con un plano en la nieve que descubrimos que revela el final de la peli. Bien. Después un plano secuencia de una coreografía muy llamativa. Y el plano es larguísimo. Pero podría durar y durar. No hay forma de quitar la atención de ahí. Después más plano secuencia y empieza un trozo maravilloso. Fragmentos muy breves de conversaciones banales donde se nos explica las relaciones de los personajes para lo que va a suceder. Esto dura también mucho raro y aun así no pierde intensidad. Aquí es cuando me explota la cabeza porque después de casi una hora de película aparecen los créditos entre los que se incluye el nombre del director un mínimo de tres veces.

La escena del LSD poco a poco desata una locura con cosas a veces muy desagradables. Sin embargo hay algunos elementos que era lo que llevaba tiempo deseando ver en una peli. La acción de la peli se nos muestra en primer plano y sin embargo detrás de esta hay cosas super alucinantes (en este caso gente bailando) a las que presta nula atención. En general la cámara se mueve sin sobresaltos. El plano secuencia es interminable y miramos cuanto ocurre sin seguir la acción. La cámara se mueve y recoge las cosas caóticas con naturalidad.

Formalmente es genial que las verticales nunca coincidan con los márgenes de la pantalla y esos focos tan pequeños con esa aberración a los laterales de la pantalla.


viernes, 13 de noviembre de 2020

EX

Dir.: George Markakis
2020
85 min.

Película homenaje a la noche berlinesa. Queriendo huir de estéticas de pistas de baile decide centrarse en los baños de las discotecas. De esta manera, la película hace gala de una intimidad con el tema que trata y así evita hacer esfuerzos con su guión para ganarla.

Las personas que vemos pasan la treintena sobradamente y su vida es la noche berlinesa. Quieren creer lo contrario: que su vida los ha llevado a refugiarse en la noche. Cada cual elabora un discurso absurdo y pretencioso acerca de por qué son especiales y por qué la sociedad biempensante les juzga duramente. Lo cierto es que no encontramos ningún relato que nos haga pensar que son juzgados. Por lo contrario, un tipo cuenta que viajó de Beirut a Berlín, donde encuentra una sociedad enormemente abierta y tolerante.

No sé las intenciones del autor. Pero una película que se promulga como un homenaje a estos clubes nocturnos se convierte en una ridiculización de la generación tecno. Recuerda en este sentido a películas de la aristocracia como “La gran belleza”. Esta gente no es lo que uno pensaría como alta sociedad, pero para pagar las ingentes cantidades de drogas que consumen hay que tener un nivel adquisitivo importante. Tenemos por tanto a una generación absolutamente improductiva y que se convencen a sí mismos con discursos rimbombantes de que si ellos dudan de la vida que llevan, es por la sociedad.

Las conversaciones recuerdan mucho a la primera mitad de “Climax”. En esos baños que hacen de confesionarios nadie se escucha. Cada cual lleva su discurso y sí interactúan entre ellos, tienen diálogos, pero no conversaciones. No hay nunca debate, frases vacías. Nunca se juzga a nadie pero porque nadie dice nada en contra de nada. Sólo se habla de sexo, drogas y algún comentario acerca de ser libre. En ese lugar todo el mundo es bisexual, no hay un conflicto ahí. Los baños que se nos muestran están plagados de drogas, nadie se posiciona en contra… Sólo vemos a personajes con mucha más autoestima que las gentes sin vidas que hacen la pantomima.

El único momento de colisión en la película es con el personaje que dice sentir las visitas de su abuela muerta. Aquí la protagonista lo mira con cara casi de miedo. No sólo no comprende lo que dice sino que el tono de su discurso es demasiado deprimente para su generación.

La puesta en escena es maravillosa por lo insistente e insistente por lo limitada. La mayor parte de la acción se desarrolla entre dos espacios dentro de los baños. Uno luminoso, claro y azul donde están los lavabos y espejos y otro oscuro y rojo donde están las cabinas. Aunque lo ronda, no llega a forzarse el sobadísimo contraste entre azul y naranja del cine actual. Me gusta mucho lo saturante que es el bit de la música que suena afuera. Nunca escuchamos música, tan solo el taladrante pulso. Los baños son un refugio pero la fiesta sigue fuera. Me gusta mucho también que las cabinas sean estrechísimas y aun así funcione bien el formato panorámico.

La protagonista se dedica a vender drogas en los baños. Va vestida con un sujetador de arneses, dejando sus pechos al aire toda la película. El desnudo se muestra sin mucha dificultad, pero el de esta chica es el que más aparece.

Algunas cabinas nos interesan más que otras. Por ejemplo odio con mucha intensidad al pseudoartista asiático, histriónico, abusando a todas luces de la paciencia de la protagonista. Pero sobre todo con muchas palabras que no significan absolutamente nada. Como personaje, me recuerda a la artista que aparece corriendo contra un muro al comienzo de “La gran belleza”. Me gusta mucho la cabina donde hay tres tipos alemanes hasta la médula. Uno de ellos con una voz poderosísima recita poesía y canta ópera. Me encanta este lugar. En la zona de los lavabos hay una pareja de transformistas. Una operada de ego infinito y un tipo alto con maquillaje oscuro con una feminidad y erotismo a raudales.

En cuanto a la explicitud de según qué cosas me parece muy poco interesante. Las felaciones quizás resuenen en las personas que conozcan estos locales. Por lo demás no es una imagen muy interesante la que da el sexo en un lugar tan pequeño. Sí es algo más fuerte la imagen de la protagonista con las medias absolutamente rotas por los dedos del tipo que la está penetrando. También se consigue una buena imagen con la asiática que tiene un orgasmo con un cuerpo abalanzado sobre la cámara justo en un momento de cese del bit.


viernes, 6 de noviembre de 2020

SOLARIS

Dir.: Andrei Tarkovsky
1972
165 min.

A veces parece que quienes se dedican a la ciencia ficción deban pagar una pena dando un mensaje trascendente a su historia. Parece que compiten por quién cuenta una historia cuyo significado se aleje lo máximo posible de los hechos materiales que narra. No diré que las reflexiones aquí expuestas sean vacuas pero desde luego hay muchas de ellas que necesitan una exposición mucho más profunda y sobre todo detallada.

Solaris es un planeta con consciencia. Replica lo que aprende de las mentes de los humanos que se le acercan. Así mismo parece verse alimentado cuando los humanos creen lo que Solaris genera. Sin embargo nunca se explica muy bien este mecanismo. Desde muy al principio se nos explica que todos los espejismos de Solaris están hechos de neutrinos. Esto nos permite descartar que los humanos que genera sean realmente humanos. No se le da mucha importancia pero propone el conocido debate acerca de cuánto debe parecerse un ser a un humano para que se le considere humano.

Aquí se propone un punto de vista no muy recurrente. Las copias de Solaris no son perfectas. En particular son bastante vacías. No tienen recuerdo de una vida pasada y tienen graves carencias emocionales. Por no ser seres vivos cuando mueren, resucitan. Al volver a la vida tienen las heridas de aquello con lo que murieron. Por tanto sus primeros minutos de vida son traumáticos. Esto nos lleva a pensar lo duro que es tener características humanas sin la fortaleza de ser un humano. Por ejemplo vemos la tortura que le supone no ser capaz de dormir.

A nuestro protagonista se le aparece una exmujer suya que murió. Un detalle precioso es que lleva un vestido con un cordón para cerrarlo. Sin embargo no tiene la espalda abierta. La copia que ha hecho Solaris es imperfecta: está basado en las apariencias. Lo único de lo que dispone Solaris para hacer la copia es la imagen que tiene el protagonista.

Sorprende mucho el cambio de la fotografía constante. Las escalas de grises cambian mucho de tonalidad y de contraste. Uno podría pensar que tratan de clasificar distintos estados de conciencia del protagonista. Sin embargo son tantos y muchas veces hechos en momentos tan inesperados que es muy difícil confirmar esto. Está la tentación de considerar lo que está en color el sueño y en blanco y negro la realidad como ocurriera en “El mago de Oz” pero no parece muy viable.

Para crear este ambiente onírico observamos que en todos los paisajes de la Tierra reina la niebla o el humo. Ya en la estación espacial aparece un enano como hace Jodorowsky. Es extraño que se haya llegado a esta convención de que los enanos representan lo onírico. Hay un elemento muy abstracto de peligro que se representa con zumbidos, algo muy propio de Lynch. Además este aspecto rima con la coral desafinada que emana del monolito de “2001: una odisea en el espacio”.

Se ve también algún paralelismo con “El espejo” de Tarkovski. En particular me refiero al momento de ingravidez que nos recuerda a la mujer durmiendo varios metros por encima de su cama. También al aspecto contemplativo de la última escena con ese trasunto de planeta Tierra. Ese plano con su padre en su casa mientras le caen cascadas dentro de su cocina es muy poderoso. Solaris ha intentado reproducir lo mejor que ha podido la lluvia que él recuerda del último día en la Tierra. Lo que consigue es un mundo helado por influencia del cuadro de nieve que cuelga del salón de su casa. Sin alma, vacío. Aun así el protagonista llega a él casi como un hijo pródigo.

La estación espacial tiene un fuerte componente estético. Tiene la decadencia de las planchas de metal rotas o abolladas. Muchas cosas tiradas por el suelo. Ese par de neveras torcidas en un pasillo circular. Y ese rojo de las predes interrumpido por los colores metálicos de los ordenadores. Es un escenario menos impresionante pero más rico que el de “2001”.

Se menciona mucho a Tolstoi y se lee un par de frases de “Don Quijote de la Mancha”. A Cervantes sin embargo no se le cita. Se habla del sueño y su semejanza con la muerte. Vivir una fantasía es estar muerto. La expresión cadavérica del protagonista al entregarse por completo a la visión generada por Solaris así lo confirma. Casi recuerda al Jack Nicholson de “El resplandor”.

Uno sólo ama lo que puede perder. Por eso nunca podemos amar a la humanidad. Con los viajes espaciales este punto adquiere una nueva dimensión. Si la humanidad se enfrenta a otra cosa, en este caso a los humanos de neutrinos, aparece un amor no ya a lo que parece humano sino a lo que lo sea genuinamente. Este punto sin embargo queda sin mucha explicación. Como esta reflexión, muchas otras a lo largo de las casi tres horas de película. Esto en muchas ocasiones nos aleja mucho de lo que se está hablando ya que se pone una barrera intelectual insalvable.


viernes, 30 de octubre de 2020

EL PROCESO

Dir.: Orson Welles
1962
118 min.

La novela de Kafka genera un ambiente onírico, acumulativo y confuso muy único. Me alegra que la adaptación no haya normalizado ni un ápice cuanto transmite la novela. No se privan de nada. Anthony Perkins es una suerte de Kafka con mucho más atractivo. Los extrañísimos elementos de la narración se presentan como enviados por algún ser divino contra el cual no se puede uno revelar.

El señor K es tremendo en su habitación. El techo es bajo y él es alto. Las posiciones de la cámara de Welles son la última pata para el trípode que consigue mostrarle tremendo. Esto contrasta con lo pequeño que resulta ante las enormes entradas del órgano jurídico. Lo primero que vemos en su habitación es una puerta en una perspectiva imposible que la sitúa en el centro del plano. En un plano secuencia se empieza a llenar la habitación de inspectores. Es hipnótico el detective de mirada intensa a la nada y con preguntas tremendamente molestas. Hay que decir que en el libro queda claro que el señor K es inocente. Aquí hay un aire de misterio a su alrededor que no nos permite descartar que esté envuelto en algún tipo de conspiración.

El caso es que todo está traído a la pantalla de forma magnífica. La oficina llena de gente en escritorios. Trabajando sin levantar la mirada, con el estruendo de las máquinas de escribir tecleando. Los espacios abiertos gigantes que se recorren como si fuera perdido. Ese cuarto donde se castiga a los inspectores encargados de su caso. Esa azotina ocurre exactamente igual que en el libro. Entiendo que un visionado de alguien que no conozca el libro puede sentir que se ha perdido algo. Es maravilloso cómo salen unos alaridos de ese cuarto y cuando el señor K se asoma a ver qué está ocurriendo los torturados le muestran con orgullo el esparadrapo en el que se van a tapar la boca.

La casa del abogado interpretado por Orson Welles es otra maravilla. Como muchos otros escenarios está lleno de metal remachado, cristal… Todo es un ambiente muy industrial, recuerda en este sentido a la Filadelfia de “Cabeza Borradora”. El plano más parecido a esta película es este donde vamos a una mujer con una pierna mecánica arrastrar un pesadísimo baúl. Oímos de forma maquinal su pierna chirriar. También nos viene en mente el plano culmen de “El verdugo” por los enormes muros desnudos. Los planos de las escaleras de esta casa pueden evocar también las escaleras de Escher. La casa iluminada con velas que se derriten goteando por las paredes, los destellos de los rayos del exterior, unos rayos indisimuladamente artificiales.

El juego de seducción con la enfermera es muy loco por lo enfermizo. Seduciendo a los clientes para que se mantengan en el juego jurídico. El abogado gritando a sus clientes a pesar de que son conscientes que están en el fondo de la pirámide jurídica. Cuando el señor K busca a la mujer por toda la casa es precioso cómo aparece entre unos espejos. Con sólo sus ojos ya ha ganado a la cámara y al espectador. El elemento de las membranas interdigitales y ese retozar entre papeles del abogado.

Igualmente es muy loco el momento del pintor de juristas. Cómo su ventana da al órgano jurídico y cómo las niñas miran a través de los tablones de madera de su ridícula casa. Las paredes serán de madera, pero las escaleras que llevan hasta ahí son del metal modernista del resto de la película. Incluso se ve una iglesia, con su cura desde un púlpito, con columnas remachadas.

No recordaba la historia que se cuenta al principio de la película. Esto casi rima más con la novela de Kafka “El castillo” donde un hombre pretende entrar a una organización. Estas ilustraciones son impresionantes por lo mucho que se apoyan en las luces para perfilar a los dos personajes. La historia por supuesto gana fuerza con la poderosísima voz de Welles. Cuando después se menciona explícitamente en la trama se genera una especie de ruptura de la cuarta pared rarísima. El señor K delante de una pantalla blanca sentenciando que conoce esa historia y que sólo quiere deshacerse del proceso. Tremendo momento.


viernes, 23 de octubre de 2020

KING KONG

Dir.: Merian C. Cooper
1933
100 min.

La película es una gran desconocida en muchos aspectos. Concretamente en dos: lo que ocurre en la isla donde capturan a Kong y el significado que se le da al mito de la bella y la bestia.

El guión de la película es un poco pobre. La presentación tiene muchísimo diálogo. Todo cuanto se cuenta es para poner en antecedentes al espectador. Ese diálogo en el camarote de un barco con el director de cine que quiere capturar a Kong es aburrido y rodado con desinterés. La presentación de la chica protagonista es lamentable. No hay quien se crea a ese personaje y la primera vez que la vemos en pantalla robando una manzana es impostado a más no poder.

La primera vez que la película nos seduce es cuando el director le da instrucciones a la chica para rodar el plano en el que ella ve por primera vez a la bestia. Anticipa el monstruo que veremos más adelante. Buena forma de crear tensión. La interpretación de ella no es muy maravillosa pero tiene la misma exageración que lo que veremos cuando por fin aparezca el monstruo.

Lo que ocurre en la isla es una maravilla. Llegan con una niebla terrible que les impide ver nada. Hay un muro gigante que separa un poblado de indígenas de la selva donde vive King Kong. Son unos indígenas muy negros como para ser indios. Ellos tienen una ceremonia en la que periódicamente llevan chicas a King Kong. Las atan a dos pilares y el gorila se las lleva a su cueva. Hay que hacer alguna pregunta. Si la chica no consigue liberarse de las ataduras, ¿cómo se la lleva King Kong? Si esto es algo que se produce con frecuencia, ¿por qué King Kong debe deforestar toda la zona?

Efectivamente el guión es flojo. Hay una victoria de los americanos sobre los nativos casi de vergüenza ajena. Sin embargo desde la llegada a la isla vemos cosas muy llamativas. Los pájaros que vuelan ese cielo son falsos y no hay forma de creérselos. Son de un tamaño rarísimo y su perspectiva y trayectoria de vuelo son imposibles. Los disfraces de mono que llevan los indígenas son increíbles. Es sólo pelo sobre los brazos pero la expresión corporal funciona muy bien. Todo cuanto toca King Kong se convierte al instante en movimiento de stopmotion. ¡Y en la isla hay dinosaurios! Es un animal de la familia del dinosaurio. Con este dato, “Jurasic Park” pierde mucha emoción. Pero hay muchos. Un pterodáctilo, una especie de monstruo de lago Ness anfibio, tiranosaurio… La pelea entre el tiranosaurio y King Kong es maravillosa. Termina con la ruptura de mandíbula del tiranosaurio con gran explicitud. Es cierto que por lo poco realista de ambas bestias no produce rechazo pero se recrean mucho en mostrar cómo se rompe.

Todo lo relativo a los dinosaurios ocurre, obviamente en un fondo falso. Además de que esto se vea claramente, se pierde la perspectiva con muchísima facilidad, es algo mágico. Todos los monstruos tienen una forma de moverse increíble. Es divertidísimo cómo vuelca el primer dinosaurio al recibir una bomba.

Se nota mucho el carácter de animación de feria de la película. ¿Es divertido ver a King Kong pelear con dinosaurios? Repitámoslo. ¿Funciona King Kong masticando humanos? Repitámoslo. Esto le da un gran componente de honestidad a la película. No se puede repetir el momento en el que vuelca un tren, pero sí se ve caer a varios cuerpos humanos. Incluso se repite el momento en el que King Kong se asoma por la ventana mientras escala un edificio. Esta decisión a nivel de guión es lamentable. Pero es precioso ver una película así. Es muy potente el brazo de King Kong metiendo la mano por la ventana.

El asunto de la bella y la bestia no está tratado exactamente como la belleza está en el interior. Ella se enamora de un marinero que la trata mal al principio. El mensaje es más bien el poder de la mujer de serenar a un hombre. Por otro lado le pone una responsabilidad a la mujer absurda. Esto queda sintetizado en la última frase de la peli: No fueron los aviones lo que lo mataron, la bella mató a la bestia. Pero lo que no hay en ningún caso es un enamoramiento de ella hacia King Kong.


viernes, 16 de octubre de 2020

PLAY

Dir.: Anthony Marciano
2019
105 min.

La magia del cine. Todos sabemos que el cine es mentira, que las personas que vemos no son reales: son personajes. Las acciones que vemos no son reales: son un guión… Esta película nos hace dudarlo con demasiada frecuencia. Está presentada con tanto mimo, con tanto amor a sus personajes, tanta naturalidad que creemos todo lo que vemos.

Un niño recibe una cámara de vídeo por su cumpleaños. A partir de ese día graba cuanto le ocurre. El guión es enormemente sabio. Vemos lo que creemos que realmente le resultará de interés a alguien de la edad que representa en cada momento. A ratos nos sorprendemos de que estén grabados algunos momentos dramáticos, pero la película se mantiene en un nivel de verosimilitud que nos impide sentenciar que aquello sea un guión. Por ejemplo vemos al amigo pelirrojo tener un ataque por haber consumido drogas. Dado que es francés, probablemente cocaína. La escena que está grabada en el hospital es posible sólo porque el chico sobrevive, tan sólo pasa una noche hospitalizado. Si hubiera tenido un desenlace trágico, se habría alejado del tono creíble.

El truco se mantiene por el aspecto de película de presupuesto nimio. Al ver según que recreaciones no nos podemos creer que esto haya ocurrido en una película que se base en algo más que videoteca antigua. Según se penetra en el Siglo XXI la calidad de la imagen aumenta cada vez más. Por otro lado la narración adquiere más intensidad e interesan menos los desperfectos de la grabación analógica que pueda restarle potencia a lo que se nos cuenta.

El argumento es muy simple. Pero la película está tan llena de anécdota que hasta el final estamos encandilados con cualquier cosa que se nos cuente. Se atisba bastante pronto que habrá un romance entre dos personajes que están enamorados pero que por acciones de las que no están muy convencidos no terminan de estar juntos. La amistad entre ambos es preciosa. Desde siempre es un enamoramiento. El momento de la nochevieja del año 2000 es demoledor. La abnegación de ella ante el desprecio de su compañero es natural, la ambientación no cambia ni un ápice a su favor. La película simplemente entrega toda su naturalidad.

El personaje derrotado de padre divorciado también tiene una habilidad brutal. Es cierto que la fiesta del cuarto cumpleaños de su hija borracho y rompiendo la tarta es demasiado lamentable para creérnoslo. De todas formas aquí ya estamos cerca del final, ya la película se cuida cada vez menos de guardar el truco. Es graciosísimo cuando pide a su hija que haga un resumen de la película que acaban de ver y cuenta el argumento de “Terminator”.

La música. Usada de manera inteligentísima. El odio natural a “Wonderwall”. Él volviendo de la boda de su amor vital. La conversación de ambos en la pista de baile es maravillosa. Está en su coche y se pone a sí mismo “Where is my mind?”. Referencia imprescindible para un amante de “El club de la lucha”. La música es efectista, es efectiva y es perfectamente coherente por la consciencia del tipo de estar grabándose día y noche. A esto se hace referencia más adelante cuando él sentencia Tengo nostalgia del presente. Este plano resume este concepto: vivir por el recuerdo. Querer hacer el momento lo más intenso posible para tenerlo grabado. Las buenas y malas decisiones del protagonista apenas sufren juicio. Él es el director de su propia película y por tanto están mostradas con la mirada de quien lo está viviendo en ese momento. Nunca nadie considera que esté actuando mal en el presente. Con esa limpieza se muestra todo.

La nostalgia que le da a la casa vacía donde él pasó su infancia. Pretendiendo de forma quimérica tener los recuerdos que tuvo ahí. Repite el plano donde él simplemente se pone delante de la cámara y con un chasquido de dedos desaparece dejando una habitación vacía.

La libertad con la que se muestra la adolescencia. Los chicos llenos de testosterona que quieren entrar a una discoteca y se ponen a reírse del portero a una distancia prudencial. La fiesta donde una pareja de policías canta Slipknot. El cambio radical en sus caras cuando un porro hace acro de presencia. Cuando un amigo trabaja de portero de discoteca y echa a unos pijos de la fila sin motivo para dejar entrar a cuatro matados. Cuando abandona una clase cogiendo el micrófono del profesor… Su recuerdo de adolescencia es una maravilla. No paramos de sonreír en toda esta parte.

Es graciosísimo el gag del tipo soplando el didyeridú ante Notre Dame. La voz narradora dice Podría haber elegido el piano, la guitarra… Es un chiste que aparece con una habilidad extrema. El plano anterior era una reflexión acerca de la eternidad de la fachada de Notre Dame. Nada pretenciosa, sólo lo que cualquier persona siente ante un monumento de tal calado. El plano del músico. Parece algo meramente observacional. Dada la construcción del momento parece que la película quiere que veamos belleza ahí. De repente cae el telón y vemos la realidad que todos pensaríamos con sinceridad.


viernes, 9 de octubre de 2020

CINEMA PARADISO

Dir.: Giuseppe Tornatore
1988
155 min.

El primer plano de la película, quizás por pura simplicidad, es inolvidable. Un mar sobre el que sobreimpresionan unos letreros de neón flagrantes que dicen “Nuevo Cinema Paradiso”. La cámara se mueve hacia atrás y vemos en una barandilla un bol vacío, el plano termina en una mesa con un bol lleno de frutas donde está la madre de nuestro protagonista intentando contactar con él por teléfono. Las interpretaciones que se le da a la rima de los dos cuencos son variadas pero lo que es claro es que este plano nos está hablando de un viaje de vuelta.

La película trata de la nostalgia y la memoria. La vuelta de Salvatore a Giancaldo es la realidad aplastando los recuerdos. Ni siquiera se culpa al progreso de que muera el Cinema Paradiso, simplemente se muestra que nada de lo que recordemos lo encontraremos con la pureza con la que lo conservamos en nuestra memoria. De hecho tampoco se condena la nostalgia: la pone en su sitio. No se juzga a Salvatore por pasar toda una noche soñando con un mundo que ya no existe. Es algo natural, pero cuando vuelvas a por aquello que recuerdas, prepárate para la decepción. Esto solo es posible por el imperativo de Alfredo de no volver nunca al pueblo: todo queda conservado purísimo. De hecho lo único en Giancaldo que conserva la esencia de lo que Salvatore recuerda es su habitación debidamente conservada por su madre, el único lugar donde no ha pasado el tiempo.

De la vida actual de Salvatore conocemos muy poco. Aquí la película peca de simplista. Se refleja el tópico de hombre de éxito que no consigue ser feliz. No tenemos esto último tan claro, pero su madre está convencida de ello y él solo la mira confirmando sus sospechas. Parece que aquí Salvatore desobedece el otro imperativo de Alfredo: hagas lo que hagas ámalo como amabas de niño la cabina de proyección del Cinema Paradiso.

Con respecto a la analepsis: está hecho con una suavidad infinita. Como recuerdo que es todo ocurre sin apenas obstáculos. Morricone consigue unificar todo el relato a pesar de los muchísimos saltos que da. Todo cuanto hay es anécdota.

Desde ese primer momento en misa, el niño recibe una regañina por dormirse en misa mientras hace de monaguillo. El cura dice ¿no te das cuenta de que sin la campanilla no sé seguir? Lo siguiente que vemos es la escena preciosa en la que al cura se lo llevan los demonios mientras hace de censor de la película. Es una maravilla. El niño mirando la pantalla encandilado a través de las cortinas, el gran bigote de Alfredo asomándose por la mirilla de la cabina de proyección, el haz de luz que sale de la boca de aquel león, los papeles señalando el punto exacto donde se debe cortar la cinta… La película está rebosante de detalles preciosos. Aquí se siembra el final efectista y efectivo cuando Alfredo le promete a Salvatore que todos los besos de películas son suyos.

Son preciosas las imágenes de niños asombrados por el cine, muy en la línea de la famosísima imagen de “El espíritu de la colmena”. Todo cuanto ocurre alrededor del cine es precioso. El momento en el que se proyecta la película en la plaza del pueblo como exordio al terrible incendio. El burgués en el palco que escupe al patio de butacas cada vez que aplauden algo con tintes sindicalistas en una película. El tipo que se enamora poco a poco de una mujer del palco, la vida le lleva a él al palco y poco después a los dos y a sus hijos de vuelta al patio de butacas. Los analfabetos del pueblo disfrutando de unas letras que no saben lo que dicen. El vaivén de los comunistas. El hombre que se queda dormido sistemáticamente. Una misma copia de una exitosísima película que debe proyectarse en dos pueblos sincronizando el trasporte de las bobinas. Una mujer que da el pecho durante la película. El despertar sexual adolescente con cualquier resquicio de erotismo que se colara en la pantalla, mostrado sin juicio alguno. La gente repitiendo las frases que conocen de memoria…

El lunático que repite cada vez que hay una pequeña aglomeración que la plaza es suya es muy divertido. Pero es demoledor cuando Salvatore regresa. Todos mirando con gran pena la ruina del Paradiso, reconvertido a cine porno, y alguien muy mayor, con bolsas de plástico murmura sin ningún tipo de emoción: la plaza es mía. Y desaparece entre los coches aparcados. Que hace años estaba loco es indudable, pero en ese momento comprendemos que hace años la plaza era suya… era de la gente.

La historia de amor no me interesa demasiado. La analepsis es un recuerdo. Entiendo que el primer amor es un recuerdo que debe tener un gran peso. Pero realmente es una historia muy típica, con el punto irreal de la espera de muchas y muchas noches, con el punto obsesivo de “Big Fish”.

La escena final de los besos con un montaje estupendo, con gran daño en la imagen, con los ojos de Salvatore empapados, la música que vuelve a coger fuerza a cada repetición… esa escena es la que más queda en la memoria y es lógico. Es muy efectiva a la vez que sencilla, por otro lado una declaración al cine. Sin embargo creo que uno de los momentos más demoledores se produce unos pocos minutos antes, Salvatore acaba de volver a Giancaldo y su madre le dice:

— Estarás cansado del viaje.

— No, es solo una hora de avión.

— No me digas eso… No después de tantos años.


sábado, 3 de octubre de 2020

MEAN GIRLS

Dir.: Mark Waters
2004
97 min.

Estadounidense en el peor de los sentidos. Recoge la tradición, quizás la sublima, de todas las películas de instituto. Aquí hay una doble repercusión: formal en tanto que el guión es enormemente simple; pero también argumental ya que todo cuanto ocurre resulta distante. Quizás a un alumno de instituto estadounidense le fascine esta película, pero cualquier otra persona debe sentir a la fuerza gran distancia hacia ella.

Hay algo de desfase en esta película que la diferencia de otras de este subgénero. El componente sexual es mucho más alto de lo que se acostumbra. Los pechos de las cuatro protagonistas son una constante en la película. Esto genera bastante incomodidad. Como es habitual, a las alumnas de instituto las interpretan actrices de mayor edad que la que la película nos promete. Hay aquí una dualidad entre unas tetas de chicas pechugonas y la convención de que son adolescentes. De alguna forma parece una traducción del sexo testosterónico de “American Pie” a la feminidad que desprende esta película.

También está ida de madre en un buen sentido la casa donde vive la lideresa de Las Plástico. Esa mujer absolutamente loca y obsesionada con la juventud, envidiando a su hija desesperadamente. Todo rosísima. Con respecto a esta chica parece que se quisiera hacer un personaje sin ningún tipo de escrúpulo. Ocurre que la maldad a unas escalas tan nimias impide que la veamos como poco más que estúpida.

El desenlace es patológicamente estadounidense. Por un lado la votación para el concurso de primavera para hacer una escala de popularidad en base a nada y recompensa absolutamente nada. Pero no sólo esto: la protagonista se rebela ante este sistema de una forma aún más norteamericana: decide repartir el premio entre todos. En lugar de desvelar el traje nuevo del emperador, lo reparte entre todo el mundo. Pasamos de un gimnasio donde decenas de personas adulan a alguien por nada a un gimnasio donde decenas de personas se adulan a sí mismas por nada.

Ni siquiera es un final feliz. La película trata de convencernos de ello con su banda sonora naíf pero lo que vemos es que la película trata de un mal endémico. Cientos de alumnos con severos problemas sociales vivirán con inseguridades imponiendo un frágil escalafón año tras año que se demolerá si, con suerte, alguien decide atacar más fuerte.

La profesora de matemáticas resultaría inspiradora si no fuera por lo marginal que consideran los estadounidenses esta rama del saber. ¿A quién le gustan las matemáticas? A gente rara. No hablo ya de que deban ser feos (entendiendo por feo el ofensivo caso de indios y chinos); deben ser marginados. Aquí usar inadaptados sociales no haría ninguna diferencia con el resto de la promoción. El concurso matemático donde la protagonista debe contestar una pregunta sobre límites es un poco lamentable. Esa respuesta de el límite no existe no es más que la obsesión estadounidense por pensar fuera de la caja. Queriendo mostrar a la desesperada que la protagonista tiene facultades especiales. Desde luego hay que ser especial para proclamar que te gusta el cálculo sin haber atendido a la clase de límites.

La película es cruel en algunos momentos. No me refiero a un humor negro como cuando una chica en silla de ruedas se lanza a una multitud, cae al suelo y probablemente termine en un traumatólogo, pagado a duras penas. La menos interesante de Las Plástico termina siendo chica del tiempo. Quizás me equivoque, pero aquí veo un ataque muy directo hacia las periodistas climatológicas. No sé si en Estados Unidos su fobia a la ciencia los habrá llevado a que los reporteros del tiempo no sean físicos como debe ser un climatólogo.

Por otro lado veo que la película ha desaprovechado una oportunidad de normalización de la diversidad sexual. Hacen un buen trabajo con el chico que perpetra el ataque a Las Plástico y que está encantado de conocerse. Sin embargo la poca concisión al referirse al lesbianismo de la resentida gótica nos tiene en una bámbola muy incómoda. Al terminar se lía con el chico indio. ¿Quizás quieran reivindicar la bisexualidad? Puede ser, pero no se ha hecho referencia a ella en ningún momento.


viernes, 2 de octubre de 2020

DEATH PROOF

Dir.: Quentin Tarantino
2007
114 min.

Película de Tarantino con dos historias que comparten villano pero nada más. La primera son unas chicas de fiesta y flirtean con un tío que más tarde descubrimos que mata a gente en coche por diversión. El título hace referencia a que el coche está “a prueba de muerte”. Quien se siente en el asiento del conductor tiene garantizado que por muy fuerte que sea el accidente, no morirá.

La primera parte tiene el celuloide estropeado. Se ven machas tanto blancas como negras y a veces salta la cinta o el sonido o los dos. En la segunda, ya no ocurre. La primera parte está ambientada en los 70, y la segunda en el presente (2006). Sin embargo, un cartel en la pantalla nos indica que sólo han pasado 14 meses.

Tiene muy presentes los diálogos que no aportan a la trama, o muy poco. Hay uno en la segunda historia, cuatro chicas hablando un poco de todo. Podemos ver que no todas tienen el mismo grado de relación. Especialmente una que es un poco tonta y al final será la que permita que toda la trama se lleve a cabo. En esa conversación en una mesa redonda están las cuatro chicas sentadas cardinalmente. Es un plano secuencia en el que la cámara gira alrededor de la mesa sin que resulte mareante, la conversación lleva un ritmo mucho más frenético que la cámara y, gracias a Dios es lo que hace que sea digerible para el espectador.

En la primera parte, fundamentalmente son chicas de fiesta. Estamos muy acostumbrados a pelis donde los tíos salen a ligar y a beber cerveza. No es tan habitual que estas mismas situaciones las protagonicen mujeres. Este es el caso. Ellas desprenden erotismo continuamente sin importar con quien estén hablando. Sobre todo en su forma de hablar. Resulta mucho más seductora que el lapdance que antecede al choque mortal.

Esa parte termina con un choque frontal donde el coche a prueba de muerte enciende los faros a muy pocos metros de la colisión. Se repite el choque 4 veces. Muestra qué ocurre a cada una de las ocupantes del vehículo. Cada muerte a lo mejor se muestra en 2 planos como mucho. Es velocísimo.

En la segunda parte pasan muchas cosas guais a lo largo de dos persecuciones en coche. Sobre todo la gran tensión que genera la chica que se ha atado al capó de un coche con cinturones y está a punto de caer en cada embestida del coche anticuado.


viernes, 25 de septiembre de 2020

APOCALYPSE NOW

Dir.: Francis Ford Coppola
1979
153 min.

Probablemente la mayor película bélica. Es soberbia. Es abstracta cuando quiere y muy política. Es la caída de la cordura humana y del Estado que lleva al miedo el sometimiento y la religión. Todo lo que pueda decir de la película es poco y quizás se haya dicho ya.

La construcción de Kurtz es impecable. Obtenemos información escasísima de él. A lo largo de la película oímos cosas, conocemos su entorno, sabemos el miedo que provoca pero muy pocos datos que nos hagan imaginarnos lo que se va a encontrar Willard. Tenemos a los más altos cargos del ejército americano en Vietnam aterrados por ese hombre. Quitándoseles el hambre de roastbeef. La seriedad con la que Harrison Ford trata el asunto permite hacernos una idea de la gravedad a lo que se enfrenta. Pero el mayor punto de terror que genera la película es el celebérrimo ataque a la playa. Esto se acepta por los altos cargos ¿qué le esperaba en el asentamiento de Kurtz? Esta idea de hecho se explicita verbalmente.

Todo lo que rodea al coronel es desmedido. Cuando le vemos bajar del primer helicóptero y repartir cartas entre los cadáveres. Le ofrece su cantimplora a un comunista para que beba cuando le ve que se está sujetando sus propias tripas pero no llega a darle el agua porque se entretiene al descubrir que hay un surfista en su asentamiento. El hecho de que acceda a ir al lugar más peligroso de Vietnam solo porque hay buenas olas para surfear. Las famosísimas valquirias que truenan más que las bombas que caen sobre el Vietcong. El hecho de que consideren caballería aérea, ese toque de corneta que hace que los caballos partan y en lugar de ello se elevan los helicópteros llenando el cielo como ángeles de la muerte. Ese estúpido pañuelo amarillo, las gafas de aviador y el gorro de caballería. ¡Todo el personaje es desmedido! Exigiendo napalm como una forma de sentirse en casa… La frialdad con la que operan los aviones responsables de arrasar todo con napalm es terrorífica.

La escena es terrorífica. Oímos las Valquirias en los helicópteros, sonando por encima de los rotores. Un breve plano de unos niños en el recreo, debilísimos acordes de Wagner. Aún están demasiado lejos para oírlo con claridad, apenas se intuye y el terror se instala en el poblado. Aparecen arrasándolo todo, el imperio americano da rienda suelta a la mentalidad patológica militar. Se acarician los misiles con un cariño nauseabundo. La destrucción es absoluta. El coronel mata y disfruta del mar a partes iguales. En su helicóptero hay tablas de surf en lugar de bombas. Cuando consiguen aterrizar y aún se están cruzando bombas los dos bandos exige a sus hombres que se echen al agua a surfear. Es un hombre absolutamente demente, la guerra se ha convertido en algo tan normal para él que cualquier cosa que quiera hacer se puede hacer durante un combate.

Cuando por fin llega su ansiado napalm el viento cambia de lado por culpa de la combustión y se echan a perder las olas. Entones el surfero profesional utiliza eso como escusa para huir de ese lugar. El coronel se deshace en disculpas. El napalm cambia el viento. No es culpa mía, son las bombas. El barco cae del cielo en un helicóptero y montan la tabla en él. Cuando huyen de ahí, ya en el río deben esconderse del coronel al que se le escucha decir: No os voy a hacer nada, solo quiero mi tabla, sabes que es una buena tabla y son difíciles de conseguir.

De las primeras cosas que vemos de Vietnam es la propaganda yanqui diciendo a una población que apenas entiende media palabra de inglés que ellos les quieren liberar de un régimen comunista. En un precioso montaje se pone a un predicador cristiano, mismo adoctrinamiento. Poder político y poder moral: religioso. Aquí está otra clave, el motivo por el que Kurtz es una amenaza es porque se está saliendo de la senda política del Estado americano. Por otro lado mismo motivo por el que lo estadounidenses deciden combatir el comunismo vietnamita. Esto es algo que se refleja en la cena con los franceses colonialistas. Los franceses son imperialistas, quieren estar en Camboya porque quieren la tierra, quieren vivir ahí. Quieren conquistar. Los americanos tienen intereses muy distintos. Supongo que ese enfrentamiento entre Francia y Estados Unidos ha perdido vigencia a día de hoy, pero el choque es frontal. La escena es muy incómoda de ver por el sol del atardecer que se cuela por las ventanas cegando al protagonista y tiñendo la escena de colores amarillos y rojos.

La guerra es testosterona. Toda la película destila testosterona eso es evidente. El momento de las conejitas playboy es la mayor declaración en este sentido. El decorado del escenario son balas. Balas de punta roja y hacia arriba, la metáfora fálica es evidente. El comportamiento animal de los hombres militares que llevan meses sin catar carne femenina es desviadamente animal y de hecho el maestro de ceremonias los tiene que dispersar con bengalas.

Conforme se acercan al asentamiento la película se vuelve poco a poco más y más abstracta. Todo cuanto ocurre aparece siempre detrás de humos de colores que no obedecen a nada. Los sonidos de guitarras eléctricas son constantes. Notas sostenidas larguísimas y agudísimas, tensión todo el rato. Gran trabajo sonoro con el estéreo para mostrar que la selva los rodea. El puente que separa Vietnam de Camboya es la despedida definitiva de la cordura. Ese tipo negro matando a un hombre que insulta a los yanquis, lo mata con una bengala, lo mata sin mirar, solo lo localiza con el sonido de su voz.

La tripulación del barco cae poco a poco. El mismo barco se va haciendo uno con la selva cuando hay que sustituir el techo de lona por unas hojas de palmera. Los negros mueren como murieron en Vietnam. Son los primeros en caer ante la indiferencia del gobierno americano. Lance pasa toda su travesía drogado. Con la cara pintada de camuflaje. Estados Unidos no solo obtiene población traumatizada sino además drogadicta. Las flechas volando hacia la barca saliendo de la propia selva y él decide jugar con una que le cae cerca. Lance, el tipo de enorme bigote es uno de los descensos a la locura más trágicos. Él que se había alistado para servir a su país cocinando.

Kurtz no alaba a las sociedades primitivas. Que él se haya convertido en el líder se ese poblado es sólo gracias a que es heredero de culturas mucho más ricas y evolucionadas que las de las tribus asiáticas. En su cuarto está la Biblia y otros textos fundacionales de las sociedades occidentales. El mensaje no es tan naíf como una defensión del buen pastor. Él le exige a la sociedad occidental valor. Algo que el reclutamiento masivo americano es incapaz de conseguir. Kurtz condena sin fisuras aquel momento en el que va a un poblado y vacuna a todos los niños contra la polio. Cuando vuelve inmediatamente ve que todos los brazos están amputados. El relato es terrible.

Un militar ejemplar no consigue sentirse realizado con el ejército. El lugar que más gala hace de su meritocracia. Si eres bueno, asciendes. Kurtz asciende claro, pero no se siente satisfecho. Todos los militares a su alrededor no son lo suficientemente buenos para logar terminar con la interminable guerra de Vietnam. Exige soldados de calidad y reprocha a toda una generación de americanos no ser soldados sino turistas. Algo frontalmente en contra de la mentalidad ciertamente perturbadora que se exhibe en “Good Morning Vietnam”.

Si el momento de la aparición de Kurtz está bien trabajado, el momento de su sacrificio es aún más esperado. El pueblo sacrifica a un buey mientras alguien que prácticamente se ha convertido en Kurtz se acerca detrás de él con un arma afilada. Kurtz le ha dejado libre. Él se ha convertido en un Dios. Se explota esta idea aristotélica. Fuera de la sociedad somos animales o dioses. Kurt muere como un animal. El paralelismo entre Willard y Kurtz es muy poderoso. Los planos de ambos con la cara oscura salvo los ojos. Esto lo veremos con mucho menos poder en “Mandy”.

Cuando el sacrificio termina y se marcha de ahí se repite el plano del principio de la película. Willard y el tótem. Al principio de la película Willard estaba al revés. Aquí ambos están del derecho. Ahora están en sintonía. La recreación de los flashes traumáticos son una maravilla. Solo hace falta dos elementos para invocar el horror de Vietnan: un ventilador haciendo las hélices de helicópteros y un cigarrillo invocando el fuego del napalm.